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De banderas, patriotismo y ultras

De banderas, patriotismo y ultras
De banderas, patriotismo y ultraslarazon

Que la bandera española rojigualda data de finales del siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III, es algo que se puede consultar en cualquier libro de Historia. Quienes se caracterizan por manipular ésta y hacer ver su opinión como realidad nos dicen incluso que “la bandera española actual viene impuesta del régimen franquista” (¿recuerdan lo que dijo la diputada de Podemos que quitó las banderas españolas de los escaños del PP en el Parlamento catalán hace unas semanas?).

Esto responde básicamente a la actitud de quienes politizan cualquier cosa, incluso los símbolos nacionales que representan a todos los españoles. Por otro lado, la ignorancia histórica de quienes achacan la idea de España con el régimen dictatorial de Franco y su nacional-catolicismo, como si España hubiera nacido en la Guerra Civil que terminó en 1939.

Aunque la estrategia política de muchos sea equiparar cualquier cosa que vaya en su contra con el franquismo (la propia bandera, decir que el PP es franquista, etc.), haciendo evidente una particular obsesión y la ignorancia histórica que he dicho antes, de no ver más atrás en la Historia de España. También de querer romperla y que ésta sea lo que ellos quieran, nuevamente intercambiando la realidad con la opinión. Con el control de los medios de comunicación y de la educación pública, algunos lo consiguen (ya lo advertía George Orwell: «quien controla el presente, controla el pasado»).

De esto deriva, por ejemplo, la creencia que mucha gente tiene de que la república española y la tricolor van de la mano, cuando la bandera de la Primera República española tenía los mismos colores que ahora.

Y es que una bandera nacional que representa a todo un país no tiene que ver nada con ideologías ni opciones políticas, salvo para aquellos que politizan absolutamente todo. Querer a tu país, ser patriota, no tiene que ver con extremos políticos. Bien lo demuestran países serios y desarrollados, como EE.UU., Reino Unido, Alemania, etc. Ya sean conservadores, socialistas, liberales o de cualquier otra ideología, su bandera es respetable mayoritariamente por encima de todo. Querer a tu país no te hace “facha”, “fascista” ni cualquier otra etiqueta utilizada en forma de insulto por aquellos que no respetan a los demás y que quieren imponer sus ideales, demostrando que son ellos los fascistas. Tampoco sacar la bandera de tu país te hace “ultra”, como han dicho esta semana tantos medios de comunicación, en relación con varias concentraciones para acompañar a la Guardia Civil en su salida hacia Cataluña. Con esto no niego que haya ultras que se identifiquen con la bandera española, pero me niego a aceptar las generalizaciones de aquellos que hablan a la ligera.

Es importante tener esto claro y parar los pies a quienes manipulan la Historia, a quienes quieren imponer su particular punto de vista y convertirlo en un dogma. España no es el franquismo. España no se reduce a Franco, su bandera mucho menos. Ser patriota no es, ni mucho menos, ser un ultra.