Salud mental
8 minutos al teléfono: un estudio demuestra que este es el tiempo que necesitamos para no sentirnos solos
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que la soledad es una epidemia que afecta la salud. Este estudio da una solución muy directa.
La pandemia puso sobre la mesa un tema que llevaba años escondiéndose: el impacto de la soledad en nuestra salud mental, pero también en la física. Tanto que el Consejo General de Cirujanos de Estados Unidos ha señalado que sus efectos sobre la mortalidad son equivalentes a fumar 15 cigarrillos al día.
Un informe de Harvard afirma que el 81% de los adultos que se sentían solos también dijeron que sufrían ansiedad o depresión, en comparación con el 29% de los que no sentían esa soledad.
La Organización Mundial de la Salud estima que 1 de cada 4 personas mayores experimentan aislamiento social y entre el 5 y el 15% de los adolescentes experimentan soledad. Con esto en mente, un equipo de científicos de la Universidad de Texas, realizó un estudio, publicado en JAMA, que comenzaba con una pregunta muy “sencilla”: “¿Puede un programa de conversaciones empáticas realizadas por personas no profesionales por teléfono reducir la soledad, la depresión y la ansiedad en adultos mayores en riesgo?”
El estudio se basaba en un ensayo clínico aleatorizado de 240 adultos mayores que recibían llamadas telefónicas destinadas a fomentar la empatía, reducir la ansiedad, la depresión y la soledad.
El programa, conocido como “Sunshine Calls”, se llevó a cabo durante cuatro semanas. Los participantes del programa eran personas no profesionales que conversaban por teléfono con ellos; aproximadamente la mitad vivía sola y todos informaron tener al menos una condición de salud crónica. En comparación con aquellos que no recibieron llamadas, los destinatarios informaron una mejora promedio de más de 1 punto de una escala estándar de 7 puntos en sus sentimientos de soledad, lo que equivale a una diferencia del 16%. La cantidad de adultos que estaban al menos levemente ansiosos al principio se redujo en un 37% al final del programa, y la cantidad de los que estaban al menos levemente deprimidos al inicio del programa se redujo en un 25%, según los autores del estudio.
Lo interesante es que, para lograr estas reducciones significativas en términos de salud mental, solo era necesario tener una conversación de menos de 10 minutos, no era necesario más tiempo. La soledad confirma el estudio, es un factor de riesgo para muchas afecciones clínicas, pero hay pocas intervenciones efectivas que se puedan implementar a gran escala.
“Descubrimos que las personas se sienten significativamente mejor cuando alguien se conecta con ellas en sus términos, de manera constante y auténtica – señala el líder del estudio, Maninder Kahlon -. En un momento de necesidad abrumadora de servicios de salud mental en todo el mundo, este enfoque ofrece mejoras rápidas en la soledad, la depresión y la ansiedad. Mejor aún, es escalable porque lo brindan personas que no son profesionales de la salud mental”.
El estudio se suma a un creciente conjunto de evidencia sobre la conexión entre la soledad y la salud, así como sobre cómo las condiciones de salud mental se pueden mejorar significativamente a través de nuevos tipos de programas que dependen de la gente común, cuando los médicos no son necesarios.