"El bloc"

Poder dinástico

“Desde Alfonso XIII a Juan Carlos I, pasando por la República y por Franco, jamás faltó la familia de Pepote a su cita con el mando”

El ex presidente de la Junta de Andalucía José Rodríguez de la Borbolla (d), junto al consejero de la Presidencia, Elías Bendodo
El ex presidente de la Junta de Andalucía José Rodríguez de la Borbolla (d), junto al consejero de la Presidencia, Elías Bendodo.Agencia EFE

El poder, al cabo, es casi una emanación divina que precisa de liturgias y escenificaciones. Por eso tranquiliza, en esta infausta era de los populismos, la fotografía remitida esta semana a los medios por el aparato propagandístico de la Junta, retrato de poderosos tan elocuente como el que le hizo Goya a Carlos IV junto a su vasta Familia Real. Elías Bendodo, de verde corporativo ataviado, intercambia papeles con José Rodríguez de la Borbolla, un señor tan conservador que aún se permite pasear en verano en guayabera pero que se enfundó para la ocasión en un impecable terno azul. He ahí el estricto cumplimiento del rito. Algún facha irredento pensó que ya le gustaría al virrey malagueño ser la mitad de derechista que el ex presidente sevillano, eslabón penúltimo de una estirpe centenaria de gobernantes: desde Alfonso XIII a Juan Carlos I, pasando por la República y por Franco, jamás faltó la familia de Pepote a su cita con el mando. ¡Vénganle a esta gente podemitas y voxeros con el cuento de la revolución o el cambio de paradigma! Tuvieron a bien los próceres posar delante de uno de los símbolos del 28-F, el mítico pizarrón donde se anotaron los resultados del referéndum de autonomía y alguien ordenó desvaír el porcentaje de abstenciones de Almería, estratégicamente desenfocado, que habría impedido la aprobación del Estatuto. Una reescritura leninista de la historia en toda regla, para que las nuevas generaciones no tengan memoria del retorcimiento normativo al que se vieron obligados los señoritos de 1980 por nuestro bien, siempre por el bien de la asilvestrada gañanía. ¿Qué sería de nosotros sin sus desvelos? Conviene de vez en cuando solidificar esta realidad, cada día más líquida, con una capa de inmutabilidad dinástica.