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El casero «extraño» de La Sacedilla

Perfil. Bruno Hernández / El presunto «descuartizador»

La Razón
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Detenido por la supuesta detención ilegal de la inquilina del chalet de su tía –también desaparecidad–, Adriana Giogiosa y sospechoso de haberla matado, descuartizando su cuerpo en el sótano de la vivienda, era conocido como un personaje «raro». Quienes precedieron a la mujer argentina en el arrendamiento de las habitaciones del chalé coinciden en que era un tipo «extraño», que tenía comportamientos poco comunes, como aparecer a deshoras e impedirles acceder a algunas zonas del inmueble, entre las que se encontraba el sótano en el que se halló la trituradora con restos de Adriana y que Bruno mantenía cerrado con llave. Frío y poco colaborador con las autoridades en la investigación del paradero de su inquilina, el joven de 32 años había tenido trabajos ocasionales en una central de alarmas, reparando ordenadores y repartiendo publicidad. Se ocupaba de alquilar cuartos en el chalé de su tía, hermana de su padre que no tenía contacto con el resto de la familia, que, según los vecinos, estaba deprimida desde que hace varios años su hijo se suicidase, sin que este hecho tenga relación con el detenido según indicó la Guardia Civil. Sin embargo, su pariente desapareció poco después de haber puesto el chalé a la venta y los agentes han encontrado un documento en el que supuestamente cede su usufructo a su sobrino. Al parecer, Bruno sufre esquizofrenia y cuando sufría un brote tenía dificultades de convivencia con sus vecinos en Móstoles, donde vivía con su padre.