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El fracaso de May: un complicado incierto
Por Luis Lorente
Hace unos pocos días tuvieron lugar las elecciones en Reino Unido. Unas elecciones anticipadas, convocadas por Theresa May, que aun teniendo mayoría absoluta las convocó para tener una mayoría aplastante, para tener legitimidad y negociar la salida de la UE con Bruselas en una posición de fuerza. Coincidía además, que hace 2 meses sus oponentes (laboristas y UKIP) estaban en malas condiciones. Los conservadores lideraban las encuestas por más de 20 puntos. El resultado de Jeremy Corbyn y de los laboristas ha sido muy bueno, mucho mejor de lo que daban las expectativas, mucho mejor de lo que yo pensaba que iba a sacar (debo de reconocerlo). La campaña laborista ha sido brillante, ha conseguido movilizar mucho votante abstencionista (sobre todo jóvenes). Y consiguió atraer a una parte de votantes del UKIP en 2015, que prefirieron votar laborista antes que conservador. Los laboristas que empezaron hace varios meses con un 25% han acabado con un 40% de los votos, a solo 2 puntos de los conservadores. Pero mucho de ese voto ha sido “prestado”, de votantes que votaban a opciones minoritarias, y que esta vez optaron por los laboristas.
El reto de los laboristas es consolidar el voto obtenido, y ahora que van a ser una muy fuerte oposición frente a un gobierno debilitado, tener una buena propuesta económica para conseguir los votos de votantes que a veces votan izquierda y a veces derecha, algo que por cierto, en 30 años, solo Tony Blair consiguió. Es decir, deben demostrar no solo ser una buena oposición y ser buenos en campaña, sino deben demostrar que sabrán gestionar bien.
May ha perdido la mayoría absoluta y se ve obligada a pactar con los unionistas del DUP de Irlanda del Norte. Un partido, con vínculos en el pasado de grupos paramilitares protestantes, que defendió la discriminación hacia los católicos allí. Es probablemente uno de los partidos más reaccionarios y retrógrados de Europa occidental. Y por supuesto defienden un “Brexit duro”.
Y esto, plantea un difícil futuro para May:
Se verá forzada por el DUP a tener un Brexit duro, con la salida también no solo de la UE, sino del Espacio Económico Europeo (que afecta a la libre circulación de mercancías, en lo referente a las aduanas, a la liberalización del régimen de importaciones y exportaciones). Pero irá a negociar en una mayor posición de debilidad. Al mismo tiempo, los diputados conservadores más pro-Brexit “suave”, se le rebelarán, puesto que ellos forman parte de los distritos electorales que votaron la permanencia en la UE, y que tienen serio riesgo de perder sus escaños en las próximas elecciones frente a los laboristas y otras fuerzas (por ejemplo, los diputados conservadores de Londres).
El acuerdo al que llegue May no gustará a una parte de su partido, y creo que dejarán que ella se queme en las negociaciones para luego cambiar de Primer Ministro, poner a otra persona no quemada con el Brexit, y con mejores perspectivas electorales.
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