Embarazo

Yo gesto por ti

La Razón
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La población envejece. Cambian costumbres, valores, maneras de vivir. No hay nada nuevo bajo el sol. La maternidad subrogada, una mujer tiene un hijo por otra que no puede, debido a un cáncer u otras razones, no es nuevo pues la humanidad siempre ha adoptado hijos de otros. Hoy en día, se encargan. En algunos países es legal, la mujer, cuyo vientre se alquila, cobra por este concepto. Independientemente de la legalidad –es mejor que esté regulado para evitar abusos–, está el factor emocional. ¿Se puede gestar a un ser humano y, luego del parto, entregarlo sin más? ¿Será fácil desprenderse de ese ser recién nacido después de albergarlo nueve meses? Otro tema, ¿querría yo alquilar el vientre de una mujer a la que no se le mueve emoción alguna? Y, ¿qué hay del que acaba de llegar? El alma queda fuera del ámbito de la legislación. Hace muchos años leí el libro de un psicoanalista francés en el que relataba cómo algunos problemas de sus pacientes tenían su origen en la etapa de gestación. Contaba el caso de una mujer con grandes dificultades para relacionarse con los hombres: su madre había tratado repetidamente de abortarla. También estaba el caso opuesto, el de un hombre que creía que sus padres no le amaban, o sea, que no había sido un niño deseado. Estaba equivocado: en las sesiones de regresión, puedo revivir como su padre acariciaba la tripa de su madre y le hablaba al bebé nonato, o sea, a él.