Lisboa
El Chiringuito de Pedrerol: ... y Casillas dijo «basta»
Casillas ha vivido el peor final de temporada que jamás pudo imaginar. Fue el encargado de levantar la Décima, sí. Y también ejerció de gran capitán intentando elevar el ánimo de la Selección.
Casillas ha vivido el peor final de temporada que jamás pudo imaginar. Fue el encargado de levantar la Décima, sí. Y también ejerció de gran capitán intentando elevar el ánimo de la Selección. No como otros. Pero estuvo muy mal en Lisboa y en Brasil. Vive sus horas más bajas como futbolista y, por si fuera poco, tiene a un sector de la afición en contra. Recibe críticas personales desde hace tiempo en las redes sociales. Se promueven campañas cada poco para empujarle a dejar el club que defiende desde pequeño. Vejaciones continuas que tiene que aguantar como puede por su posición. Pero un energúmeno ha rebasado todos los límites y ha conseguido que, al final, Iker explote.
Hay que detenerles
«Tíralo al agua a ver si flota, topor». Este fue el patético comentario que hizo este sinvergüenza a la foto subida por Iker a Instagram. En ella aparecía su mujer, Sara Carbonero, en la playa, sosteniendo a su hijo en brazos. Defenderé siempre la libertad de expresión. Claro que sí. Pero siempre con unos límites. No vale todo. No se puede decir cualquier cosa impunemente. Hay reglas. Fronteras que no deben ser traspasadas. Hay que parar en seco a los que utilizan las redes sociales para insultar, denigrar y acosar escondiéndose en el anonimato. O presunto anonimato, porque al final se les termina cazando. El debate está abierto: el Gobierno ya se ha planteado evitar por ley que campen a sus anchas por internet. Aplaudo su interés, pero espero que pronto tomen decisiones.
Iker actuó como cualquier padre
Aunque se arrepintió y borró su respuesta, probablemente Iker se equivocó entrando al trapo. A los personajes públicos se les aconseja que nunca den relevancia a estos cafres. La mayoría de las veces es justo lo que buscan. Y Casillas ha aguantado mucho. Pero esta vez no pudo soportarlo más. Actuó como padre. Tuvo la reacción que habría tenido cualquiera. Sintió que su familia era atacada y que había que decir "basta". Las críticas deportivas hay que asumirlas, por supuesto. Pueden sentar mejor o peor. Pueden ser más o menos justas. Pueden tener o no razón. Pero son parte de este negocio y los futbolistas saben convivir con ellas. Sin embargo, no va en ningún salario cargar con estos locos. Gente que entorpece las maravillosas posibilidades que dan las redes sociales para estar en contacto con ídolos y referentes.
No es un debate futbolístico
Iker debe descansar, desconectar de estos últimos meses tan duros para él en el terreno deportivo y en el personal. Necesita coger fuerzas. Tiene que volver preparado para hacer la pretemporada en plenitud y competir por un puesto bajo los palos con Diego López. Mientras nadie diga lo contrario, los porteros del Real Madrid son ellos. Que le dejen tranquilo. Porque esta vez no se trata de una cuestión futbolística. Da igual que seas del Madrid o del Barça. De Iker o de Diego. Mourinhista o no. Se trata de la imperdonable falta de respeto a una familia. La que forman de Iker, Sara y Martín. Apoyemos a Casillas y acabemos de una vez con los energúmenos.
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