Atlético de Madrid
El 101 y un tostón
Van Nistelrooy dejó en cierta ocasión para la historia una de esas frases a recordar cuando viene a pelo, a propósito de las rachas (buenas y malas) de los goleadores. Dijo el magnífico ariete holandés algo así como que «los goles son como el kétchup, a veces no salen por mucho que lo intentes y otras aprietas y salen todos de golpe». Agitemos el bote del Niño (el de kétchup) a cuenta de Torres, que se ha pasado demasiado tiempo obsesionado por la caza y captura del famoso gol 100, pero que una vez conquistado parece liberado de una condena...
- El Niño, a tope
A ver. Ayer en Getafe fue visto y no visto. Empezó el partido y en el primer soplido del lobo Carrasco envió desde la banda izquierda un centro raso, inteligentísimo, puro veneno para la zaga del Geta, que Torres cazó con esa facilidad del futbolista que ha vuelto a recuperar la autoestima. Y el de Getafe sí es un gol decisivo, de esos de calidad, de los que a la vista de cómo discurrió (y acabó) el partido valen su peso en oro. Torres no sólo se ha quitado de la espalda la pesada mochila de ansiedad del gol 100, sino también la de Jackson, aunque convengamos en que la sombra del colombiano que se ha ido a China no ha sido muy alargada.
- Cierra la muralla
Con el marcador y el viento a favor, el Atlético se sintió seguro, mucho más teniendo en cuenta que Simeone recuperaba a su zaga titular, a Godín, Juanfran y Filipe Luis completando su famosa muralla con Giménez. Pero fue el equipo rojiblanco de más a menos hasta despachar, francamente, un segundo tiempo criticable, todos atrás, atrincherados, escondidos tras el muro y ante un rival que lo intentó pero al que se le ve sin pegada, sin confianza. Y poco más, algún lance polémico y un par de escarceos de Correa que falló la sentencia con todo a favor. Tres puntos de oro, un fútbol de hojalata, un partido tostón... y un bote de kétchup.
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