Tribuna

Hay luz al final del túnel

“Sin vacunas no hay paraíso, no existe otra solución, tan simple y compleja a la vez”

Una sanitaria vacuna a una mujer en la primera jornada de vacunación ante la Covid-19 en el Estadio de La Cartuja de Sevilla
Una sanitaria vacuna a una mujer en la primera jornada de vacunación ante la Covid-19 en el Estadio de La Cartuja de SevillaMaría José LópezEuropa Press

La situación económica generada por la crisis sanitaria nos sitúa en un escenario económico cuando menos complicado. Estamos inmersos en la cuarta ola, con nuevas cepas y lentitud en las vacunaciones, que afectan gravemente a una economía como la andaluza con poca industria y mucho turismo, que requiere de mucha movilidad y contacto social, lo que precisamente ahora se ve limitado. A eso unimos un tejido empresarial con muchos autónomos y pymes de pequeño tamaño con graves problemas de solvencia, esclavos de los ERTE y sin saber si en el futuro van a poder cumplir con el compromiso de mantenimiento de empleo a que se comprometieron cuando se acogieron a los mismos. A esto debemos añadir, que en clave nacional, tenemos unas finanzas públicas bastante tocadas, con un importante déficit estructural y una deuda pública muy elevada, lo que complica las posibilidades de recuperación, porque no debemos olvidar que a finales de 2019 ya la deuda pública de nuestro país era del 95% del PIB y los economistas, sin que nos hicieran mucho caso, veníamos advirtiendo del peligro que ello suponía, ya que el elevado endeudamiento iba a condicionar las políticas fiscales necesarias para ayudar a la recuperación económica, como así ha sido. España por sí sola, no habría podido afrontar esta crisis, pero gracias a Dios, Europa nos tendió la mano. ¿Qué habría pasado si Europa hubiese actuado de forma análoga a como han actuado los clubes de la fracasada «Superliga» para «salvar el futbol»? Muy sencillo, España se habría quedado fuera de las ayudas, porque no estamos en la élite económica. Solidaridad y no egoísmo es lo que nos permite progresar.

El escenario descrito con anterioridad, conocido por todos, es el que es, y ahora toca salir del mismo y en la medida de lo posible no cometer los errores del pasado. De lo primero estoy convencido de que saldremos adelante, no sin esfuerzo y solidaridad, aunque no tanto de lo segundo, ya que nuestro país necesita de unas profundas reformas estructurales, como se nos viene exigiendo desde Europa, y no sé si nuestros representantes públicos están decididos a acometerlas. Para comprender el problema, un dato, en 2019, situación prepandemia, España creció en torno al 2% y el déficit público lo hizo también por encima del 2,5%. En definitiva, a pesar de nuestro crecimiento, el déficit aumenta y para solucionar este déficit estructural, el recurrente recurso de nuestras administraciones es la subida de impuestos, ¿alguien se ha planteado si por la vía de reducción del gasto se alcanza el mismo objetivo?

Volviendo a la economía andaluza, ¿y ahora qué?, es lo que recurrentemente nos preguntan a los economistas. En el corto plazo la respuesta es muy sencilla, sin vacunas no hay paraíso, no existe otra solución, tan simple y compleja a la vez. La economía de nuestra tierra se basa en la movilidad, y si ésta se limita, nuestro modelo económico se ve seriamente afectado, por lo que, hasta que no alcancemos esa ansiada inmunidad que permita a las autoridades sanitarias eliminar las restricciones de movimientos impuestas actualmente, difícilmente superaremos la crisis económica. Pero es que, además, de todos es conocida la importancia del sector turístico en nuestra comunidad, y la importancia de la campaña estival en la cuenta de resultados del sector, por lo que, no es sólo alcanzar esa inmunidad, sino hacerlo cuanto antes, porque de lo contrario habremos perdido el año turístico. Así que ahora, las administraciones deben centrar todos sus esfuerzos en la vacunación de la población.

Pero no sólo debemos pensar en el corto plazo, sino igualmente en el medio plazo y aquí los esfuerzos se han de centrar en el mayor y mejor aprovechamiento de los fondos Next Generation en nuestra comunidad. Esta ingente cantidad de dinero que vamos a recibir de Europa, debemos aprovecharla para dos cosas, de una parte, cambiar nuestro modelo productivo, viejo mantra, y de otra converger con el resto de España y Europa. Nuestra región tiene importantes fortalezas destacando la posición geográfica, al igual que un enorme potencial en el sector de las energías renovables donde debemos situarnos a la cabeza de Europa, y todo ello sin olvidar el pujante sector agroalimentario, sectores éstos, entre otros, que debemos potenciar.

Converger es igualmente importante, la renta andaluza sigue siendo el 75% de la renta nacional desde hace 20 años, desde 2009 no bajamos del 20% de paro, con diferenciales de siete puntos de media con España y si todos avanzamos al mismo ritmo, siempre estaremos en el vagón de cola, por lo que Andalucía para reducir esas desigualdades necesita un dinamismo superior al resto de comunidades ya que parte de una situación de desventaja competitiva. De ahí que el reparto de los fondos Next Generation, no deba hacerse con criterios políticos, sino con criterios de solidaridad, ayudando más a aquellas comunidades que más lo necesitan para reducir la brecha interterritorial.

Andalucía en la actualidad goza de una estabilidad política que debe generar confianza al inversor, con rigor presupuestario en el cumplimiento de las reglas de déficit, gasto y deuda, algo que no acontecía desde hace seis años, y ello sin duda, sienta las bases del futuro para atraer inversiones a nuestra tierra. Sin ir más lejos el pasado mes de febrero se crearon en Andalucía 1.458 empresas, situando a nuestra comunidad como la quinta en creación de sociedades mercantiles. Se avistan brotes verdes al final del túnel.

Francisco J. Tato Jiménez es Presidente del Consejo Andaluz de Economistas y Decano- Pte. del Colegio Prof. de Economistas de Sevilla.