Salud
El camino hacia una Sanidad más humana
Quiero dar mi más sincera enhorabuena al suplemento A TU SALUD, una ambiciosa apuesta de LA RAZÓN que hace ahora 15 años decidió darle entidad propi
Quiero dar mi más sincera enhorabuena al suplemento A TU SALUD, una ambiciosa apuesta de LA RAZÓN que hace ahora 15 años decidió darle entidad propia. Lo que surgió como un par de páginas sueltas en la sección de Sociedad del periódico, se fue consolidando de la mano de Sergio Alonso, su verdadero impulsor, hasta convertirlo en el producto independiente y de gran valor que es hoy, el suplemento sobre salud decano de la prensa española. Y esa independencia se la ganó a pulso gracias al trabajo de sus profesionales, que hacen cada semana un esfuerzo para acercar al público general un ámbito tan esencial y complejo como es el mundo sanitario. En estos 15 últimos años se han sucedido multitud de cambios en el contexto de la sanidad española, pero en lo esencial se mantienen realidades que es necesario poner sobre la mesa para tratar de seguir avanzando hacia la consecución de un verdadero Sistema Nacional de Salud (SNS) frente a la tan manida referencia de Sistema Público de Salud.
El uso interesado de esta última denominación es una prueba más de la politización que sufre un sector que quizá sea el que más alejado debiera estar de la manipulación partidista. Cuando hablamos de Sanidad, nos referimos al Sistema Nacional de Salud, un modelo de doble provisión en el que la sanidad pública cuenta con el apoyo y la complementariedad que supone la red privada. Y querer reducir la sanidad privada a intereses económicos, una tendencia muy habitual, significa ser un desconocedor absoluto de cómo funciona el sistema. Si no existiera esa cobertura, nuestro SNS estaría completamente desbordado, puesto que no sería capaz de absorber la demanda. Sirva de ejemplo el cuerpo de funcionarios de la Administración, que tiene la posibilidad de elegir si quieren que su cobertura sanitaria sea a través del modelo público o de las aseguradoras privadas que ofrecen sus servicios bajo el paraguas de la mutualidad a la que pertenezcan, véase Muface, Mujeju o Isfas. Precisamente este colectivo, que desarrolla su labor en la función pública, opta por la cobertura privada en más del 80% de los casos. ¿Cómo podría asumir nuestra sanidad los cerca de dos millones de asegurados de los que hoy está liberado el sistema público en virtud de esta situación? Eso por no hablar de los más de 11 millones de pólizas privadas que alivian imprescindiblemente a la sanidad pública.
El SNS debe ser un sistema inclusivo en el que la sanidad pública y privada trabajen en igualdad y generen sinergias que ayuden a avanzar. Por tanto, debemos hablar de Sistema Nacional de Salud, porque si lo limitamos al sistema público perpetuaremos la burocratización, la falta de flexibilidad, la baja eficiencia, la rigidez en el sometimiento al derecho público, la falta de autonomía en la gestión, a su vez fuertemente politizada, y un largo etcétera de atributos que nos alejan de la iniciativa y la innovación y, desgraciadamente, de la eficiencia. Acabar con todas estas rémoras sólo es posible desde la Libertad, en mayúsculas. Libertad en la elección de médico, libertad en la elección del centro y libertad en la prestación de servicios, libertad como garantía de calidad y eficiencia de los servicios que se ofrecen al ciudadano.
La necesaria complementariedad entre el sistema público y el privado no exime a este último de sus «pecados», que también los tiene, como todos. La sanidad privada ha crecido de manera sostenida en los últimos años hasta convertirse en el único ramo asegurador que ha superado la crisis económica con un incremento sostenido hasta alcanzar los 11,5 millones de asegurados. A pesar de ello, la guerra de precios en la que están inmersas la mayoría de compañías aseguradoras ha tenido un importante impacto sobre la calidad del servicio que se ofrece a los ciudadanos. Estamos cada día más cerca de una medicina técnica, quizá excesivamente, y eso nos aleja de la necesaria humanización de la Medicina. Precisamente esa cada día mayor deshumanización de la atención, la falta de dignificación de los profesionales sanitarios o la ausencia de tiempo para desarrollar su labor en base a criterios estrictamente profesionales son algunos de los males de los que adolece hoy la sanidad privada. Igualmente es absolutamente necesario reforzar la colaboración entre los profesionales sanitarios. Tradicionalmente la medicina privada ha estado monopolizada por el médico, esencial, sin duda, pero que está perdiendo valor si no aprovechamos las sinergias que indudablemente genera su coordinación con otros profesionales que hoy juegan un importante rol pero no se les reconoce, como ocurre con farmacéuticos, enfermeros, podólogos, psicólogos y un largo etcétera.
Con todos estos retos se está construyendo la apuesta de PSN en el campo de los seguros de salud. Tenemos un compromiso indeclinable con profesionales y ciudadanos que está por encima de cualquier planteamiento económico o político. Desde la perspectiva que nos otorga nuestra naturaleza mutual, cuya razón de ser es la solidaridad adulta, inteligente y responsable, pondremos nuestro granito de arena para invertir esta tendencia. Estamos trabajando duramente para poder ofrecer una Sanidad de gran calidad científica a la par que profundamente humana.
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