Salud

Desfibriladores subcutáneos que evitan la muerte súbita

Desfibriladores subcutáneos que evitan la muerte súbita
Desfibriladores subcutáneos que evitan la muerte súbitalarazon

Más de 350.000 personas fallecen al año en Europa por muerte súbita cardíaca. Entre un 10-20% de la población va a morir por su causa (una muerte no traumática que ocurre de forma brusca e inesperada), en la mayoría de los casos debido a una fibrilación ventricular. En España se producen más de 26.000 hospitalizaciones anuales relacionadas con arritmias cardiacas y, previsiblemente, esta cifra aumentará con el envejecimiento de la población. Los desfibriladores son aparatos que detectan las arritmias y las tratan mediante una descarga eléctrica que consigue recuperar el ritmo del corazón y, por tanto, evitar la muerte súbita. No todos los pacientes con arritmias necesitan un desfibrilador, pero sí los que corren el riesgo de muerte súbita, algo que los cardiólogos estudian en cada caso.

Julián Pérez-Villacastín, jefe de la Unidad de Arritmias del Hospital La Milagrosa de Madrid, asegura que «la última novedad para el tratamiento de las arritmias potencialmente mortales son los desfibriladores subcutáneos. Su principal ventaja frente al tradicional es su implantación sin usar el sistema vascular y no necesita acceder a las cámaras del corazón para monitorizar el ritmo cardiaco. Se trata de una técnica menos invasiva que la usada en los desfibriladores endovenosos convencionales y que reduce las complicaciones asociadas al procedimiento estándar». El generador del desfibrilador está conectado a un cable que se coloca por encima del esternón y de las costillas, debajo de la piel. Tiene un tamaño pequeño, que mejora la comodidad del paciente y al mismo tiempo logra resultados estéticos óptimos. Además, cuenta con una batería de mayor longevidad, reduciendo la necesidad de su recambio cada cinco años, minimizando así la exposición del paciente a intervenciones quirúrgicas futuras, lo que supone un coste menor a medio-largo plazo.

Nicasio Pérez Castellano, que forma parte de la unidad, afirma que «el dispositivo ofrece igual protección que los convencionales y además con él se puede tratar a pacientes que presentan algún impedimento o desventaja para la terapia convencional, bien por no tener un acceso vascular apropiado o por alto riesgo de infección endovascular. Asimismo, en ocasiones se indica en enfermos con otras patologías asociadas, como portadores de válvulas y prótesis cardíacas». No todos las personas pueden beneficiarse, pero cada vez se extiende más el número de candidatos. Perez Villacastín añade que «la causa más frecuente de la muerte súbita se da en personas que presentan un problema cardiaco previo que desencadena una fibrilación ventricular, una arritmia que impide que el corazón bombe sangre al resto del cuerpo y cuando el cerebro deja de recibir sangre de forma continuada y se produce el fallecimiento».