Barcelona
«No hay que volverse loco»
Artola, Asensi, Alexanko, Estebaranz y Abelardo rememoran las noches mágicas del Camp Nou y dan las claves para vencer al Milan
El Barcelona necesitará mañana toda la ayuda posible. Necesita una gesta para remontar un 2-0 al Milan y meterse en cuartos de la «Champions». Como dijo Xavi, a esta fabulosa generación de futbolistas le falta una noche mágica en el Camp Nou. Una noche que rememore las grandes gestas azulgrana ante su público.
El Ipswich Town de Bobby Robson sufrió la primera gran remontada europea del Barcelona. Fue en octavos de la Copa de la UEFA de 1977-78 tras firmar un histórico 3-0 en la ida. «Veníamos de un resultado muy negativo, pero teníamos la confianza de un gran equipo. El apoyo del público fue primordial. Marcamos pronto y luego tuvimos la suerte de pasar en los penaltis», recuerda Pello Artola, portero del Barça durante casi una década y titular aquel día. «Se sufrió muchísimo», intercede Juan Manuel Asensi, una leyenda azulgrana que también formó en el once aquella noche de diciembre de 1977.
Once meses después de la remontada ante el Ipswich, ya con Lucien Müller en el banquillo, el Camp Nou vivió otra noche mágica, una de las más recordadas de la historia azulgrana por todo lo que pasó en aquella eliminatoria ante el Anderlecht. «Perdimos 3-0 en Bélgica y llegamos muy quemados porque su entrenador nos faltó al respeto. Por esto, el público se volcó y encima marcamos pronto. Luego llegaría el histórico gol de Zuviría. En los penaltis, me pasaron mil cosas por la cabeza. Paré dos y luego el tercero fue al palo. Fue una noche increíble en la que la gente acabó llorando», apunta Artola. «El ambiente que se vivió en el estadio fue distinto al de un partido normal. Además, acabamos ganando aquella Recopa», destaca Asensi.
Todos tienen claro que el Camp Nou debe jugar un papel fundamental ante el Milan. «Debe ser el público el que anime al equipo y no al revés, como suele pasar», reclama Artola. El ex portero ofrece la clave para superar al equipo de Allegri. «Lo importante es que no marquen ningún gol, porque los goles del Barça ya llegarán. En 90 minutos, dos goles se pueden hacer. No se puede ir a lo loco sabiendo que no estás muy protegido atrás», piensa Artola y lo ratifica Asensi.
«No deben volverse locos. Tienen que marcar, pero es importante no recibir. Hay que pensar que con 2-0 no estás fuera o que llegar 1-0 al descanso estaría bien», recomienda Abelardo, presente en la última gran gesta del equipo azulgrana. «2-0», se leía en un enorme mosaico en el Camp Nou. Era el 18 de abril de 2000 y el resultado pedido era lo que necesitaba el Barcelona para remontar en los cuartos ante el Chelsea. Acabó venciendo 5-1. «En la ida, se pusieron 3-0 rápido, en ocho minutos, pero Figo marcó en la segunda parte», continúa el ex central. Un gol, un tesoro, con el que no cuenta el Barcelona ahora, lo que complica la empresa. Abelardo no recuerda una semana especialmente diferente ni «ninguna charla de Van Gaal», pero sí cómo estaban las gradas del Camp Nou. «Fue un ambiente especial, el estadio se llenó y pronto nos pusimos 2-0. Aunque marcaron, forzamos la prórroga y pasamos», continúa. En ese equipo estaban ya Puyol y Xavi: «Eran chavales, pero ya se veía hasta dónde podían llegar...».
Antes de eso, en 1986, el Barcelona logró sobreponerse a otro 3-0 en semifinales de la Copa de Europa ante el Goteborg. «El resultado fue difícil de asimilar. Parecía imposible, pero durante la semana nos fuimos mentalizando y cuando salimos al campo se unió el ambiente mágico con nuestro gran partido y la suerte y logramos voltear el marcador», asegura Alexanko. Pichi Alonso fue el héroe esa noche. Archibald estaba lesionado, salió él y marcó tres goles. Urruti evitó unos cuantos en la portería del Barcelona.
El «Dream Team» también tuvo su gran momento al superar un 3-1 del Dinamo de Kiev. «El mejor partido de aquella época junto con el 5-0 al Madrid. Fue fútbol total, atacamos por todos lados: por banda, haciendo diagonales, por el centro, con rematadores...», narra Quique Estebaranz, que ve difícil algo parecido mañana: «Hace falta algo novedoso si no sale el plan de siempre. Se me ocurre cambiar a Messi de sitio para que no lo tengan tan vigilado», aconseja. Aquella noche, Cruyff no tuvo ninguna frase mítica como el «salid a disfrutar»: «Fue normal, para quitar presión. Ese equipo estaba preparado psicológicamente para remontar». ¿Lo estará éste también?
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