Trabajo

La edad, símbolo de experiencia o su excusa

Trump, Reagan y Mújica demostraron que la fecha de su DNI no era sinónimo de apatía.

La edad, símbolo de experiencia o su excusa
La edad, símbolo de experiencia o su excusalarazon

Trump, Reagan y Mújica demostraron que la fecha de su DNI no era sinónimo de apatía.

Carmena se ha cansado de la política. Se le intuye, dentro de su agenda de percepciones en el que todo es sonrisa y tratar de tú a las cosas. Presume de jovialidad allá por donde pisa, liderando ese buenrollismo de tercera edad que amenaza con convertirse en moda callejera. Fue llegar al Ayuntamiento y cambiar los cafés por magdalenas, metáfora de un gobierno de cimientos pequeños y estancias superfluas. Lo último ha sido decir que se arrepiente de haberse presentado, que estaba mejor de jubilada, que esa vocación de servicio público que es la política no es lo que pensaba, que si pudiera volvería a su retiro de paseos vespertinos y conferencias para convencidos.

La entiendo. Durante meses le han diseñado la yayo campaña, una especie de retiro dorado para todo candidato en activo, esto es, que tus bases recorran las calles y que encuentren por el camino a activistas entusiastas del cambio, protagonistas anónimos de unas elecciones en el que se sintieron poderosos, aprovechándose de unos adversarios, entre temerosos y suicidas, que basaron su estrategia en el uso y abuso de la edad. Desde entonces, «la abuela de Madrid» reconoce el cargo que el DNI le otorga, trazando el nuevo paisaje diseñado por el renovado tablero social: nuevos partidos con políticos de edad vetusta, viejos partidos que ahora buscan candidatos de DNI digital.

Al final, lo de siempre: la edad como excusa de quienes aún no han asumido la suya. Esa losa del carnet que nos retira del mercado cuando aún somos útiles. En mitad del marasmo en que se ha convertido el Ayuntamiento del Madrid, el debate sobre la cuantía de primaveras de su máxima autoridad no es nuevo en política. Ya le pasó a Reagan durante su reelección en 1984, cuando el candidato opositor, el demócrata Mondale, diseñó torpemente su campaña en torno a la edad del Great Communicator, el hombre que armó ideológicamente a Occidente en el ocaso de la Guerra Fría. Treinta años después, en el mismo lugar del mundo, vemos a un anciano Donald Trump divertirse en el show que la cuna del marketing organiza cada cuatro años, pintando de dólares su rostro y de incertidumbre el futuro del siempre presente viejo sueño americano. Ejemplos que constatan que la madurez no es sinónimo de apatía. Lo demostró José Mújica en Uruguay, cuando siendo casi un ochentero, revolucionó de humildad y mensajes a todo un continente.

Para un político, la edad puede ser un símbolo del deseo del votante, algo que se constata sobre todo en lo relativo a la experiencia (se suelen elegir líderes de voz firme y grave). Consciente o inconscientemente, la longevidad aparece siempre como excusa para atribuir a un político su falta de energía emocional o frescura física, aunque se va diluyendo si el proyecto o los principios a los que se agarra toman el protagonismo de su agenda.

En 2014, un estudio de la Universidad de Londres concluyó que aquellas personas que se sienten más jóvenes que su edad real, viven más tiempo que aquellas que se sienta según su edad o mayores incluso. Carmena no sabemos si se siente vitalmente joven, pero, ha ido generando, por acción u omisión voluntaria, una percepción negativa hacia su persona: los madrileños ya no valoran si es vieja o no, sino si es apta física y mentalmente para el cargo que fue elegida. Políticamente, ya ha empezado a ser una reliquia.