Del futuro, ni «mu»

Tras exhibirse en Glasgow y mostrar su evolución a «todocampista», Messi compareció en público, pero no habló de su renovación.

81-90-100 no son las medidas corporales de Messi, pero sí podría decirse que son sus medidas futbolísticas y el reflejo de la evolución a la que ha llegado como jugador para convertirse en un todocampista. Los que vieron jugar a Di Stéfano dicen que recuerda a él porque el genio madridista era capaz de empezar la jugada y de finalizarla. Messi comenzó su carrera en la élite como extremo derecho, después se convirtió en «falso 9» y ahora muchas veces es más un centrocampista que un delantero, como puede verse en el mapa de calor del partido contra el Celtic (a la derecha), aunque no ha perdido su fortaleza ante los porteros. Y en esa faceta de distribuidor y llegador es donde comienza el análisis de sus «medidas». El 81 hace referencia al porcentaje de pases acertados que ha dado en la Liga de Campeones. No es una cifra exagerada si se le compara con centrocampistas o defensas, pero sí cuando se habla de hombres ofensivos, porque sus combinaciones son con más riesgo y normalmente con las defensas ordenadas y pobladas. Supera Leo en ese aspecto a Neymar (75 por ciento), aunque el brasileño es el rey de las asistencias en esta Champions, con 7; y a Luis Suárez (72 por ciento), sus dos compañeros en ataque. El 90 indica el espectacular porcentaje de efectividad que ha tenido el argentino en la competición continental. De los 10 tiros a puerta que ha efectuado, nueve han superado al portero. Sólo uno fue detenido. Además, ha lanzado seis veces desviado y dos fueron bloqueadas por los defensas. Todo ello en cuatro partidos, pues se perdió por lesión el jugado en Alemania contra el Borussia Mönchengladbach. El 100 señala el número de goles que ha alcanzado el argentino con el Barcelona en competiciones fuera de España. La distribución es la siguiente: 92 en la Champions, 5 en el Mundial de Clubes y 3 en la Supercopa de Europa. Sólo 119 apariciones ha necesitado para llegar ahí.

El Celtic Park fue el último campo que conquistó.«Somos mucho mejores con Leo Messi», aseguró Jordi Alba. Por detrás, pasaba el argentino y se reía mientras le preguntaban por la firma de su renovación con el Barcelona, que sería la octava en once años. No dijo nada. Actuaciones como la del pasado miércoles van a favor del jugador, le cargan de argumentos para pedir una mejora de contrato. Fue ayer cuando al «10» le tocó hablar en el acto en el que se presentaban sus nuevas botas. No es habitual que comparezca en público en España. Lo hacía en Argentina de vez en cuando, pero ya no desde el veto de la albiceleste a la Prensa en la última concentración. El compromiso con la marca que le patrocina le puso delante de un micrófono, pero no hubo ronda abierta de preguntas y por tanto nadie le cuestionó sobre su futuro como azulgrana, tan en boca de todos en los últimos tiempos, y más con las ofertas que parecen llegar desde Inglaterra y del Manchester City. Cumple contrato el «10» en el verano de 2018. Si alguien se lo quiere llevar antes, el precio es su cláusula: 250 millones. Si no renueva se iría libre en temporada y media.

Sí repasó el argentino su actualidad y la del equipo. Por un lado, negó que el Barcelona tuviera «Messidependencia». «Ni lo pienso», afirmó. «El Barcelona es el mejor equipo del mundo y tiene un plantel impresionante como para depender sólo de un jugador», continuó el futbolista, que no paró de firmar autógrafos y de dar la mano a los espectadores, que la metían como podían por los agujeros de unas rejas. Leo explicó los motivos de su nuevo «look» con el pelo rubio, que supuso una especie de catarsis: «Hay un poco de todo. La locura, un nuevo comienzo después de la Copa América que perdimos en los penaltis...». El «10» del Barça admitió que la edad le ha ayudado a relativizar tanto las victorias como las derrotas y a disfrutar de otros aspectos de la vida. También se mostró partidario del orden por encima del talento: «En el fútbol de hoy todo empieza por tener un equipo ordenado, corto, que sepa cómo moverse». Firmó unos cuantos autógrafos más y se marchó guardando el secreto de su futuro.