Betis
Huesca y Getafe se jugarán la lucha por el ascenso en el Coliseo
El equipo oscense remonta un 0-2 y empata en el último suspiro en el Alcoraz.
Un gol en el último minuto de Camacho permitió ayer al Huesca seguir soñando con el ascenso al remontar un 0-2 del Getafe en el Alcoraz. El definitivo empate deja todo abierto para el partido de vuelta en el Coliseo getafense el próximo sábado.
El Getafe tiró de experiencia y aguantó el embate local en la primera parte. Tras el descanso, todo cambió y el ex bético Jorge Molina, con un doblete, desmentía el indiscutible y estéril dominio azulgrana.
El Huesca salió en tromba, con el Alcoraz en efervescencia, desde los primeros minutos, pero la profundidad de su juego -con mención especial a Vadillo, Ferreiro y a un Samu Sáiz al que le costó arrancar- carecía de efectividad ante la portería rival. Su primer tiro a puerta, de hecho, no llegó hasta el minuto 36, tras una meritoria jugada de Melero.
Mientras el Huesca, consciente de la oportunidad histórica de acariciar el sueño de Primera, perseveraba en sus oleadas, el Getafe se mantenía a la expectativa, consciente de que el tiempo jugaba a su favor y de que la eliminatoria se decidiría, como así será, en el partido de vuelta en el Coliseo.
El equipo madrileño supo esperar su momento y a los seis minutos de la reanudación una internada por la izquierda de Jorge Molina, su jugador franquicia (20 goles en la liga regular), terminó en penalti cometido por Jair. 0-1 en el marcador y el técnico visitante, José Bordalás, ya tenía el partido donde quería.
El 0-1 lastró al Huesca y enervó al público del Alcoraz, muy contrariado con la actuación arbitral. El tiempo, una vez más jugaba a favor del equipo madrileño, que sacó petróleo del pragmático (y rácano) planteamiento de Bordalás en los primeros 45 minutos gracias a un jugador, Jorge Molina, que volvió a marcar la diferencia en el minuto 73 con el 0-2. Vinicius, a 15 minutos del final, marcó el 1-2 que avivaba las esperanzas de los oscenses.
Las postreras acometidas azulgranas culminaron con el agónico empate de Camacho, que acababa de entrar, en el minuto 90. Unas tablas que recompensaban el empuje y mejor juego local. El sábado, en el Coliseo, la sentencia.