Mundial 2014
30 minutos de escándalo
Alemania destrozó a Brasil en media hora. Marcó cinco goles y firmó su pase para la gran final
Inesperado, inhabitual y cualquier adjetivo que ustedes quieran poner para explicar lo inexplicable. Fueron 30 minutos de escándalo, media hora en la que Alemania aplastó a Brasil, le hizo cinco goles y firmó su clasificación para la final de domingo donde le espera el vencedor del Holanda-Argentina de hoy. Para la selección anfitriona el palo fue muy duro porque nadie pensaba que los alemanes, que sí tenían opciones de vencer a una «canarinha» sin Neymar, iban a lograrlo de una manera tan sencilla, tan fácil y tan abultada ante el desencanto y las lágrimas de los aficionados que presenciaban el partido en Belo Horizonte.
Scolari había sorprendido con la presencia de Bernard en la alineación. El jugador del Shakhtar Donetsk reemplazaba al llorado Neymar porque el técnico quería velocidad por la banda izquierda. El técnico brasileño apuraba sus bazas e intentaba que su equipo mantuviera el esquema de los otros encuentros. Sabía Felipao que Alemania no cambiaría su esquema, que el bloque de Löw asume que la pelota es la mejor forma de controlar los encuentros y trató de que hubiera equilibrio en el centro del campo.
En los germanos todo estaba previsto. Nadie se salió del guión y la presencia de Klose reafirmaba la búsqueda de un rematador ante el portal de Julio César. Podolski estaba en el banquillo, al igual que Götze, la otra alternativa de una selección que tiene las ideas muy claras, pese a que contra Francia no encontró los caminos adecuados y sufrió más de la cuenta.
Ayer, sin embargo, todo se le puso de cara cuando Müller, que aspira a desbancar a James Rodríguez del Pichichi, marcó a la salida de un córner. Julio César no pudo hacer nada, sus defensas tampoco le ayudaron y comenzaba el principio del fin para los brasileños, que encajaron mal el gol y vieron cómo un error de Fernandinho, el jugador del City, permitía a Klose marcar el segundo y superar a Ronaldo (el brasileño) como máximo goleador de los mundiales. Y un minuto después comenzó el festival Kroos. El nuevo jugador del Real Madrid batía al meta brasileño aprovechando las facilidades defensivas. Con Brasil tocada y hundida, llegó el cuarto dos minutos después. Repitió Kroos, jugador que demostró su capacidad de llegada y de remate. Para entonces la defensa brasileña era un flan, el equipo no existía, las piernas no respondían y el paseo militar de los alemanes se convertía en un martirio y una humillación para los brasileños.
El quinto lo hizo Khedira. El madridista, que juega más suelto, con movilidad y llegada, que en su equipo, se sumó a la fiesta. No se había cumplido la media hora y Alemania comenzaba a hacer historia, a escribir una página brillante mientras en la acera de enfrente la decepción y la desazón se apoderaron de todos. El resultado, que luego se completaría con más goles (1-7), resultó tan inesperado como abultado.
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