Pacientes
«La ciberterapia implica más al paciente y abarata costes»
Josep María Farré / Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona del Grupo Quirónsalud
El enorme potencial que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) hacen posible la presencia de programas bien establecidos para el tratamiento de los trastornos mentales
¿Qué papel juega la tecnología en la mejora de la salud de los pacientes con problemas psiquiátricos?
El enorme potencial que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) hacen posible la presencia de programas bien establecidos para el tratamiento de los trastornos mentales. Las TICs establecen mejoras en el campo de la Salud Mental, fundamentalmente en las terapias psicológicas, pero también ayudan a establecer propuestas que permiten contactos más continuados y veloces con los profesionales, y una mejor adherencia a las posibilidades farmacológicas, pero también las psicológicas.
¿Cómo pueden ayudar las aplicaciones móviles al trabajo diario de los psicólogos y psiquiatras?
La denominada ciberterapia engloba las diversas aplicaciones basadas en la utilización de ordenadores o cualquier otro dispositivo basado en TICs. Destacan la realidad virtual (RV), que permite vivir la experiencia como algo real. Se ha abierto la posibilidad de utilizar ambientes virtuales como potentes estrategias terapéuticas. Se trata de modificar conductas malsanas, pensamientos distorsionados, experiencias de miedo, ansiedad (como las fobias) o emociones negativas, adaptando de forma específica para cada persona y cada trastorno, incrementando la eficacia terapéutica y llegando a terrenos donde es más farragoso aproximarse de forma real (por ejemplo, el miedo a volar o a las alturas). Estas aplicaciones permiten llegar a un mayor número de pacientes, abaratan los costes, consolidan un papel más activo de los afectados y plantean marcos alternativos a la terapia tradicional, sin alterar lo esencial de la relación con el terapeuta. Nunca sustituyen esta relación, ni mucho menos el contacto directo; es más, potencian y consiguen una mayor eficiencia en el proceso directo terapéutico. Ayudan a aclarar dudas y a optimizar medidas preventivas y procesos de seguimiento y diagnósticos. En este sentido, permiten la detección on-line de diversos cuadros clínicos (nuestro equipo es pionero en el caso de la depresión postparto) y explorar señales de alarma en inicio o recaída de cuadros clínicos.
¿Para qué casos es más acertado este método?
Fundamentalmente las fobias, trastorno de pánico, ansiedad generalizada, adicciones comportamentales, trastornos de la conducta alimentaria, TDAH, depresión, estrés, pero también para implementar protocolos específicos en habilidades sociales, ira, activación conductual, dolor crónico o incluso en terapia de pareja.
El uso de las nuevas tecnologías ya forma parte de nuestro día a día. ¿La adicción a estas nuevas herramientas es una patología grave?
Tan grave como cualquier otra. Sólo se diferencian de otras adicciones en el medio que las vehiculiza, con sus especificidades: velocidad, anonimato, comodidad, accesibilidad, interacción, simulación, aislamiento. Y como todas ellas, se distinguirán por: tolerancia; necesidad de realizarla, con progresivo incremento de dosis; pérdida de control, a pesar de los esfuerzos para conseguirlo; síndrome de abstinencia y urgencia para efectuarlo; afectación social, familiar, laboral, académica, económica y repercusiones graves en la salud física y mental.
¿Cuántas personas en nuestro país sufren este problema?
Las relacionadas con el juego afectan al 13-18%; 11-16 años: 4-8%; mayores de 55 años, 2,2%. Los videojuegos al 11% de la población, fundamentalmente adolescentes (11-16 años ); adicción a internet a entre el 9-18%, adolescentes, entre el 2,1-13,7%. La compra on-line: 1-8% (más frecuente entre 18 y 30 años), mientras que el cibersexo afecta al 30% (entre 17 y 45 años) . Del 13 al 20% se engloban en la adicción a internet, y del 40 al 60% se ubicarían en la adicción al sexo.
La adicción tecnológica también puede aparecer en niños. ¿Qué consecuencias a largo plazo puede tener esta patología?
Los efectos pueden ser más devastadores, debido a su inmadurez física y emocional. Sedentarismo, aislamiento, fracaso escolar, contenidos inadecuados, dedicación excesiva, dormir menos, pérdida de contactos interpersonales y familiares, utilizar la conducta adictiva como método secundario y malsano de reducción de estrés, depresión y ansiedad, mentiras continuadas, asociación con alcohol y sustancias tóxicas...
¿Qué tratamientos específicos se utilizan para solucionar esas adicciones en niños?
Control de estímulos, en este caso del ordenador; estrategias de autodireccion y autocontrol; alternativas al comportamiento adictivo; gestión de emociones; entrenamiento en empatía y habilidades sociales. Técnicas de afrontamiento al estrés, reestructuración de los pensamientos distorsionados, recuperar la intimidad perdida pero también las relacionales interpersonales y sociales. En casos necesarios hay que utilizar fármacos y, en casos extremos, hospital de día o ingreso. Tratar problemas clínicos asociados cómo los de personalidad, la depresión, drogas, TDAH... Es importante identificar las señales de alarma en niños y adolescentes: asegurarse la alianza terapéutica; que no vengan a regañadientes. Ser acogedores y respetuosos; consensuar con el paciente y sus padres cuáles serán los objetivos: al principio, estricto control de ordenadores, tabletas y móviles. Para ello existen técnicas diversas psicoterapéuticas: motivacionales, estrategias de afrontamiento y habilidades emocionales, sociales y de solución de problemas. Grupos psicoeducativos para padres, crear redes sociales de apoyo. Aprender estrategias de autocontrol para el seguimiento y control de recaídas; estrategias preventivas para promover el uso responsable, pautas para la compra adecuada de videojuegos, gestionar tiempo y espacios de uso, compartir juegos y otras aplicaciones mostrando una actitud comprensiva y de respecto. Es importante hacer un uso responsable de las TICs, predicando con el ejemplo y estimulando aficiones no necesariamente tecnológicas. Comprar los móviles cuanto más tarde mejor y consensuar tiempos de apagones y estar atentos a los eventos estresores y cambios en el estado de ánimo que pueden ser elementos disparadores, en caso de riesgo.
Cada vez hay más aplicaciones sanitarias. ¿La sobreabundancia puede pasar factura y ser contraproducente?
No tiene por qué ser peligrosa si se deja el control en manos de profesionales. La tecnología es neutra; de nosotros depende su uso responsable, como lo podemos hacer con otras herramientas. Debemos procurar que los cambios no sean drásticos, a fin de no perder maravillosos tesoros como el lenguaje y la calidez del contacto físico.
Entre tanta abundancia, ¿cómo puede el paciente distinguir las aplicaciones útiles y fiables?
Que vengan avalados por investigaciones rigurosas, por demostración clara de su evidencia terapéutica y por la recomendación razonada de profesionales sanitarios y centros sanitarios de prestigio.
¿Cuál es el futuro de la aplicación de las nuevas tecnologías en Medicina?
Es difícil la predicción, pero lo más probable es que asistamos a sorprendentes cambios. Algunos ya conviven con nosotros, como hemos visto en el caso de la Salud Mental: La «Brain Computer Interface», personas que han restaurado parcialmente la visión o la audición gracias a la robótica. En resumen, a pesar de los peligros de mal uso debemos desterrar la tecnofobia y disfrutar del viaje por los paisajes que nos muestran los innegables efectos positivos de las TICs.
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