Barcelona
Cuando Zidane cambió a Ancelotti
Recitar la alineación de aquella Juve despierta la nostalgia: Del Piero, Henry (que sólo tenía 21 años), con Conte (el actual entrenador), Deschamps, Davids, Esnáider y, sobre todo, Zidane. Marcelo Lippi no supo sacar rendimiento a ese equipo y en febrero de 1999 se fichaba a Ancelotti, el ex jugador del Milan, que había entrenado a la Reggiana, al Parma y que tenía todo el futuro por delante. «Fue su primera prueba decisiva. Una experiencia nueva para un Ancelotti bastante joven –recuerda ahora Esnáider, Juan Eduardo–. Tenía muchas ideas. Había sido un gran jugador y tenía muy claro lo que quería en un grupo que era bastante difícil». Muchas nacionalidades, demasiadas estrellas que llenaban de egos el vestuario: «Pero él llevó bien ese grupo de costumbres tan diferentes». El entrenador italiano comprendió que debía buscar la colaboración de los futbolistas. «Era bastante ordenado, con ideas tácticas que compartía sobre todo con los jugadores más veteranos. Nos daba libertad para opinar», dice el ex futbolista argentino.
El 4-4-2
Ancelotti estaba por hacer y la Juve era una prueba de fuego para mostrar si quien había sido un gran centrocampista también era un líder como entrenador. «Yo creo que ahora Carlo está más capacitado, tiene la experiencia que le dan las situaciones vividas». Tenía al mejor jugador del mundo, Zidane, y él llegaba con las ideas de Sacchi en la cabeza, un plan rígido, donde el 4-4-2 era inamovible. Y ahí Zidane no encontraba su sitio. Había que imaginar, atreverse a romper moldes.
«En mis comienzos era demasiado ''sacchiano'', sólo entendía de 4-4-2. Con Sacchi había tenido enormes satisfacciones, temía cambiar. Descarté a Roberto Baggio en el Parma porque un ''trequartista'' no tenía cabida en mis esquemas. Me sucedió lo mismo con Zola, en competencia con Crespo y Chiesa. Hoy no dejaría irse a Zola y a Baggio le diría: ''Aquí te espero''. En la Juve tenía a Zidane y no repetí los mismos errores que cometí en el Parma», reconoció Ancelotti hace años en una entrevista que recoge la página www.martiperarnau.com.
El entrenador salvó esa temporada y el equipo terminó séptimo. La siguiente estuvo cerca, pero «perdimos el campeonato en la última fecha. Fue una campaña excelente, que estropeamos al no ganar el título», recuerda Esnáider. También quedó subcampeón la siguiente. En Turín maduró como entrenador, dio más importancia a los futbolistas. No podía desaprovechar a Zidane. «Verlo en los entrenamientos ya era un espectáculo», continúa Esnáider, que desde esa época en Italia hizo amistad con «Zizou». Una relación que se conserva hoy.
El futbolista francés tenía 26 años, era la estrella del fútbol europeo. Sonaba para fichar por el Barcelona. «Y a mí me preguntaba mucho por cómo era la ciudad». Pero el futuro sorprendió a todos. Florentino Pérez se metió por medio y Zidane nunca se fue al Barcelona. Acabó jugando en el Real Madrid, donde ahora ocupa el banquillo junto a Ancelotti. El tiempo ha pasado. Esnáider entrenó la temporada pasada al Córdoba, mientras que el Madrid se enfrenta mañana a la Juve. Pasan los años, pero en lo esencial ninguno ha cambiado. «Carlo es ahora como antes: un entrenador tranquilo, pero con mucho carácter, aunque no lo parezca».
Intentaba hacer un fútbol combinativo. En la Juve, en Italia, no es lo que más pega. «Pero partiendo con Zidane, era difícil no hacer un juego vistoso», dice Esnáider. «Tenía mucho protagonismo, participaba y generaba mucho juego. Sin embargo, creo que en Italia, donde el fútbol es más duro, tenía menos libertad de la que gozó después».
Zidane, como Ancelotti, tampoco ha cambiado con el paso de los años, ni con la caída del poco pelo que tenía: «Con ''Zizou'' es muy difícil llevarse mal porque no es nada conflictivo. Yo soy poco objetivo –describe Esnáider– porque le quiero mucho. Era un tipo espectacular, muy introvertido. No le gusta mucho el tema de salir en los medios. Pero yo le decía: ''Es inevitable que se hable de vos. Aceptalo''».
Se continuó hablando de él durante años. Como también se hablaba de Ancelotti. Él y Zidane siguieron caminos diferentes. Uno se fue a Milán, otro llegó al Madrid, donde ambos se han vuelto a encontrar. Aquella vez Ancelotti aprendió una lección al ver jugar a Zidane. Hoy es «Zizou» quien aprende de Carlo.
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