Toros

Toros

A la corrida del éxito le faltó el triunfo rotundo

Buena corrida de El Parralejo con un quinto premiado con la vuelta al ruedo en San Sebastián.

Luis David Adame, ayer, en un lance con la muleta, en San Sebastián
Luis David Adame, ayer, en un lance con la muleta, en San Sebastiánlarazon

Buena corrida de El Parralejo con un quinto premiado con la vuelta al ruedo en San Sebastián.

San Sebastián: Segunda de la Semana Grande. Se lidiaron toros de El Parralejo, bien presentados en general. El 1º, encastado, repetidor y de buen juego; el 2º, movilidad y duración sin demasiada entrega el 3º, de buen juego a punto de rajarse; el 4º, de buen juego; el 5º, bravo, repetidor y de gran pitón izquierdo, premiado con la vuelta al ruedo; el 6º, encastado y complicado. Media entrada.

Joselito Adame: de gris perla y oro, estocada (oreja); estocada arriba punto delantera, aviso, dos descabellos (saludos).

Lopez Simón: de grana y oro, estocada baja, estocada, aviso (saludos); pinchazo hondo, descabello (oreja).

Luis Davis Adame: de canela y oro, bajonazo (oreja); estocada (oreja).

«Puntonero» fue un gran punto de partida. El que puso las cosas claras. Otra vida es posible teniendo como partida las alhajas del día anterior de Zalduendo. El de El Parralejo fue toro bueno y luego entramos en los matices, pero acudió al engaño con seriedad, con importancia, con entrega, aunque le faltara un tranquito en el viaje y algo de humillación, ahí quedan los peros que se convierten al unísono en los desafíos del matador. Para Joselito Adame fue a parar y supo lo que tenía entre manos y como tal lo trató. Ligó la faena, sometió al toro, descargó la suerte, de esconder tanto la pierna de salida, tan fea y normalizada costumbre, eso sí le dejó siempre la muleta en la cara para que la media arrancada del toro se convirtieran en tandas ligadas y fusionadas con la emoción del tendido. Tuvo un hilo conductor la faena que encontró en las manoletinas la clausura. La estocada fue el preámbulo a la concesión del trofeo. Se le pidieron dos. Con una engrandecía el premio. Y así quedaba la cosa bien. Fue «Puntonero» el toro presentación de una corrida para el éxito. Serio de cara el cuarto. Y toro bueno. Oficio y tesón puso Joselito Adame, pero los vacíos de técnica resolvían la faena en negativo. Tan atrás se le iba la pierna de salida que el muletazo no lograba esa bocanada de emoción que acompañara a lo auténtico. Sí acompañaba el torero en la faena. Eso ocurría. Transitaba. Pasaba el toreo sin revivir el misterio. Voluntarioso siempre. Y entregadísimo en esa manera de entrar a matar, pero...

López Simón también se llevó lo suyo. El segundo tuvo sus cosas buenas, sobre todo la repetición y duración. No tanto la entrega que era otra cantar. Iba con ese punto de descontrol, como si tirara esa moneda al aire para ver si el torero era capaz de domeñar aquello. En el desafío rondaba la faena, que se le fue larga al torero de Barajas. No nos despegamos del anhelo de encontrarnos con el toreo y entre una cosa y la otra se buscaba Simón.

De bandera fue el quinto, «Rabanito», qué manera de descolgar en el engaño sobre todo al natural. Así nos lo enseñó en una tanda de naturales cojonuda. Iba el toreo embebido por ahí abajo. Lástima que después se perdiera, entre las muchas veces que le tropezó el engaño o que las tandas se desdibujaron a mitad de camino. No era falta de voluntad, sino falta de tino. Una oreja cortó López Simón; la vuelta al ruedo el toro.

Con un bajonazo en toda regla despachó Luis David Adame al tercero. Casi a la vez festejaba el torero el acierto levantando la mano. ¡Cómo si estuviera en el hoyo de las agujas! Tuvo muchas cosas buenas, también. Siempre al filo de rajarse pero queriendo muleta más muleta. Muleta al cuadrado, perseguidor innato. En una faena cortita Luis David logró algún momento de mucho temple y reunión cuando ligó una tanda diestra en muy poco terreno. Momento álgido y final en los bajos. Las zapopinas al sexto le conectaron vía directa con el público. Dos fueron cumbres por los tiempos. Puso banderillas y se ganó a la gente de lleno. No fue tan claro en la muleta el toro, más mirón y complicado. Hizo el esfuerzo Adame. Siempre. Y sumó otra oreja. En la corrida del éxito faltó el triunfo. El triunfo gordo y de verdad que no deja lugar a dudas.