Bádminton
Carolina Marín es única
Nadie había conseguido antes ganar tres títulos mundiales. Marín sólo necesitó dos sets para derrotar a la india Pursala Shindu. La española supo remontar en el primero para allanar su camino al oro
Nadie había conseguido antes ganar tres títulos mundiales. Marín sólo necesitó dos sets para derrotar a la india Pursala Shindu. La española supo remontar en el primero para allanar su camino al oro.
El golpe de la india Pusarla Shindu se marchó largo y el grito de Carolina Marín anunciaba que acababa de llegar adonde nadie había llegado antes. Con ese error de su rival, la española ganaba su tercer Mundial, algo que no había conseguido ninguna jugadora en la historia. «No tengo palabras para describir la emoción que siento. Estoy súper contenta, ha sido una semana increíble aquí en China, en frente de todo el imperio asiático», explicaba después. Como si nunca antes lo hubiera logrado. Como si no hubiera llegado a la ciudad china de Nankín con el peso ya de dos mundiales y un oro olímpico. Pero no fue sencillo llegar hasta ahí. Shindu fue su rival en la final de los Juegos de Río y está mejor situada en el ránking mundial. Pero la cabeza de Carolina no entiende de clasificaciones. Superó momentos difíciles en el primer set. La india jugaba con golpes altos que Carolina intentaba contrarrestar con un juego plano que no diera ventaja a su rival para su juego en la red. Pero no encontraba la manera de sujetar a Shindu. Intentaba ajustar los golpes. Tanto, que hubo varios que se le escaparon por muy poco. La india la llevaba al límite física y mentalmente. Pareció escaparse en el primer set cuando se puso con una ventaja de 14-9. Pero la onubense no se rinde. Ahí fue cuando la cabeza de Marín hizo «clic» para comenzar la remontada.
Las instrucciones de su entrenador, Fernando Rivas, en el intervalo, la animaban a pegar golpes más profundos. Muchas veces el volante se le estaba quedando corto y Shindu aprovechaba su altura y su superioridad en la red. Pero el juego de la onubense comenzó a ganar metros y su marcador, a sumar puntos. Llegó a ponerse 16-15 y la final que parecía escaparse del lado de Shindu volvía a empezar. No acusó el esfuerzo para la remontada y los volantes que antes buscaban el cuerpo de la española ahora buscaban el de su rival para dificultar su juego. Desperdició el primer punto de set, pero no el segundo para cerrar la manga con 21-19.
La inercia del final del primer set continuó en el segundo. La superioridad mental y de juego de la española era evidente. Shindu se hacía cada vez más pequeña, incapaz de responder al juego de Carolina. La india intentaba descentrarla en los saques, ganando tiempo para forzar los nervios de la onubense. Pero Marin prefería disfrutar del juego sin que su cabeza se permitiera un despiste. El 5-0 inicial sólo era un anuncio de lo que vendría después. Luego el marcador se paró en un 11-2 que parecía vencer definitivamente la resistencia de la india. Y la superioridad de la española continuó hasta el 21-10 definitivo, hasta ese grito que anunciaba que ya está en el lugar donde nadie se había imaginado antes con una victoria más cómoda de lo que anunciaba el comienzo del partido.
«Gracias a toda España por todo el apoyo que he recibido. Esta medalla es de todos vosotros», decía Carolina después de ganar su tercer título mundial, de lanzarse al suelo y de abrazar, emocionada, a su entrenador. Se marcha de Nankín con el oro y habiendo perdido un único set, contra la china He en las semifinales. Ése ha sido el compromiso más complicado de la española en este Mundial. «Ha sido un partido muy complicado, contra todo el público y contra toda China», aseguraba.
Con 25 años cumplidos en junio ya ha ganado tres Mundiales, un oro olímpico y cuatro Europeos. Y seguirá sumando hasta que su cabeza quiera. «Sin duda es ya la mejor de la historia del mundo del bádminton», reconoce a la agencia Efe Paco Ojeda, el primer entrenador de Carolina en el Recreativo La Orden de Huelva. «Ninguna jugadora ha conseguido ser tres veces campeona del mundo, campeona olímpica y reina en Europa desde hace bastantes años. Eso va a tardar en repetirse», aseguraba. «Ha llegado con muchísima velocidad en las piernas, lo que le permite efectuar en el momento justo cada golpeo. Eso, unido a su calidad, hace que ponga volantes muy difíciles a las rivales», explica Ojeda.
Con él empezó a trabajar a los 12 años, cuando descubrió el bádminton con una amiga. Y no ha perdido de vista el volante desde entonces. «El secreto es recordar el camino que nos llevó a hacer historia», decía antes de comenzar el Mundial. Y en Nankín ha seguido haciéndolo. «Histórico. Lo ha vuelto a hacer», la felicitaba el Consejo Superior de Deportes. «Orgullosos de tenerte con nosotros», lo celebraba el COE.
Ahora se trata de seguir construyendo su historia, ésa que la puede llevar en Tokio a su segundo oro olímpico. Llegará a los Juegos de 2020 en plenitud, con 27 años y, posiblemente, con algún título más que agrande su leyenda. Pase lo que pase, Carolina ya es única.
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