Se ha ido un genio diferente

Don Alfredo fue una persona determinante en mi trayectoria deportiva. Hace ya muchos años, a principios de los ochenta, a los chavales que estábamos en el Castilla nos dio la oportunidad que estábamos esperando. Recuerdo que por los primeros que apostó fue por Manolo Sanchís y por mí, que debutamos en Murcia y ganamos 0-1. Meses más tarde llegaría el inolvidable estreno de Emilio Butragueño en Cádiz, donde también ganamos. Estoy convencido de que si no hubiera sido por su personalidad no hubieramos dado el paso que dimos ni hubiéramos vivido todo lo que vivimos luego. Su marcha es una gran pérdida para el madridismo. En estos momentos en que la tristeza es el sentimiento dominante tenemos que rendirle el homenaje que se merece. Tiene que ser un homenaje a la altura del genio que fue. Afortunadamente en vida ya tuvo ese merecido reconocimiento por parte de todos los estamentos del fútbol. Era el presidente honorario de nuestro club, recibió homenajes de la UEFA, de la FIFA... Di Stéfano era el más grande. Personalmente era un hombre muy afable, cuando lo conocías era entrañable, un personaje muy particular, un icono en el mundo del fútbol... Pero era mucho más. Hay que destacar tanto lo que hizo dentro del campo como lo que logró fuera. Se comportó siempre con señorío y su comportamiento a nivel personal siempre fue un ejemplo para todos. Como jugador, como entrenador, como Presidente de Honor, como persona... deja muchos, muchísimos amigos. Era alguien completamente diferente. Tenía golpes muy buenos, un humor muy suyo, era tan especial que con una simple palabra ya te hacía reír. Nadie esperaba muchas de sus salidas. Por eso y por otras muchas cosas se nos ha ido un genio.