Ayuntamiento de Madrid
Las cuentas y los cuentos
Finaliza el año, además de vivir la vertiginosa etapa prenavideña, hay que dedicarse a elaborar los presupuestos para el próximo año. Son semanas intensas, complicadas, en las que hay que decidir lo que se pretende hacer en el siguiente ejercicio.
Y si hay una Concejalía que tiene un especial protagonismo, es la que el actual Gobierno de Madrid denomina de Equidad, Derechos Sociales y Empleo. Es, a mi juicio, uno de los ejes esenciales de las políticas municipales y resulta asombroso que los representantes de Ahora Madrid, que enarbolan la bandera de la solidaridad y la igualdad, no proyecten unos números con mayor empuje social. Al final, no son tan sensibles como nos quieren hacer creer, bajan necesidades sociales imprescindibles para las personas mayores y las familias e incluyen cuestiones que no podemos considerar como gasto social. Madrid ya tenía en etapas anteriores unos servicios sociales referentes en toda España y, lo lógico es, que con la mejora de la situación económica estuvieran creciendo progresivamente para atender mejor las necesidades de los madrileños y asumir los nuevos retos sociales. Tal vez determinados sectores sociales les interesen menos, no quiero pensar que sea por cuestiones políticas. Casualmente son las familias y los mayores los más desprotegidos.
En mi labor de oposición considero que velar por la ejecución de los acuerdos adoptados en los Plenos es una de mis funciones más importantes y, si, Madrid acordó por unanimidad hace ya un año la elaboración de un Plan Anual para la Prevención y Atención de las Personas Sin Hogar me gustaría saber por qué no se ha hecho. No he conseguido respuesta para otro sector prioritario, en mi opinión.
Mi compromiso personal y el de mi Grupo con las Personas Sin Hogar es claro. Ellos son los que están en una situación de exclusión más severa y si algo resulta incuestionable es el valor y la calidad de la Red Municipal de Atención a las Personas Sin Hogar de la ciudad, espero que no la deterioren.
La realidad es tozuda, cada noche duermen en las calles del centro de Madrid cientos de personas, los hay de todas las edades, muchos son muy jóvenes. La Plaza Mayor se ha convertido en un refugio para aquellos cuyas trayectorias vitales se han visto truncadas, los motivos no importan, lo preocupante es que duermen en las calles.
Nuestros centros y programas deben evolucionar y adaptarse de forma definitiva a una realidad social cambiante como es la situación de las mujeres y los jóvenes sin hogar y también la de las familias, que están o pueden estar, me preocupa especialmente.
Es importante que pongamos a las personas en el centro de la intervención social municipal. Entre todos tenemos que lograr que nadie duerma en la calle por falta de recursos adecuados a sus necesidades. Es el mejor objetivo por el que deberíamos trabajar cada día y no hablo de utopías, se puede lograr.
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