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NBA

Kyrie Irving y la rebelión de los jugadores contra el plan de la NBA en Disney World

El base de los Nets considera que el plan de la Liga acabará con las protestas contra el racismo por la muerte de George Floyd

Kyrie Irving fue el líder de la selección estadounidense en la Copa del Mundo 2014 en España
Kyrie Irving fue el líder de la selección estadounidense en la Copa del Mundo 2014 en Españalarazon

El fantástico plan de reanudación de la NBA en Disney World se ha encontrado con un obstáculo importante. Un grupo de jugadores liderado por Kyrie Irving está dispuesto a no regresar porque considera que su presencia en las canchas sólo servirá para dispersar la atención de las reivindicaciones contra el racismo después del asesinato de George Floyd. La NBA cuenta con aproximadamente 450 jugadores. De ellos, un centenar acudió a la convocatoria que realizó Irving la pasada madrugada. “No apoyo ir a Orlando. No estoy con el racismo sistemático y esta mierda. Algo huele un poco raro. Queramos admitirlo o no, somos atacados como hombres negros cada día que nos despertamos”, aseguró Irving en una videoconferencia de 90 minutos en la que estuvieron jugadores como Chris Paul, Dwight Howard, Avery Bradley, Kevin Durant, Donovan Mitchell, Joel Embiid o Carmelo Anthony.

El 4 de junio los propietarios de las franquicias de la NBA aprobaron el plan de la Liga, que fue inmediatamente ratificado por el sindicato de jugadores. 22 equipos concentrados en el Walt Disney World Resort de Orlando y jugando partidos desde el 31 de julio. Era el plan perfecto para reanudar una campaña que se suspendió el 11 de marzo minutos antes de que los Jazz jugaran contra los Oklahoma City Thunder. El pívot francés de Utah Rudy Gobert dio positivo por COVID-19 y todo se fue al traste. La aparente unanimidad que había sobre la reanudación del torneo ha saltado por los aires.

Y lo ha hecho por uno de los jugadores con peor fama de la Liga. Kyrie Irving apareció más allá de los medios deportivos cuando defendió la teoría de que la tierra es plana. Se confesó terraplanista, aunque se retractara días después. Su manejo del balón y su capacidad de resolver uno contra uno es de las mejores de la Liga, pero su cabeza no es un prodigio de estabilidad. Decidió salir de los Cavaliers de LeBron James y recaló en los Celtics. Ha sido uno de los elementos más tóxicos en el vestuario del Garden en las últimas décadas. Y ahora ha recalado en los Brooklyn Nets. Es la estrella del equipo junto a Kevin Durant, otro de los que asistió a la reunión de esta madrugada. Ambos están lesionados y no van a jugar en la reanudación de la temporada, pero...

Irving también es uno de los vicepresidentes del sindicato de jugadores. La semana pasado votó afirmativamente al regreso de la competición, pero ahora ha cambiado de parecer. “¿Nos vamos a reunir en estos tiempos de pánico en un lugar en el que nuestros propietarios no van a estar?”, soltó delante de sus compañeros. Irving asegura que los dos o tres meses que los jugadores van a estar desaparecidos sólo van a servir para que dejen de ser altavoces de las protestas raciales por la muerte de George Floyd. El 75 por ciento de los jugadores de la NBA son afroamericanos y ese porcentaje desciende al 15 en la población general en Estados Unidos.

La lista de jugadores que están a favor de la reanudación (cuatro de cada cinco más o menos) supera ampliamente al número de rebeldes. Y su peso en la Liga es enorme: Jaylen Brown, Russell Westbrook, Stephen Curry, Malcolm Brogdon y LeBron James. LeBron precisamente es uno de los más activos en sus apariciones públicas y en las redes sociales. Este grupo considera que si la NBA se pone en funcionamiento será la única de las grandes ligas que arranque en este periodo y serviría como altavoz perfecto para las reivindicaciones de la minoría negra.

La cancelación además tendría unas consecuencias económicas nefastas tanto para los jugadores como para la patronal. Los primeros perderían algo más de 1.000 millones de dólares en sueldos. La Liga se quedaría sin ingresar en torno a 2.000 y, además, el futuro a corto plazo no anima al optimismo. Se duda muy seriamente que haya público en los pabellones la próxima temporada con lo que los propietarios podrían llegar a plantearse un cierre patronal si la amenaza de los jugadores es firme. Eso significaría tener que renegociar el convenio y todavía más pérdidas para los jugadores.

Y por si fuera poco todavía quedan por concretar las condiciones que regirán el protocolo de la estancia de los 22 equipos en Disney World. Los test, las visitas de familiares, las salidas de jugadores en pequeños grupos, los partidos cada 2-3 días y la posibilidad de lesiones de jugadores que en breve tendrán que negociar su contrato... Y en España ya hay algún jugador que ha dicho que la “sede-burbuja” es como “una cárcel cómoda”. Y eso cuando va a estar como mucho 20 días concentrado. En la NBA se prolongaría esa concentración para los finalistas hasta casi tres meses.