Balón de Oro
Xabi Alonso, con rencor
El jugador del Bayern ningunea a Iker Casillas y a Cristiano Ronaldo en una entrevista en Alemania y quiere el Balón de Oro para Neuer
La última imagen que hemos visto de Xabi Alonso es del fin de semana pasado. Subido en una góndola, en Venecia, con su mujer y el matrimonio Arbeloa. Amigos para siempre, fruto de su relación en el vestuario del Liverpool y del Real Madrid. La última palabra del centrocampista del Bayern ha sido para ningunear a Casillas y a Cristiano Ronaldo, compañeros de fatigas hasta el pasado mes de agosto, cuando el tolosano se lió la manta a la cabeza, dejó empantanado al Madrid y aceptó la propuesta de Guardiola. Florentino Pérez, magnánimo en esta ocasión, no puso pegas, atendió su petición y Xabi recaló en Múnich para emprender su última aventura futbolística.
Se despidió del Madrid en una conferencia de prensa en la que mostró su agradecimiento al club, a sus entrenadores y a sus compañeros. Se iba por la puerta grande. Atrás quedaban unos años excepcionales a nivel de juego, pero empañados en sus relaciones con los compañeros por culpa de Mourinho. El «estás conmigo o estás contra mí», filosofía empleada por el portugués, hizo que el vestuario se rompiese, que hubiese bandos muy definidos, donde la profesionalidad de los jugadores evitaba cualquier roce de cara al exterior o en el terreno de juego, donde todos remaban en la misma dirección por los éxitos del Real Madrid.
Cuentan que unas declaraciones de Xabi, en las que apoyaba y elogiaba los métodos del técnico portugués, hicieron que su relación con Casillas (el primer capitán del equipo) se enfriasen. Tanto que Iker cortó la comunicación con su compañero. Dejaron de hablarse. No hubo marcha atrás. Se fue Mourinho, y la temporada pasada, en la que Casillas fue suplente en la Liga y titular en la Copa y en la Liga de Campeones, no cambió la decoración. Ancelotti, el pacificador, no consiguió que los jugadores se saliesen del guión estrictamente profesional. Convivencia pura y dura en un vestuario en el que ya no existía la «manu militari» del luso, pero en el que las heridas del pasado no cicatrizaron.
No parecía que hubiera cuentas pendientes. Sin embargo, las palabras de Alonso a la revista «Sport Bild» desprenden un rencor inesperado. «No sólo es de lejos el mejor portero con el que he jugado nunca, sino que es extraordinario como undécimo jugador de campo. Ya sabía que era un jugador de clase mundial, pero junto con David Alaba, lo que más me ha sorprendido desde que estoy en Baviera es lo fuerte que es en realidad», manifiesta Xabi cuando se le pregunta por el portero Neuer. Pulla para Casillas. El segundo damnificado por la voracidad verbal del tolosano es Ronaldo. «Si Manuel lo ganara sería justo», dice el vasco cuando se le pregunta por el Balón de Oro. Se suma a la corriente de Platini y de otros estamentos del fútbol mundial en los que se aboga por que el galardón sea para un futbolista alemán, después del éxito de la selección germana en el Mundial. Sin acordarse de la excepcional temporada de Cristiano, ganador de tres títulos con el Real Madrid, al margen de los goles marcados.
«La cuestión fundamental es si cuenta más lo individual. En ese caso, siempre es difícil competir contra Messi y Ronaldo. Si son los éxitos a nivel colectivo entonces los alemanes tienen más oportunidades. Yo definitivamente cruzo los dedos por mis colegas del Bayern», matizó Xabi Alonso. No hay duda, tres meses en Múnich le han bastado al jugador para imbuirse de la cultura del club bávaro. Para defender a sus actuales compañeros –a lo mejor son ya amigos– y para borrar, en cierta medida, su pasado madridista.
¿Sinceridad? «Inoportunidad», aseguran las fuentes consultadas en el Madrid, que no quieren valorar las declaraciones de Xabi. Consideran que el jugador no ha hablado de la institución –están convencidos de que le guarda respeto y cariño– y por tanto la pelota está en el tejado de Iker y Cristiano, a quienes han ido dirigidos los dardos. No se espera que haya respuesta de los aludidos porque sería entrar en una guerra de reproches. Es la opinión de Xabi y punto. Cuando se conceda el Balón de Oro sabremos si tenía razón.
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