Incendios

«No se puede seguir cortando sólo el 40% de la madera que crece»

«Los bosques no sólo pueden ser para visitar y proteger. Si se cortase el 60% de lo que crece, el sector forestal aportaría un 0,3% al PIB, lo que generaría 10.000 empleos directos y permitiría reducir la densidad de los bosques. Y se talarían árboles jóvenes, que son menos resistentes al fuego»

Eduardo Rojas/ Ex subdirector general del Dto. Forestal de la FAO
Eduardo Rojas/ Ex subdirector general del Dto. Forestal de la FAOlarazon

«El monte tiene cada vez más carga de combustible. No basta con hacer cortafuegos, hay que saber cómo está el paciente»

El martes la comisión electoral del Colegio de Ingenieros de Montes decidirá si aprueba los tres programas que se han presentado. El ex subdirector del Departamento Forestal de la FAO y profesor de la Politécnica de Valencia podría convertirse en decano, ya que lidera una de las candidaturas con mayor solvencia a tenor de los profesionales que la integran. Dígame tres objetivos de su candidatura.

-Hay objetivos externos e internos, porque los ingenieros de montes tenemos una responsabilidad especial por el medio natural y su población. La primera es vertebrar al sector que está bastante disperso. Ahora hay una buena oportunidad por las circunstancias políticas porque, se repitan o no las elecciones, no hay ni habrá mayoría absoluta y una situación parlamentaria más fragmentada hace más fácil el diálogo. Y además, tras el Acuerdo de París, hay que ir a una economía baja en carbono, donde el rol de los bosques es y puede ser clave. Esta reflexión está siendo liderada por países desarrollados muy forestales, como los escandinavos, Austria o Canadá, pero en el sur de Europa está más difuminada y creemos que España tiene potencial para liderarla y adaptarla a nuestras circunstancias porque los bosques no sólo pueden ser para visitar y proteger. El segundo aspecto es la comunicación. Tenemos cada vez más bosques y la opción de abandonarlos no es lógica y además tenemos la espada de Damocles de los incendios y por lo tanto hay que comunicar para que se entienda que la gestión forestal no es un crimen, sino un beneficio. Y la tercera tiene que ver con el proceso de Bolonia. Por un conflicto con una ingeniería, no se aplicaron los grados generalizantes y los másteres especializados. Esto hace que nuestras universidades no puedan competir ni atraer estudiantes de otros países porque no es homologable. El Gobierno que salga tendrá que abordar los errores, éste último no ha podido hacerlo porque era la fase de implementación. En nuestra candidatura tenemos tres profesores de universidad y profesionales vinculados a centros de investigación, por lo que estamos preparados. Luego están los temas más internos de promoción del mundo profesional.

-¿Cuál es la tasa de desempleo?

-Entre los colegiados hay un 5% de desempleo. De todo el sector es más complicado porque a nivel de operarios la fluctuación entre diferentes ámbitos es muy amplia.

-¿Qué proponéis para cuando se cree el Consejo Forestal Nacional?

-Si conseguimos la confianza de los compañeros, queremos crear una mesa organizada por el sector. Es importante para que esa mesa de la Administración recoja a todos los agentes, porque de lo contrario dependerá del color político. Y por otro lado, hay temas que se necesita primero llegar a un consenso y en eso puede ayudar el Colegio.

-Este año es el 50 aniversario del primer Mapa Forestal de España. ¿En qué ha cambiado ese mapa desde entonces? ¿Más árboles, pero menos diversidad o peor calidad?

-Entre 1900 y hoy la superficie de bosques se ha duplicado. El Mapa está a mitad de camino, en un momento álgido de repoblación forestal pero también de recuperación por abandono rural. De hecho, últimamente ha sido mucho más la expansión espontánea que la repoblación. Y cuando hay una expansión de la masa forestal hay más incendios. Por ejemplo, después de la Guerra Civil como la gente volvió al campo, a cultivar en los sitios malos, sacar leña y madera, prácticamente desaparecieron los incendios durante 30 años. En los años 50 la gente volvió a la ciudad y a los 20 años volvieron los incendios. Los incendios son una señal. Si se quema algo es porque lo hay. Tenemos mucho más bosque y pensar que hemos perdido calidad no es técnicamente correcto porque se está muchas veces pensando en el bosque que hipotéticamente había antes del ser humano. La realidad es que respecto a lo que había hace 150 años cuando empieza la profesión forestal en España los bosques están hoy mucho mejor y hay más biodiversidad. Si hay un problema con una especie es porque se ha perdido el paisaje agroforestal, que es una agricultura extensiva con arbustos y una parte de bosque. Al final, por abandono de lo agrícola, el espacio forestal ha crecido con matorral y árboles jóvenes, lo que ocurre es que esas masas son muy proclives a incendios. Con lo cual o las gestionamos para que cuanto antes maduren y si se quemasen tenga capacidad de brote o repoblación por semillas y consuman menos agua –el agua que cae en masa densa se pierde casi toda– o pasará el fuego. No vamos a perder bosques porque no hay ninguna causa de deforestación, y, salvo que el fuego sea muy repetitivo, va a volver a ser bosque, pero vamos a perder 50 años estúpidamente por no haberlos gestionados. Ése es el reto que tenemos hoy. Y luego hay zonas, como en Cataluña, Mallorca e Ibiza, donde se está viviendo en medio del bosque. Tenemos una interface urbano forestal que nunca hemos tenido y esa frontera es muy peligrosa. No queremos que haya más montes que por inacción se expanden, ojalá en muchas zonas se pudiese mantener la agricultura.

-Cuando se acerca la temporada de incendios se pone el acento en la falta de planes de gestión.

-El problema es que estamos invirtiendo al menos tres cuartas partes del dinero que destinamos al espacio forestal en incendios, y sólo una cuarta parte a la salud del paciente. No hablamos sólo de prevención estricta, hacer balsas de agua y mejorar la accesibilidad está muy bien, pero lo importante es saber cómo está el paciente. Es más ineficaz poner más hospitales, que invertir en la salud de las personas. Aquí lo mismo, si lo único que hacemos es hacer cortafuegos, poner muchos vigilantes, pero el monte tiene cada vez más carga de combustible, al final se van a producir los grandes incendios, porque el monte tiene más biomasa sin gestionar y con menos gente viviendo de eso, por lo que el riesgo es mayor.

-Hay 7,4 millones de hectáreas forestales públicas en su mayoría desaprovechadas. ¿Cómo fomentaréis los aprovechamientos de leña, resina...?

-Primero haremos esa función de la vertebración del sector. Un ejemplo, el principio de sosteniblidad aplicado a lo forestal es que no se corte más de lo que crece, algo que hicimos a lo largo de nuestra historia por necesidad. Ahora nos hemos pasado tanto de rosca que somos uno de los países europeos que menos aprovecha. Se corta menos del 40% de lo que crece. Es como si en una explotación ganadera nacen 100 terneros y sólo se sacrifican 20 o 30, al final no van a caber. Si subiésemos del 40% al 60%, que son 8 o 10 millones de m3, eso aportaría en términos de PIB el 0,3% que en un sector pequeño no es nada despreciable y reduciría en un 10% nuestra importación de petróleo en términos de calorías. Además, generaría 10.000 empleos directos. Y como se trata de árboles pequeños, las operaciones de clara permitirían reducir la densidad, y por ende que llegue más agua al suelo. Además, si los árboles son más gordos en caso de incendio, su tronco no se quema, con lo cual tendremos bosques más resistentes a incendios que tendrán más copa, más semillas y podrán regenerarse mejor si hay un incendio. Es lógico hacer estas operaciones. Otra cosa sería cortar entre un 70 y un 80%.

-¿Cual es el PIB actual del sector?

-Un 1%, y ese incremento del 0,3% se conseguiría sólo con productos de menor valor para combustible y como biomasa. Pero a largo plazo se podría obtener un mayor rendimiento porque hay varios proyectos de investigación en marcha para sustituir mucha de la química que se hace con petróleo por madera, que no es cara con lo cual todos los aprovechamientos de peor calidad se podrían destinar a esto. Finlandia ha sacado ya un coche cuya envolvente es de madera y el combustible es biodiésel producido con lignina.

-El Pnuma estima que entre el 50 y el 90% de la madera que se extrae o se comercializa a nivel mundial es ilegal. ¿Qué medidas se pueden llevar a cabo desde España para evitar que la madera que nos llega no es ilegal? Se me ocurre el sello FSC, por ejemplo.

-Esas cifras son capciosas. Porque el 90% de la madera que se corta en países en vías de desarrollo va para leña. Será ilegal, pero en la actualidad un tercio de la población mundial cocina con leña. Se trata de eso, la visión de que las grandes papeleras compran madera ilegal es una visión muy poco correcta, puede haber algún problema en Rusia, pero en Rusia no hay deforestación, sino una gestión mejorable.

-¿Los ayuntamientos deberían fomentar la compra de productos con sello de gestión forestal sostenible?

-Sí, y a la vez intentar que todo aquello que se pueda hacer con un producto renovable como la madera, el bambú o el corcho, no se haga con plástico.

-¿Está a favor o en contra de que se pague por ir a espacios naturales?

-En España eso es muy polémico. Costa Rica lo ha hecho. Su modelo se ha financiado por tres ingresos: las visitas a parques nacionales y el impuesto a la gasolina, es decir, el céntimo medioambiental que va sólo a los bosques, y el agua. Aquí es un tabú, pero lo que no tiene mucho sentido es que cuando alguien del campo va a la ciudad tenga que pagar el parking o que en ciudades como Londres se obligue a pagar por entrar a la ciudad con el coche y que cuando se va al medio natural sea todo gratis. A lo mejor se puede empezar con los parkings para que haya un retorno.

-¿La deforestación a nivel mundial continúa a un ritmo de 13 millones de hectáreas al año?

-Ésa es la tasa bruta. Según el último balance de 2015, se pierden 3,3 millones de ha. netas, y como hay 4.000 millones quiere decir que se pierde un 0,07% anual. Este nivel se ha reducido a la mitad en 25 años, sobre todo porque muchos países ya no deforestan, como China, India o Brasil, que ha bajado en tres cuartas partes la deforestación.

-¿Qué país deforesta más?

-En este momento Brasil, pero por su dimensión, no en porcentaje. La situación más crítica, además de alguna isla que está muy mal, se da en el este del oeste de África, Nigeria y sus vecinos.

-Frente a la tala ilegal, ¿hay que poner penas de cárcel como en Alemania?

-Es un tema que no hemos tratado como candidatura. Probablemente es más lógico el tema de multas. Es curioso que quienes más insisten en la vía penal en estos temas son más antipenales en todo lo demás. Hay que buscar cierto sentido común. Es como el debate que generó sobre todo Narbona y su gente con las causas de incendios, cuando fuera de Galicia y alrededores, no hay tantos incendios. En Valencia hay unos 500 al año, en Cataluña 600 y para el número de habitantes y turistas no es exagerado. Lo mismo sucede en el resto del país, salvo en el noroeste, donde hay un problema relacionado con la ganadería. En un país donde las tres cuartas partes de los incendios se producen allí, es allí donde habrá que analizarlo. En zonas donde vive tanta gente se van a producir un número de accidentes, por tanto obsesionarse sólo con la vía penal es distraer el problema de atención que es cómo está el paciente.

-Antes hablaba de las confusiones que según determinadas voces pueden hacer en este campo. Entiendo que se refiere a los ecologistas.

-Sin esa voz no habría conciencia del cambio climático y de muchas otras cosas. Hay una parte que tiene una base científica y que es muy útil y que está cerca del mundo forestal y otra parte que es superficial, en el fondo urbanita y que está de espalda a las necesidades del mundo rural y además muy cargada de ideología, básicamente de la no gestión y eso no es sostenibilidad. No se puede perder el nexo entre el mundo rural y el urbano.