Atlético de Madrid

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Al Atlético le sobraron 90 minutos

Morata logró el 0-1 en el primer minuto del encuentro y Fran Beltrán empató al comienzo de la segunda parte

CELTA -ATLÉTICO DE MADRID
Aidoo escapa de Marcos Llorente en el partido de BalaídosSalvador SasEFE

El Atlético es otro después del confinamiento. El equipo firme y seguro de sí mismo que fue desde la llegada de Simeone. Pero a veces tiene recaídas y recuerda el equipo que era antes de la pandemia, blando a ratos, sostenido por Oblak siempre.

Con el gol de Morata al minuto, el Atlético tenía el partido que quería. Podía jugar como le gusta, cediendo la responsabilidad y respondiendo a sus embestidas con rápidos contraataques. El encuentro, aparentemente, estaba terminado en ese primer minuto, pero el Celta se empeñó en darle vida. No está el equipo gallego libre de miedos, como parecía después de la goleada al Alavés y el empate contra el Barcelona. Y quiso jugar un partido que tenía perdido casi antes de empezar.

Cuando Morata empujó la pelota que le mandó Correa desde el costado derecho, el Atlético era feliz. Con el portero superado, el equipo rojiblanco se ponía en camino de la Liga de Campeones que tan complicada parecía antes de retomar el campeonato. Pero Fran Beltrán devolvió las cosas al principio con un sorprendente gol. Sorprendente para todos, también para el canterano del Rayo, que golpeó de volea el balón centrado por Brais Méndez desde la derecha. Quiso tirar a portería, pero la pelota se elevó de manera exagerada y se coló por la escuadra de la portería de Oblak.

Quizá era ésa la única manera de superar al portero esloveno, que hizo su trabajo como siempre. Sin que el Celta le apretara demasiado resolvió un par de problemas con la tranquilidad del que está acostumbrado a hacer milagros.

Simeone, además, no tenía la posibilidad de hacer cambios en la parte de arriba como es su rutina habitual. Sustituyó a los de delante, como siempre, pero no contaba con Joao Félix, lesionado, ni con Diego Costa, sancionado. Tan necesitado estaba de delanteros que hasta dio una oportunidad a Saponjic, un atacante invisible para el Cholo durante toda la temporada.

La sucesión interminable de partidos obliga a las rotaciones. Como pudo comprobar el Celta, que tuvo que cambiar a su portero, Rubén Blanco, que se marchó lesionado. Entró Iván Villar, a tiempo de hacer una parada a Lemar en un disparo desde fuera del área. Fue uno de los escasos disparos con peligro que hizo el Atlético durante muchos minutos. Porque el partido tuvo más intensidad que juego y tan poco juego como oportunidades. Aunque Saponjic lo intentó en los escasos minutos de que dispuso, pero su remate se marchó fuera.

No se puso nervioso el Atlético, convencido de que ya le basta la inercia para llegar hasta la Liga de Campeones, el gran objetivo de la Liga. Aunque el objetivo de verdad es conseguir en Europa lo que históricamente se le ha negado.

Los sustos en los últimos minutos llegaron por el VAR, que revisó dos posibles penaltis, uno en cada área. Uno de Vitolo, que despejó un balón con el hombro. Otro, en el área del Celta, por una mano de Murillo. La pelota le pegó en el brazo de apoyo cuando estaba de espaldas.

En realidad no había nada que mirar, pero las dudas sobre el acierto del videoarbitraje provocan que se revise todo. Sobraba. Como le sobraron al Atlético los noventa y tantos minutos que llegaron tras el gol de Morata.