Real Madrid
4-3. Pitos para «Mou», gana el Madrid
El espíritu de Cristiano Ronaldo, siempre luchador y hambriento de goles, reanimó al Real Madrid, aturdido aún por la eliminación de Liga de Campeones ante el Borussia Dortmund, ante un valiente Real Valladolid,.
Mientras a Messi le proponen que sea embajador de la candidatura Madrid 2020 –todavía no le ha dado tiempo de pensarlo, es una idea–, el Valladolid tuvo un gesto de apoyo y lució en la zamarra el logo de la que pretende ser capital olímpica a partir del 7 de septiembre. Sólo 8 minutos después, el «detalle» fue marcar un gol a Diego López tras una entrega suicida de Di María y una duda de Carvalho impropia de un veterano. A partir de ahí, espectáculo de los delanteros y verbena de los defensas. Antes, cuando por megafonía anunciaba el «speaker» las alineaciones, Mourinho escuchó la pitada casi unánime del Bernabéu cuando sonó su nombre. Le han calado. En esta ocasión, no deseaba un plebiscito y lo encontró, nada favorable a él, aunque los «ultras» opinaran lo contrario. Luego el partido se descosió y hubo goles para todos los gustos y por ambos bandos, hasta siete: el de Óscar, el de Valiente en su portería, dos de Cristiano, uno de Kaká, otro de Javi Guerra y el 4-3, de Sastre.
Dejas de ver las noticias porque no hay una buena; la cadena de desastres es indefinida. Encoge el corazón, dispara el pesimismo. Agota. El fútbol es diferente porque es un imprevisto. El Granada, el Sevilla, el Málaga o el Betis pueden ganar al Madrid. Lo han hecho y sus victorias improbables extendieron la alfombra roja al Barça arrebatador de la primera vuelta, cuando con cada bocanada de aire hacía un gol. Ahora le falta oxígeno, pero mantiene una ventaja crucial.
El Madrid es una incógnita, puede hacer en diez minutos lo que no es capaz de garantizar en 170. Puede achuchar al Dortmund hasta hacerle temblar, con tanta intensidad que el presidente Watzke se encierra en el baño para no verlo. El fútbol es una montaña rusa y la situación, arriba o abajo, la tranquilidad o el vértigo, depende de factores que no siempre figuran dentro del rectángulo de juego. El catálogo del entrenador propone y el rival dispone. Mourinho manda al ataque y el adversario duda; si ordena defender un resultado, un empate a uno en el Westfalenstadion, por ejemplo, la víctima crece, se quita la máscara, se transforma y se vuelca sobre la portería de Diego López. Entonces toca rezar.
Ante el Valladolid no eran necesarias las jaculatorias. Hay diferencia entre uno y otro equipo, aunque el Madrid reserve titulares. Cualquiera de sus reservas sería titular indiscutible con Djukic. Nacho ya dio muestras de entereza contra el Atlético en la banda izquierda, aunque es central; ayer fue alineado en el lado derecho, con Pepe y Carvalho a su izquierda. En el enganche, Kaká. Y también Cristiano, pese a terminar con molestias el martes. Se comportó tan bien que no dio sensación de que fuera alineado por castigo, dadas sus diferencias con el entrenador.
En el Valladolid el jugador a seguir, sobre todo, era Patrick Ebert, ese «cerebro» alemán que posiblemente jugará la próxima temporada en el Atlético. Tiene calidad. Pero quien adquirió protagonismo inmediato fue Óscar, autor del 0-1. El despiste madridista, firmado por Di María con un arriesgado pase horizontal y rubricado por Carvalho, lento de reflejos, no fue sino el anticipo de lo que estaba por venir: socavones en defensa, centrocampistas que inauguraban autovías sin peaje y el marcador, turulato, sin dominador. El 1-1 lo impulsó Di María y lo metió en su portería Valiente. Mala suerte. El 2-1 sirvió al «Fideo» para rehabilitarse: centró medido, con categoría, y cabeceó Cristiano. Nadie le estorbó. Cuando parecía que el Madrid embridaba el partido Javi Guerra halló otro hueco entre Pepe y Carvalho y empató a dos.
Intervenían los guardametas más de lo que deseaban. Paraban, despejaban, gritaban porque les dejaban vendidos y se multiplicaban en estiradas, despejes y palomitas para evitar nuevos goles. Ronaldo lanzó una falta al larguero; respiró Jaime, y se volvió a fatigar cuando ya en el segundo tiempo Kaká, muy activo al ataque, hizo el 3-2. Que tampoco fue definitivo. Hizo «Mou» el doble cambio previsto y Cristiano cabeceó el saque de esquina de Özil, 4-2. La goleada no arredró al Valladolid, valiente todo el partido, y no sólo por la presencia de Marc, y a partir del minuto 70 generó ocasiones como para empatar.
Diego López, tras un fallo intrascendente, se esmeró y evitó que el equipo vestido de nazareno se acercara, hasta que Luis Sastre le sorprendió con una volea desde fuera del área. El 4-3 evidenciaba el descaro vallisoletano y sus lagunas defensivas, tan escandalosas como las del Real Madrid. Marcar tres goles en el Bernabéu es una hazaña, que no sirve si el otro te mete cuatro.
- Ficha técnica:
4 - Real Madrid: Diego López; Nacho, Pepe, Carvalho, Coentrao; Khedira, Modric; Di María (Xabi Alonso, m.67), Kaká (Özil, m.67), Cristiano Ronaldo; y Benzema (Higuaín, m.71).
3 - Real Valladolid: Jaime; Rukavina, Rueda, Valiente, Balenziaga; Ebert, Rubio (Sastre, m.71), Víctor Pérez, Omar (Bueno, m.54); Óscar y Javi Guerra (Manucho, m.80).
Goles: 0-1, m.8: Oscar. 1-1, m.26: Valiente en propia puerta. 2-1, m.32: Cristiano. 2-2, m.35: Javi Guerra. 3-2, m.49: Kaká. 4-2, m.70: Cristiano. 4-3, m.87: Sastre.
Árbitro: Fernández Borbalán (Comité Andaluz). Amonestó a Khedira (44) por el Real Madrid; y a Omar (38), Víctor Pérez (64) y Sastre (90) por el Real Valladolid.
Incidencias: encuentro correspondiente a la 34a jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante unos 52.000 espectadores.
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