Memoria histórica

Los madrileños se pierden con el nuevo «mapa» de Carmena

Aunque se comprometió a cambiar las placas «antes del verano», el Ayuntamiento aún ultima un protocolo para aplicar en 52 calles de la capital el dictamen del Comisionado de la Memoria Histórica. Plataformas como Google Maps ya han sustituido las nomenclaturas para confusión de mensajeros y turistas.

La calle General Yagüe ya ha cambiado de denominación en navegadores como Google Maps, que ya se refiere a esta vía como calle de San Germán
La calle General Yagüe ya ha cambiado de denominación en navegadores como Google Maps, que ya se refiere a esta vía como calle de San Germánlarazon

Aunque se comprometió a cambiar las placas «antes del verano», el Ayuntamiento aún ultima un protocolo para aplicar en 52 calles de la capital el dictamen del Comisionado de la Memoria Histórica. Plataformas como Google Maps ya han sustituido las nomenclaturas para confusión de mensajeros y turistas.

El Pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó definitivamente a finales de mayo el cambio de nomenclatura de 52 calles en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, decisión que la Junta de Gobierno que preside Manuela Carmena ratificó el pasado 1 de junio. Entonces, el Ejecutivo de la capital se planteaba un calendario para llevar a cabo la sustitución definitiva de todas las placas instaladas en la vía pública. «Antes del verano» es el plazo que se marcaron como objetivo aunque, para engorro de los ciudadanos, no lo están cumpliendo. Los carteles con nombres en discordia como Arriba España, Caídos de la División Azul, General Kirkpatrick, General Mola o Hermanos García Noblejas, entre los 52 que se modificarán para cumplir la normativa, siguen a día de hoy señalizando las calles y avenidas a las que llevan dando nombre cuarenta años. Con lo que quizá no contaba el Gobierno de la capital es con que, como en todo, la tecnología, también en esta ocasión, ha ido por delante de la administración.

Google Maps, la aplicación que utilizan muchos repartidores, taxistas, conductores y viandantes para moverse por Madrid ya incorpora la nueva denominación de las calles creando confusión, retrasos y malos entendidos entre los madrileños. Un problema que especialmente se deja sentir en las zonas de mayor tráfico y donde hay abundancia de hoteles. Así, Cuatro Caminos, el barrio que se levanta a espaldas de la Castellana y que está a un paso de Azca, uno de los centros financieros, es uno de los más perjudicados. En esta zona hay varias vías afectadas por el cambio de nomenclatura que propuso el Comisionado de la Memoria Histórica.

Perjudicados

Las calles Comandante Zorita, General Orgaz, General Varela, General Yagüe y General Moscardó deberían haber visto ya como operarios del Ayuntamiento de Madrid sustituían las placas de las calles por otras con las nuevas denominaciones, algo que todavía no ha sucedido. Los transportistas lo tienen claro. Ricardo, un repartidor habitual de los muchos restaurantes de la zona, explica que se sabe el camino «de memoria sin mirar el nombre de las calles», porque siempre hace el mismo recorrido, pero que «hay gente que no lo hace tan a menudo o que viene a repartir pedidos puntuales y que se ha liado mucho en estos últimos días». Un problema que se repite en otro gremio que pasa muchas horas al volante o al manillar de su bicicleta: los repartidores de paquetes y comida a domicilio. Manuel se dedica a este oficio y explica a LA RAZÓN que «por mucha experiencia que tengamos, uno se marea con este cambio de nombres. Google Maps ha cambiado el nombre de la noche a la mañana y así es un lío hacer bien nuestro trabajo». Las dificultades para el tráfico rodado en esta zona afectan también a las personas que, probablemente, mejor conocen las calles de Madrid: los taxistas. Óscar lleva al volante de su taxi veinte años y afirma que conoce la capital como la palma de su mano pero que «con el cambio de nombres que ha aprobado el Ayuntamiento es muy complicado conducir». «Hay clientes de fuera de la ciudad que no saben que ha cambiado la denominación hace poco, me dicen el nombre nuevo y yo me quedo a cuadros», explica.

En los hoteles de Cuatro Caminos el retraso del Ayuntamiento y la presteza de Google ha causado contratiempos y quejas de clientes. Laura y Joseph trabajan en la recepción del hotel Gran Atlanta y no dudan en asegurar que «los vecinos se quejan y los clientes también. A nosotros nos afecta con los mapas que repartimos, con las tarjetas que elaboramos, con la publicidad y con un montón de cosas». Así, continúan, «es muy difícil indicar a los clientes extranjeros que vienen una dirección de las nuevas. Ellos buscan en Google Maps el nombre de la calle pero no se corresponde con la placa, que es como nosotros les indicamos porque creemos que es más sencillo». Su caso, sin embargo, no es de los peores porque este hotel está en el 34 de la antigua calle Comandante Zorita o de la nueva calle del Aviador Zorita.

Con el mismo problema se enfrenta a diario José, recepcionista del hotel Senator Castellana situado en General Varela o la nueva calle de Julián Besteiro, como aparece en la cartografía virtual desde hace semanas: «Tenemos que cambiar las tarjetas, la gente que viene con las reservas hechas antes de que los mapas virtuales se adaptaran a la nueva denominación suele tener lío con los taxistas», explica.

Los bares también critican el cambio de nomenclatura de las calles. Laura es la encargada de una cafetería de la zona y, entre taza y taza, afirma que «nadie del Ayuntamiento nos ha dicho nada sobre si tendremos que cambiar la documentación». «Por ahora tendremos que cambiar nuestras tarjetas», afirma.

No todos los afectados se quejan del cambio de nombre por sus efectos profesionales o económicos. Los vecinos de Cuatro Caminos lo sufren también, manifiestan, en el plano «sentimental». «El cambio de nombre es horrible, siempre se ha llamado General Orgaz y así conocemos nuestra calle los residentes», dice Ángeles, que además reconoce dolida que «el otro día vino un repartidor y nos dijo que en su navegador ya no salía el nombre de la calle. Lo sabe todo el mundo ya menos los vecinos», se quejó. Daniel y Javier viven en la calle General Varela y creen que «el nombre no debería cambiarse tan a la ligera, además, el Ayuntamiento tiene que centrarse en cosas más importantes».

«No hay plazo»

Preguntado por los plazos en los que las nuevas nomenclaturas, que ya están aprobadas, serán una realidad en las calles de Madrid, un portavoz del Ejecutivo de Manuela Carmena negó ayer que el consistorio tenga una fecha concreta para comenzar con el cambio de placas. En Colaboración con el Comisionado de la Memoria Histórica, el organismo que dirige Paca Sauquillo y en el que Carmena delegó la «criba» de las calles y la selección de las nuevas denominaciones, el Ayuntamiento está elaborando en un protocolo de aplicación de los cambios. Aún no está claro, según las mismas fuentes, si el cambio de nombres de las calles se hará con todas a la vez o si el proceso se llevará a cabo por fases. También está sobre la mesa, añadieron, la posibilidad de otorgar ayudas a los empresarios que tengan que realizar nuevas inversiones para cambiar los nombres de sus negocios si estos se referían a las denominaciones en extinción.