Motociclismo
No se le había olvidado
Lorenzo consigue su primera victoria con Ducati justo cuando ya no hay marcha atrás en el divorcio de ambos para el próximo año. «Lástima que no confiaran en mí antes», reconoce
Lorenzo consigue su primera victoria con Ducati justo cuando ya no hay marcha atrás en el divorcio de ambos para el próximo año. «Lástima que no confiaran en mí antes», reconoce
Ducati gastó muchos millones de euros para fichar a Lorenzo y lo va a perder por no haberle dado antes esa pequeña pieza de plástico en el depósito que necesitaba para poder descansar los brazos entre curva y curva. «Es una lástima que los ingenieros no confiaran en mí», decía Jorge después de ganar su primera carrera con la marca italiana, y no una cualquiera, en Mugello y tras una lección magistral de principio a fin. El mallorquín volvió a ser el de siempre, el de Yamaha, el tricampeón del mundo de MotoGP, el «martillo» que completa las 23 vueltas a un ritmo constante e imposible para los demás. Fue otra vez esa estrella por la que Ducati gastó casi lo que no tenía en busca de un paso adelante y a la que han despreciado cegados por el buen momento de Dovi.
El italiano rozó el título el año pasado mientras Jorge sufrió en todas las condiciones y sólo pudo rescatar un par de podios. De repente, creyeron que se le había olvidado pilotar, filtraron una oferta de renovación casi obscena para un piloto de su categoría e insinuaban que cualquiera podía conducir la Ducati mejor que Lorenzo. «Hay otros que lo merecen más, como Pirro o Miller, él tiene su estilo, que no le está funcionando», lanzó Dovizioso nada más renovar su contrato y la condición de líder de la factoría de Borgo Panigale. Unas palabras demasiado duras para el que todavía es su compañero de equipo y que ya tiene en su palmarés cinco títulos, una cifra a la que Dovi seguramente nunca se va a acercar.
Al que veían como el Mesías lo consideraron de repente un acabado, tanto que hasta se llegó a rumorear que se tendría que tomar una temporada sabática en 2019 por no tener hueco en la parrilla. Una temeridad cuando se trata de un campeón que ayer en Mugello consiguió una victoria con forma de «zas, en toda la boca». «Ha tapado muchas», reconocía Marc. «Yo siempre he confiado en su talento, hace cosas que están al alcance de muy pocos y nunca he dejado de confiar en él», continuaba.
La confianza de la que habla Márquez la habían perdido tanto Dovizioso, que tras cruzar la meta a más de seis segundos de su todavía compañero, se afanó en darle la enhorabuena, como Gigi Dall'Igna, el máximo responsable del equipo, que fue a felicitar a Jorge y éste casi no quería ni mirarlo. Para el mallorquín era el día más feliz de su vida, una hazaña que le mete directamente en el club de los que han ganado con dos fabricantes distintos y que le coloca por encima de Rossi, que nunca pudo vencer con Ducati. «Llegó, llegó. Parecía que no iba a llegar, pero nunca tiré la toalla. Mucho amor propio, muchas horas de entrenamiento, mucho sufrimiento, muchos malos momentos, demasiados quizá. Como dije cuando tenía 16 años y estaba en Derbi: voy a vencer con esta marca, y lo he logrado», reclamaba Jorge en un tono que dejaba claro que no hay vuelta atrás en la decisión sobre su futuro.
Con Ducati dispuesta a dejarlo caer una vez pasado el próximo 31 de diciembre, el entorno de Lorenzo envió una señal de auxilio a la que siempre fue su casa, Yamaha, a la que respondió afirmativamente Lin Jarvis. Su ex «team manager» le va a conseguir una moto «pata negra» en un equipo satélite todavía por definir para los dos siguientes cursos. Él sabe mejor que nadie que el 99 sigue siendo uno de los más talentosos de la parrilla y ahora podía recuperarlo a precio de ganga. En enero de 2021, si sigue en forma a los 33 años, podría ser el sustituto de Valentino en la estructura oficial junto a Maverick. Porque tres títulos de MotoGP no son una casualidad. Si hay un cuarto, no será con Ducati. Es demasiado tarde.
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