Nacionalismo
Iwo Jima en Ponent
Supongo que recuerdan la famosa fotografía de Joe Rosenthal ganadora del Pulitzer, donde se ve a un grupo de marines alzando la bandera de las barras y estrellas en lo alto del monte Suribachi, durante la batalla de Iwo Jima.
Pues este domingo, un arrebato de apasionado ardor “prusesista” inflamó el ánimo al concejal Toni Postius, portavoz y diputado en Cortes de eso que antes era conocido como Convergència y Unió y ahora es presuntamente Partit Demòcrata Català, y a otra compañera de fila suya en el Ayuntamiento de Lleida, y decidieron emular la escena en la azotea de la Paeria.
Cuanta épica, cuanta gloria y qué momento para el “prusés”... No inmortalizaron la escena como Rosenthal, pero con suerte, venderán los derechos del guión a Clint Eastwood y éste podrá hacer una peli... Hasta entonces, solo nos queda dejar volar la imaginación acerca de los acontecimientos.
Son las 16:15h. Los dos cargos públicos, correctamente uniformados con sus camisetas de la ANC suben a su despacho de la cuarta planta del consistorio. No hay moros en la costa. En el despacho de enfrente no hay nadie. El señor diputado en el Congreso piensa para sí: “estos de Ciudadanos hoy se están zampando una paella... Herejes... Mejor. Más tranquilos”. Mientras tanto su compañera se enfrenta al primer gran obstáculo: no hay acceso directo a la terraza... Sólo queda una opción: saltar por la ventana y arriesgarse a una dislocación de tobillo. “Todo por la patria”, piensa. Dicho y hecho. Ha sido relativamente fácil, aunque ahora quedan al menos unos tres metros de azotea por recorrer hasta los palos de las banderas, y estarán totalmente expuestos a los drones o a las palomas, y quién sabe cuál es peor opción. Se estremece. Valor.
16:21h.Agarran con fuerza la estelada, también conocida como cubana, y se escurren con movimientos felinos hasta los tres mástiles vacíos. Ahora viene lo peor: encaramarse a los bancos viejos, atar la bandera a la driza, izarla e intentar mantenerse firmes y resolutivos. Quizás no haya una segunda oportunidad, porque no han pensado en traer dos banderas como en Iwo Jima y cualquier percance daría al traste con la misión.
16:23h. Con el corazón a mil, se miran a los ojos con la determinación del que se sabe elegido por el destino y comienzan la escalada. Bueno, no: los bancos pueden sortearse y solo queda subir a un pequeño escalón adosado a la pared. En la post producción, si eso, que magnifiquen este hecho, que no siempre las grandes gestas se lleva a cabo en infernales condiciones, y una mentira más, ¿qué más da? “¡Marta, pásame el cordel y La Gloriosa!”, espeta Toni. Es la hora de la verdad, la hora de los valientes, la hora de izar el glorioso pendón y ver su silueta recortada contra el azulísimo cielo de la bochornosa tarde de Lleida.
Hecho. Vuelven a mirarse a los ojos, con el corazón embargado de emoción. “Abajo, miles de ojos, también embargados, nos miran Marta, el mundo entero nos mira. Hoy hemos hecho historia, ya no hay vuelta atrás”, susurra el convergente.
Emprenden la retirada con el orgullo del guerrero vencedor.
16.27h. Sólo queda tuitearlo a mansalva y disfrutar del resto del gran día.
Epílogo. La estelada fue retirada antes de las 17:14h. Nadie sufrió ningún percance ni ninguna paloma fue herida en la operación. Los concejales en cuestión se pasean ufanos por los pasillos del Ayuntamiento. Clint Eastwood aún no ha llamado.
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