Grecia
«Crowdfunding» para saber cuándo regar
Un grupo de emprendedores busca financiación colectiva para su dispositivo pensado para cultivos caseros.
Un grupo de emprendedores busca financiación colectiva para su dispositivo pensado para cultivos caseros. Esta fórmula de donación crece a un ritmo del 144% anual en Europa.
Más de uno quizá se haya planteado tener su propio huerto en casa y lo único que le hace cambiar de idea es la propia ineptitud a la hora de dar a cada planta el agua que necesita sin secarlas ni ahogarlas. En eso debieron pensar Javier Survire, José Manuel Carnero y Francisco García, los tres jóvenes emprendedores que están detrás de Growiti; un dispositivo para detectar y saber exactamente cuándo necesitan agua las plantas. El aparato se basa en un sensor que detecta la humedad de las macetas y que se coordina con el smart phone gracias a la tecnología NFC, la misma solución de comunicación inalámbrica que utilizan los sistemas de pago con móvil y otras soluciones contactless (y que se basan en campos magnéticos).
«El propio teléfono alimenta al sensor de la maceta cuando se acera a él. De esta manera, lo único que hay que hacer es enterrar el sensor, cuando se acerca el móvil con la aplicación de Growiti, el dispositivo se activa y manda los datos de humedad de la tierra. La aplicación cuenta con unos algoritmos que tienen en cuenta la información del sensor y cruzan datos con las previsiones meteorológicas, de manera que indica la cantidad de agua que necesita la planta y hace una predicción de cuándo habrá que volver a regar en los próximos días. La primera vez que se conecta, hay que introducir los datos de la planta, para que la aplicación tenga en cuenta qué especie pertenece», explica José Manuel Carnero.
No es el único dispositivo que existe en el mercado, aunque la gran diferencia con otros aparatos es que los existentes se dirigen a un público profesionalizado y dedicado al cultivo de grandes extensiones, mientras que Growiti busca ser la alternativa sencilla para el cultivador doméstico, también por el precio. Frente a los cien dólares de los profesionales, el sensor de Growiti sale al mercado por un precio total de 15.
Su solución, que cuenta ya con un primer prototipo, es consecuencia de las preocupaciones de estos tres ingenieros, quienes en un principio se plantearon con qué posibilidades contaban para obtener financiación. Su objetivo es contar con 5.000 dólares que les permitirán crear toda la línea de fabricación industrial. Y aquí reside la segunda novedad del sensor, ya que han optado por buscar dinero a través de crowdfunding, es decir, con una plataforma de financiación colectiva. En este caso Indiegogo. Las razones son varias: «Lo primero es que es una forma sencilla de testear al usuario y saber si el producto interesa. Otra cosa importante es que una plataforma internacional como esta te da más difusión. Cuando planteamos canales más tradicionales vimos que había interés pero que la inversión nunca se concentraba. Ahora nos llegan inversores de todas las partes del globo», continúa Canero.
Las historias de crowdfunding ocupan cada vez más espacio en el mundo de la financiación. Se ha solicitado desde un rescate paralelo para Grecia, hasta dinero para salvar así en general el planeta por unos 10 dólares, pero ¿cómo se está encajando esta nueva fórmula con la protección del medio ambiente y las energías renovables? «La mayor parte de lo que circula por estas plataformas es de eco diseño, es decir, dispositivos como este o aparatos. Mientras que de investigación hay muy poca cosa», explica Santiago Hernández Socorro, gerente y consultor de gestión ambiental y crowdfunding en Ecocrowdfunding, una agencia especializada en proyectos medioambientales. Para los investigadores, por cierto, existe la plataforma precipita.org, especializada en investigación que ya ha conseguido 194.000 euros en donaciones. Es la apuesta por la financiación alternativa de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt).
Para quien quiera buscar financiación ha de saber que «lo importante es contar con una comunidad detrás y tiene que ser un proyecto concreto, que cuente con un logotipo incluso. La primera semana se recomienda haber alcanzado más o menos el 30 por ciento de lo que se quiere recaudar y eso sin tener una comunidad de apoyo detrás es difícil. Las estadísticas de Kickstarter por ejemplo, afirman que entre el 78 y el 80 por ciento de la campañas que se presentan consiguen recaudar lo que pretendían. En la plataforma Verkami hablan de un 70 por ciento», puntualiza Hernández.
Es evidente que hay una explosión de crowdfunding. Según datos de la Asociación Española de Crowdfunding, en 2014 en España el mercado alcanzó los 62 millones de euros, frente a los 19 del año 2013. El primer estudio comparativo integral paneuropeo de la financiación alternativa producido por la Universidad de Cambridge habla de que el mercado europeo creció en 2014 un 144 por ciento hasta alcanzar los 3,000 millones de euros, mientras que se espera que en 2015 supere los 7.000 millones. Otra prueba de ello es la aparición desde principios de este verano de la plataforma Kickstarter en español.
Sin embargo, el volumen que de ello ocupa el sector «verde» no se conoce porque no se dispone de estadísticas oficiales ni estudios y a veces falta hasta una clasifiación clara en las plataformas «A nivel medioambiental en España todavía no hay mucho movimiento y hay clasificaciones que no están claras. Por ejemplo, quien busca financiación para un documental de naturaleza, está incluido en la categoría de audiovisual. Por lo de momento es difícil elaborar estadísticas», afirma Hernández.
Seguridad para donantes
De la comunidad, de la presentación y de lo concreto del propósito de la recaudación también depende el encontrar inversores, que en esto del crowdfunding hacen un pequeño acto de fe, aunque con matices. Las plataformas también ofrecen cierta seguridad a quien pone dinero. Primero porque se basan, la gran mayoría en recompensas. Es decir, que el dinero que se envía a los responsables de la campaña, viene de vuelta en diversas formas. En este caso, para aportaciones pequeñas de un dólar se ha establecido un fórmula de agradecimiento, mientras que si la donación alcanza los 15 dólares, el inversor contará con un sensor en su casa cuando esté terminado. Además, otro detalle importante es que la mayoría de las plataformas no hacen efectiva la donación hasta que no se alcanza la cifra fijada. Si cuando llega el plazo de final (que se fija en 40-60 días máximo) no se ha conseguido el dinero que se pedía, se devuelven las cantidades a los inversores. Y las aportaciones medias, según Kickstarter, rondan los 38 euros.
Parece que el mercado se mueve hacia esta forma de financiación colectiva, aunque los españoles, según afirman los encuestados, aún nos cuesta adaptarnos a estas fórmulas de inversión.
✕
Accede a tu cuenta para comentar