Atletismo

Orlando Ortega, séptimo en la final de 110 metros valla: «Estoy cabreado»

Orlando Ortega, corto de preparación por las lesiones, se queda fuera del podio en 110 vallas

Ortega, al fondo, mientras el jamaicano McLeod celebra su triunfo
Ortega, al fondo, mientras el jamaicano McLeod celebra su triunfolarazon

Orlando Ortega, corto de preparación por las lesiones, se queda fuera del podio en 110 vallas

La realidad, a veces, puede más que la ilusión. La ilusión de Orlando Ortega era la siguiente: estoy en la final de 110 vallas en el Mundial de Londres, quiero luchar por las medallas, incluso por el oro. La realidad fue ésta: corto de preparación por culpa de las lesiones, terminó séptimo. Un resultado bueno dadas las circunstancias, con un pero: si hubiera hecho, por ejemplo, la marca de las semifinales (13.23), se habría colgado la medalla de bronce. Conclusión: «Estoy cabreado. Decepcionado». El corredor de origen cubano, que es subcampeón olímpico, es ambicioso y veía el objetivo muy cerca, a una carrera. «Pero no salió como deseaba», dijo.

Y no salió porque al final se quedó sin energía en una prueba tan técnica y con tanta competencia. Estaba el campeón olímpico (McLeod), el campeón del mundo (Shubenkov) y el hombre que tiene el récord del mundo (Merritt). Con todo eso al lado debía recorrer los 110 metros en los que hay que sortear 10 vallas que miden 1,06 de alto. Los atletas son locomotoras a todo trapo que tiene que saltar un obstáculo cada cuatro pasos, más o menos. Un fallo y estás muerto. El pie se queda en una valla, y vas al suelo. Todo milimétrico. Pero ahí no suele equivocarse el español, muy fino en la ejecución. Sí falla a veces en la salida, pero ayer tampoco estuvo ahí el problema. No arrancó mal, y en el primer tercio de carrera estaba en la disputa por las medallas. Pero la parte final se le atragantó, lo que demuestra su falta (forzosa) de entrenamiento: aparte de los eternos problemas de rodilla, sus dos piernas estallaron hace poco. Rotura de fibras en los isquiotibiales de ambas. Así, mientras el resto volaba, él no avanzaba. Y quien más voló fue el jamaicano McLeod, otra vez, el único que pudo con él en los Juegos de Río hace un año, invencible también ayer con la mejor marca de la temporada (13.04). A la izquierda de Orlando, el ruso que participa bajo bandera neutral, Sergey Shubenkov, le pasó como una exhalación para dirigirse hacia la plata. La sorpresa la dio el húngaro Baji con el bronce. Séptimo entró Ortega, ya con su enfado, que no tardará mucho en pasársele: «Hay que seguir».