Elecciones catalanas
¿Debió Cs facilitar al PP el grupo propio en el Parlamento de Cataluña?
Tras las elecciones autonómicas catalanas y durante varios días, el PP insistió en atacar a Ciudadanos por haberse negado a cederles un escaño que les habría permitido formar grupo parlamentario en el Parlamento de Cataluña. Estos ataques se han producido por distintos canales: radio, televisión y redes sociales. Y el PP no ha disimulado sino todo lo contrario, haciendo todos los esfuerzos posibles para hacer visible este enfado ante la supuesta injusticia cometida por Ciudadanos, a quien ha llegado a acusar de beneficiar con su actitud a los independentistas. Es la típica actitud que se observa y se analiza mejor desde fuera... y a ello me dispongo.
En primer lugar, sorprende que un partido político del volumen del PP y que además gobierna España, eche públicamente en cara a otro supuestamente más pequeño y sin duda más joven el que no le haya hecho un determinado favor político, el cual, por cierto, implicaba retorcer el reglamento del Parlamento de Cataluña. Sorprende que el PP se haya humillado de semejante manera, en lugar de observarse a sí mismo, analizar los errores cometidos y tomar las medidas adecuadas para tratar de recuperar los votos perdidos, algo que, por cierto, a estas alturas del partido, considero muy poco probable. Y es que una cosa es comportarse de manera humilde y otra muy distinta humillarse públicamente.
El PP pretendía que Ciudadanos le prestara temporalmente un diputado autonómico que le permitiera formar grupo parlamentario. De ese modo, según sus argumentos, evitarían que los independentistas dominaran todas las comisiones parlamentarias. Ante esta idea, cabe decir dos cosas: en primer lugar, que la mejor manera de lograr que el independentismo tenga menos poder político, es ganarles en los argumentos y en las urnas, y el PP no ha hecho apenas esfuerzos para lo primero y escasos méritos para lo segundo; en segundo lugar, no es relevante la conformación de las comisiones que apuntan los populares, ni en lo político ni en la práctica diaria. Eso en el caso de que efectivamente tal hecho tuviera incidencia en la formación de las comisiones parlamentarias, extremo que Ciudadanos ha venido negando. En todo caso, lo que sí parece que es un hecho cierto y constatado es que con la conformación del grupo parlamentario, el PP obtendría casi un millón de euros más de dinero público. Y quizás de ahí el supuesto enfado de los populares.
Tras las elecciones generales de 2008, UPYD denunció estas prácticas parlamentarias usadas habitualmente por los partidos para lograr la consecución de grupo propio no logrado por la vía legal, legítima y directa (es decir, con el correspondiente número de votos o escaños que el correspondiente reglamento exija). De ese modo, uno obtiene no solo más dinero sino, sobre todo, los mismos derechos que cualquier otro grupo político, lo cual permite tener más miembros en más comisiones y más tiempo en más intervenciones, es decir, más capacidad y visibilidad políticas. La diferencia entre una posición y la otra suele ser abismal, por lo que pactos subrepticios que nadie denunciaba pueden saldarse con el correspondiente grupo parlamentario.
Como digo, desde UPYD denunciamos que tal comportamiento suponía un fraude de ley y una mala práctica política. Sin embargo, tras las elecciones generales de 2011, UPYD pactó con Foro Asturias la cesión temporal de un escaño que le permitiera poder formar grupo parlamentario, estrategia que le permitió desarrollar una extraordinaria labor parlamentaria y soslayar la injusticia de no disponer de grupo parlamentario a pesar de haber obtenido más de un millón de votos y 5 diputados. Fran Jerez, en su estupendo libro “Engaños y desengaños de un partido emergente. El caso de UPYD”, definió aquella decisión como el salto definitivo de la formación magenta a la madurez política.
Es legítimo que el PP haya solicitado a Ciudadanos la concesión de ese diputado que le permitiera formar grupo parlamentario. Pero tratar de denigrar al adversario cuando éste no entra en el trapicheo, un exceso imperdonable. Según los populares, el objetivo era hacer mejor oposición al independentismo que padecemos en Cataluña y, por tanto, servir mejor a los ciudadanos que lo padecen. Sin embargo, Ciudadanos se ha negado a forzar el reglamento y cometer un fraude de ley contrario a la regeneración política que reivindica... y tal decisión ha sido la correcta. Estas prácticas tramposas que habitualmente han venido utilizándose por unos y por otros hay que expulsarlas definitivamente de la política.
✕
Accede a tu cuenta para comentar