Restringido
¡Oh capitán, mi capitán!
Me permito la licencia de escribirte desde esta modesta columna mientras contabilizo los centenares, miles, millones de baberos virtuales que se llevan desplegando desde que existes para el fútbol. Y ya te digo, Leo, que seguro que se me pierde alguno en el limbo de los dudosos que desde hace unas semanas se han mudado al cielo mesiánico rendidos a tu realidad. Capitán culé, jugador de La Masía, argentino del Barça hasta las trancas y un genio de difícil comparación porque contigo se rompió el molde. Superada una mala etapa física y psíquica, has vuelto por tus fueros con la madurez que te otorgan los años, los golpes, las críticas, los desencuentros con tus entrenadores y tu calidad.
- Y Ronaldo, gris
Te digo, Leo, que eres de una incomodidad extrema para los que se expulsan el escudo, le sacan brillo al Balón de Oro y celebran su cumpleaños como si no hubiera un mañana. Porque para Cristiano, mientras tú estés en activo, no lo hay. Eres el actor, el director y el productor de esta película. Ronaldo es sólo el actor. Esto es así. Y el Real Madrid es hoy el reflejo de su galáctico de cabecera. Le vimos gris ante el Deportivo en el Bernabéu y al equipo blanco, también. «CR7» es un líder de forma. Tu liderazgo, Leo, es de fondo. Y eso no se compra ni se vende, como el cariño verdadero que decía la canción.
Tienes una complicidad divina con el fútbol más puro. Estás rodeado de jugadores que te leen entre líneas. Superada la crisis con Luis Enrique, la máquina azulgrana funciona como nunca. Otro «hat trick» ante el Levante. Igualas a Zarra marcando de tres en tres y sólo tienes 27 años. Neymar, más listo que el hambre, le pilló el punto desde el primer día a lo que significa vivir contigo. Mejoras a quien te vive y los que te viven multiplican sus calidades. Besas el escudo que de verdad sientes. Escrito queda y ahí lo dejo: ¡Oh capitán, mi capitán!
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