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Los demonios de Ney

Los demonios de Ney
Los demonios de Neylarazon

Su juego contrasta con ciertas actitudes por las que le critican rivales y compañeros

Neymar tiene que aguantar mucho en el campo, y no siempre lo hace de la manera más deportiva. Por su forma de jugar –un gran regateador, el balón pegado al pie–, suele recibir gran cantidad de faltas, muchas de ellas duras. Y por su forma de ser, suelen provocarle hasta que cae en la trampa. En la Copa América le han derribado ocho veces en dos partidos. En la Liga fue el cuarto futbolista que más patadas sufrió (92 faltas) y en la «Champions», el primero (39), pero la supuesta madurez que parecía haber demostrado a lo largo del estupendo curso que ha protagonizado ha quedado en entredicho tanto en la victoria como en la derrota, y ha despertado la crítica de rivales, la reprimenda de compañeros y, en la Copa América ante Colombia, la quinta expulsión de su carrera. Si contra el Atlético, cuando ganaron la Liga en el Calderón, lanzó unos besos a Raúl García con el partido casi acabado; y contra el Athletic, en la final de Copa, con el duelo ya resuelto a su favor, intentó un regate acrobático; con Brasil tuvo mal perder y no se contuvo tras el 0-1 ante Colombia: pegó un pelotazo en la espalda a Armero y se lió. Se lo fueron a recriminar y contestó con un cabezazo a Murillo. El resultado fue la primera roja que ve con la camiseta amarilla, que le costará perderse el decisivo duelo contra Venezuela... de momento. El Comité de Disciplina sancionó con un partido al futbolista del Barcelona, pero por acumulación, porque sólo juzgó la amarilla que vio en la primera parte, que era la segunda en el torneo (la otra fue ante Perú por mover con la mano la espuma que señala el límite de las faltas). Pero en la pelea final fue expulsado y por eso hoy podría caerle el segundo encuentro sin participar, lo que supondría su ausencia en unos hipotéticos cuartos. La Confederación Brasileña presentará alegaciones y defiende a su jugador. «El juez de línea se pasó el partido llamando piscinero a Neymar y eso terminó por desquiciarlo», aseguran en «Globoesporte».

Las otras cuatro rojas que ha visto Ney en su carrera fueron con el Santos, y por motivos tan de «peso» como ponerse una máscara para celebrar un gol, protestar y, en dos ocasiones, responder a patadas. En ésa época también tuvo actuaciones tan adultas como enfadarse con su entrenador porque no le dejó tirar un penalti y desde ese momento no pasar un balón a sus compañeros, hasta que fue sustituido.

«Está descontrolado», le criticaban en la Prensa brasileña. La desconcertante actuación del «10» de la «canarinha» llegó horas después de saber que los problemas legales de su fichaje por el Barcelona aumentaban, aunque el jugador ha demostrado hasta ahora saber abstraerse de esos asuntos. También tiene sobre su espalda el peso de guiar a Brasil con sólo 23 años. «Es humano», le defendía Dunga, su seleccionador, que ahora tendrá que buscar cómo cubrir su plaza y mejorar la imagen del equipo.

Neymar encontró un culpable: «Colocar a un árbitro flojo para pitar genera eso». «Hubo una confusión, pero no necesitaba expulsar a todo el mundo», añadió. «Debería aprender de Xavi o Messi», le recomendó el atlético Gabi. «Es un chaval humilde, pero tendría que hacer una reflexión sobre cómo debe actuar. En Brasil lo ven parte del “show”, pero aquí se ve como una falta de respeto», aseguró Xavi en «Sport».