F. C. Barcelona
Cara a Cara: ¿Perdió el independentismo la final de Copa?
SÍ. Ganaron la sevillanía y la españolidad
Alfredo Duro
Ayer, más que nunca, ganó la razón. Porque la razón era, es y será el fútbol. Es todo aquello que necesitamos para que los políticos y su militancia más beligerante no se apoderen del balón. Eran muchos los que esperaban en el Calderón una repetición de las vergonzosas escenas que en finales anteriores nos han abochornado, pero la presencia de un invitado inesperado como el Sevilla fue suficiente para cambiar las condiciones ambientales. Sevillanía es sinónimo de españolidad y hubo mucho de ambas cosas en la grada. Y hubo también una apreciable síntoma de rebelión entre muchos de los aficionados del Barça que decidieron mirar hacia otro lado ante la desesperada llamada independentista al alboroto y la falta de respeto a los símbolos de todos.
- ¡Qué cansino!
Por momentos he llegado a comparar la cansina reivindicación nacionalista que nos invade cada final de Copa con la no menos tediosa exaltación que desde Barcelona se hace con la «posesión». Nacionalismo y posesión. Independentismo y posesión. «Esteladas» y posesión. Césped y posesión. Barca y posesión. ¡Qué pereza me provoca!
- Ganó la razón
Es tremenda la arbitraria monopolización que se hace de la libertad de expresión. Un derecho indiscutible que, mírate en el espejo, son precisamente los independentistas los que vulneran sin el menor sonrojo. Pitando el himno, abucheando a los representantes del Estado y despreciando esa bandera que equipos como el Sevilla lucen con orgullo. Se intenta convertir la falta de respeto y el desprecio a nuestros símbolos en un derecho inalienable. ¡Ya está bien! Ganó la razón cuando mucho más de medio estadio gritó a que allí estaban el Sevilla y España. Y, por que no, tambien el Barça. La razón siempre gana.
NO. Venció la libertad de expresión
Carme Barceló
Miles de banderas españolas. Miles de «esteladas». Miles de «senyeras». Y aquí no ha pasado nada. Todas conviviendo en armonía y cada uno expresando sus sentimientos en libertad. La impresionante metedura de pata de la señora Concepción Dancausa fue subsanada convenientemente por el juez Jesús Torres, que puso el sentido común que le faltó a ella. Espantoso ridículo el suyo y el del presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, avalando y aplaudiendo la primera decisión de la Delegada del Gobierno de Madrid. En su línea. Lo nunca visto. El espectáculo, lamentable. A ver ahora quién asume responsabilidades, las políticas y las deportivas. Porque la LFP la forman todos los clubes, don Javier. repito, todos.
- Nos robaron la previa
Nos robaron la previa futbolera y la convirtieron en un esperpento vergonzoso. ¿Quién ganó, apreciado Duro? La libertad de expresión. Por goleada. Y la justicia. No caigas en la trampa de hablar de quién ganó el partido de las banderas. Sube un escalón, compañero, Y congratúlate de que cada uno de los y las que estuvieron en el Calderón pudo expresar su sentir. La expresión de unos, de otros, sin problemas.
- Pitos y aplausos
Tras 48 horas de despropósitos, que nos restaron espacio al fútbol y lo ganaron los que quisieron politizar la final, quedó zanjado el tema de las banderas. Pero después llegaron los pitos al himno español, otra forma de expresión que tampoco engendra violencia, ni fomenta la homofobia ni instiga el racismo. Te lo repito, querido Alfredo: eso se llama libertad de expresión. La misma que tuvieron los que aplaudieron y acompañaron ese himno –que al no tener letra es más complicado, eso sí– de la forma y manera que creyeron conveniente. Lo dicho, libertad sin ira.
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