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Alcanzar la luna

Los viajes espaciales a la Luna quedan muy lejos en el tiempo, pero permanecen como uno de los mayores logros de la historia de la humanidad. Y, como cuenta Alan Bean, uno de los doce astronautas que pisaron la Luna en la nueva campaña de Vodafone, «llegamos a la Luna con una tecnología infinitamente más básica que la que hoy tienes a tu alcance. ¿Qué podrás hacer tú ahora?».

El anuncio, que dura dos minutos y medio, es un excelente ejemplo de esa publicidad que no lo parece, que cuenta bonitas historias que en principio no parecen tener ninguna relación con los productos y servicios que anuncian, pero que pueden llegar al corazón del consumidor y emocionarle. Porque la campaña de Sra. Rushmore está hecha para el lanzamiento de Vodafone One, la nueva oferta de servicios de telefonía móvil, fija, internet y televisión de la marca tras la fusión con Ono, aunque en realidad no cuenta absolutamente nada de ellos. Los recuerdos del piloto del módulo lunar del Apolo XII destacan las grandes dificultades, el trabajo, las prácticas y entrenamiento que debieron superar, los retos que tuvieron que vencer para lograr el éxito, y cómo todo era recompensado cuando pudo caminar sobre la Luna. «Teníamos un sueño, un sueño imposible, pero creíamos en él. Todo lo que viví aquellos días es mucho más de lo que podía merecer. Fue un regalo maravilloso». Por mucho que el anuncio termine diciendo que «El Futuro es One», el sueño que ofrecen las telecomunicaciones hoy día es mucho más prosaico y confuso, como esa oferta desmesurada de canales de televisión por cable que según los datos de audiencia casi nadie ve; o las velocidades teóricamente supersónicas de conexión, que siguen conviviendo con continuos cortes y quedarse en multitud de ocasiones sin cobertura.

Al consumidor le suele dar igual que dos grandes empresas se fusionen sino le supone mejoras reales en el servicio o rebajas de precio. Y, por desgracia, la teórica libre competencia parece encaminada hacia la concentración y el oligopolio de hecho, que termina con precios y servicios controlados por muy pocas compañías. No hay que olvidar que muchos de los avances más revolucionarios, como el WhatsApp o Skipe, no fueron propiciados por esas grandes empresas, pues iban en contra de sus intereses. La Luna no es tan fácil de alcanzar, seguramente queda fuera de cobertura.