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De la tristeza a la renovación

La Razón
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Hace justamente una vuelta liguera completa, tras el choque ante el Granada, Cristiano se puso delante de las cámaras para decir que estaba triste. No quiso detallar las causas, pero sí dijo que ya se lo había dicho a quien correspondía y en el club estaban informados. No sentirse apoyado por la institución en los actos como la gala del Balón de Oro, la enemistad de gran parte del vestuario o problemas económicos en su futuro contrato aparecieron como la raíz de un problema, que parece haber dejado de serlo. Florentino Pérez lo acompañó a Zúrich los primeros días de enero, los compañeros no dejan de repetir lo importante que es Ronaldo para la plantilla y su renovación parece más cerca que nunca. En la planta noble del Bernabéu nunca ha habido nerviosismo con este asunto, pero parece que han puesto a funcionar la máquina para que la ampliación de contrato se anuncie dentro de pocas semanas. Más allá de que lo contrario sería la peor propaganda para la reelección de junio, todos están de acuerdo en que debe ser el futbolista sobre el que se basen los proyectos inmediatos, ya sea con o sin José Mourinho al mando de la pizarra.

Cristiano está más cómodo que nunca en el club, con la afición rendida a sus pies, los compañeros cada vez más convencidos de seguirlo y su madre y su hijo (Cristiano júnior) disfrutando de sus goles desde el palco de jugadores. Ha encontrado un sitio dentro del Real Madrid que le había costado ocupar hasta ahora y hasta ha estrenado el brazalete de capitán en ausencia de Casillas. Después de invertir casi 100 millones en su fichaje, el Real Madrid quiere disfrutar de los mejores años que le quedan a «CR7» en un campo de fútbol, además de ser, con permiso de Neymar, el único futbolista que puede competir en más o menos igualdad con Leo Messi.