Esquí
Borrascas y nieve artificial descongelan las cuentas de estaciones de esquí
Borrascas breves pero intensas combinadas con nieve artificial han permitido salvar de un invierno atípico a las principales estaciones de esquí de España y Andorra, que logran descongelar sus cuentas.
Atravesados ya dos tercios de la campaña, el invierno “no acaba de entrar”, se lamentan desde la estación granadina de Sierra Nevada, una de las importantes zonas esquiables de la península y que más está trabajando en compensar la escasez de precipitaciones con la rentabilidad económica.
El termómetro no ha querido bajar de los cero grados en muchos de los sistemas montañosos desde comienzos del mes de enero. El persistente sol ha obligado, por ejemplo, a mantener cerradas las estaciones de los sistemas Cantábrico, Ibérico y Central, y ha colocado en cifras inusuales de ocupación a la citada Sierra Nevada.
Solo las cumbres nevadas del Pirineo despuntan en este invierno atípico de temperaturas altas. Allí, el balance económico es más positivo que en otras zonas a un mes y medio del final de la temporada.
Algunas de las estaciones pirenaicas, en Aragón y Cataluña, conservan cifras “positivas” de ocupación y número de visitantes, mientras que en los dominios esquiables de Grandvalira y VallNord, en Andorra, también se muestran satisfechos y esperanzados con el rendimiento y los pronósticos.
Por comenzar por la estación más necesitada de nieve, la andaluza Sierra Nevada ha mantenido una ocupación hotelera media desde diciembre de entre el 50 % y el 60 %, a pesar de tener únicamente disponible el 20 % de su dominio esquiable.
Una portavoz de la estación ha señalado que compensar esta situación desfavorable ha sido posible “gracias a la nieve producida” por los cañones.
El momento actual en las instalaciones granadinas es que de sus 106 kilómetros esquiables solo 21 están disponibles, cuando “normalmente y a estas alturas de año” la media es de entre 90 y 100 kilómetros, puntualizan.
El ritmo de venta de abonos para esquiar es “lógicamente menor” que el año pasado y sus once remontes mecánicos abiertos han obligado a quedarse en casa a un buen grupo de trabajadores fijos discontinuos, que en otras temporadas formaban parte de la fuerza laboral de Sierra Nevada.
Pero no todo el panorama invernal de esquí es tan complejo. Las fuertes inversiones y las esperanzas de éxito que acompañaron al pistoletazo de salida de campaña, allá por finales de noviembre, se están compensando en buen número de las estaciones que gestiona el grupo Aramon, como Formigal-Panticosa o Cerler, en la catalana Baqueira o las citadas del Pirineo andorrano.
Dos de los complejos de Aramon se sitúan en segundo y tercer puesto en cuanto a número de kilómetros esquiables en España.
Responsables del grupo han asegurado que desde Navidad han disfrutado de “grandes días de esquí incluso entre semana”.
En el Pirineo aragonés, de los 176 kilómetros esquiables de Formigal-Panticosa solo 75 están vedados por falta de nieve. No obstante, la estación “respira fuerte” gracias a la gran nevada de primeros de enero y a las posteriores precipitaciones escalonadas.
Cerler también conserva “buenas cifras” desde enero y afronta este fin de semana, por ejemplo, con solo tres remontes cerrados de los diecinueve de que dispone.
En Baqueira Beret, en la vertiente septentrional del Pirineo catalán, la situación es también sobresaliente. Todos sus remontes están activos, aunque los espesores de nieve máximos -ahora de poco más de un metro- distan de los casi tres metros que se acumularon durante bastantes semanas de la campaña pasada.
A pie de las pistas de Beret y en el Valle de Arán la afluencia de esquiadores ha impulsado un buen ritmo de negocio, mientras que en el complejo andorrano de Grandvalira, en la comparativa por estas fechas con el récord de la temporada pasada, mantiene “una línea parecida” y con “los mismos números” en cuanto a volumen de visitas.
Una portavoz de este dominio esquiable de 201 kilómetros, de los que 190 están abiertos al esquiador, ha admitido que este invierno ha nevado “poco”, pero ha destacado la gran nevada de finales de noviembre y las labores de producción de nieve y de su conservación en las pistas andorranas.
Las estaciones de Teruel, Javalambre y Valdelinares, que gestiona el grupo Aramon y que son un destino para muchos aficionados de Levante y Castilla, conservan este año su fama de fábricas de nieve.
Apenas ha caído un copo en el sistema ibérico turolense, sostienen desde Aramon, pero en estos momentos están a dos tercios de su capacidad, añade la fuente.
En lo que todas las estaciones consultadas coinciden es en las buenas perspectivas para lo que resta de temporada.
Desde las cumbres se esperan entradas sucesivas de borrascas y temperaturas bajas que tiñan de “oro blanco” las laderas, para cuadrar, tras la Semana Santa de finales de marzo, las cuentas y la rentabilidad en una campaña desigual y compleja.
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