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El barrio de Mallorca en el que nacen las internacionales de la Roja

En el Collerense se criaron las internacionales Virginia Torrecillas, Patricia Guijarro y Mariona Caldentey

Mariona Caldentey, durante el partido ante Alemania
Mariona Caldentey, durante el partido ante Alemanialarazon

«Muchos me preguntan qué les damos y yo les digo que los yogures y el cola cao, de aquí, los que cruzan el charco vienen con más calidad», cuenta entre risas Tolo Verd, presidente de la Unión Deportiva Collerense. El modesto equipo de la barriada de Coll d’en Rebassa, estos días está de fiesta.

Tres jugadoras formadas en las categorías inferiores del club brillan en el Mundial de Francia. «Esto hay pocos clubes que lo puedan tener. Para nosotros ver a Virginia (Torrecillas), Mariona (Caldentey) y Patri (Guijarro) disputar una Copa del Mundo es un orgullo y ya si encima destacan con la selección, pues imagínate cómo estamos aquí», comenta Tolo Verd que no se pierde ningún partido de España. «Cada vez que hay un encuentro de fútbol femenino en el local social no hay nada más que el fútbol femenino. Cuando ves que son nuestras chicas las que están en el campo desde lejos las ayudas y las empujas. Cuando ves los controles que hace Mariona o los pases que hace Virginia, nos quedamos embobados y ahora porque Patri sale de una lesión, pero en este Mundial todavía tiene algo que decir», señala.

Llegaron siendo unas niñas y hoy triunfan entre las grandes. «Virgina y Mariona venían del fútbol mixto porque en Baleares, al tener tan pocas fichas, hasta el último año de infantiles las niñas jugaban con niños. Patri fue la única de las tres que jugó en el infantil del Collerense. En ese momento era la única chica que jugaba en el club y ya era un portento. Se le veía que iba a tener mucho futuro porque ya destacaba dentro de los chicos», recuerda el presidente. No se equivocó y el Barcelona no tardó en llamar a la puerta. «Se nutren de nosotros», comenta entre risas.

Virginia fue la primera en abandonar la entidad rumbo a la ciudad condal en el año 2011. Tres veranos después le tocó el turno a Mariona y la última en hacer las maletas fue Guijarro en 2015. «Cuando una niña se te va a un club grande y es para seguir creciendo nosotros no ponemos ningún tipo de problema. Todo lo contrario, nos sentimos orgullos por ello», indica Tolo Verd. Mariona y Patricia son hoy piezas indiscutibles en el Barça y Virginia, después de su paso por el Montpellier francés, podría llegar al Atlético de Madrid la próxima temporada.

Están en la cima del fútbol femenino español, pero ellas no olvidan de dónde vienen. «Cada vez que hablan recuerdan de dónde han salido. Siempre tienen en su boca el nombre del Collerense. Eso es una distinción de lo buenas personas que son. Siempre que vienen por Mallorca se dejan pasar por aquí», dice. Patricia es la que más cerca vive del club. Virginia y Mariona están un poco más lejos a unos 50 kilómetros aproximadamente del campo que les vio dar sus primeras patadas.

¿Qué es lo que tiene el Collerense para que salgan jugadoras de esta calidad? «No lo sé», se ríe Tolo Verd. «Muchas ganas de jugar al fútbol. Somos un club muy modesto. Un club de una barriada de Palma pegada al aeropuerto. No será por las condiciones de campo municipal que tenemos o por lo que cobren. Hemos estado siete años en Primera División pasando mucha pena para terminar las temporadas y haciendo méritos los directivos para poder acabarla. Ver que te salen niñas de estas que son referentes para el fútbol balear pues es un orgullo», sigue contando. Y es que en Coll d’en Rebassa, las niñas ya no quieren ser como Messi o como Cristiano. «Si hablas con cualquiera de las niñas del club el objetivo suyo es ser una Mariona, una Virginia o una Patri, aunque las porteras quieren ser como Cata Coll, que no nos olvidemos que fue campeona del mundo con la sub-17», señala.