Real Madrid
Tres días para cambiarlo todo
El Madrid vuelve hoy al trabajo con Benítez al mando y cuatro entrenamientos por delante para mostrar otra cara ante la Real.
Rafa Benítez cumple hoy 207 días al frente del Real Madrid, pero los más importantes serán los próximos tres. Los que van desde la vuelta al trabajo hoy tras el pequeño parón navideño hasta el miércoles a las cuatro de la tarde, cuando el equipo regrese a la competición y al Bernabéu para enfrentarse a la Real Sociedad. Hace justo un año, precisamente en Anoeta frente al conjunto donostiarra, el Barcelona ardía tras una derrota y un mal arranque de curso. Messi había discutido a gritos con Luis Enrique y algunos medios daban por segura la inminente destitución del técnico. Ahora, el Barcelona acaba de ganar su quinto título de seis posibles y mira con buena cara el primer semestre de 2016 en busca de seguir sumando y ser el primer equipo capaz de ganar dos Ligas de Campeones seguidas.
En el punto en el que se encontraba el Barcelona a comienzos de 2015 se encuentra ahora el Real Madrid de Benítez, que ayer regresó a España tras su retiro casi espiritual en su casa familiar de Liverpool. Desde allí habrá escuchado las noticias que daban por segura su marcha incluso antes del próximo miércoles. La realidad es que Rafa sigue al frente del sueño que siempre tuvo en su larga carrera como entrenador y que vio cumplido con lágrimas en los ojos el 3 de junio, cuando fue presentado en el palco de honor. Era su gran aspiración, que en seis meses amenaza con convertirse en una mala experiencia, aunque tiene tres días para evitar que esto sea así y emprender el mismo camino que el Barcelona aquel día en el que todo parecía derrumbarse en San Sebastián.
Benítez dispone de otra oportunidad para hacer que todo cambie. Son varias las misiones que tiene por delante a partir del reencuentro esta mañana en Valdebebas para dar la vuelta a una situación complicada. Necesita volver a recuperar la confianza de su vestuario. Que sus futbolistas vuelvan a ver en él al líder de un proyecto que para nada tiene todo perdido. En el proceso de ir adaptándose a sus métodos de trabajo, la plantilla ha perdido el «feeling» con su entrenador, algo que ha repercutido en el trabajo del grupo sobre el campo. Lo que a comienzos de temporada era una presión sin balón más ordenada y trabajada que otras temporadas, se ha convertido en un equipo en el que cada uno «aprieta» al rival a destiempo y se parte fácilmente en el centro del campo. El Madrid da síntomas de equipo en construcción, algo que no mostraba en verano, y en ello debe trabajar el técnico en lo que queda de año.
También, en conseguir la solidez defensiva necesaria en todos los proyectos de Benítez y que en este Madrid parece sólo un espejismo de pretemporada. El Madrid es el equipo más goleador de la Liga BBVA, pero esto no le ha servido para ser líder o para que las sensaciones sean buenas. Hasta los diez tantos al Rayo fueron metabolizados como una derrota por el mal comienzo de partido y los pitos a Benítez ya desde que la alineación es recitada por megafonía. Necesita el entrenador recuperar el nivel colectivo y también el individual de algunos de sus futbolistas, que no han alcanzado con él su mejor versión. Hacía tiempo que Cristiano no estaba entre los dos mejores goleadores del campeonato. Ahora mismo es quinto y por primera vez su media está por debajo del gol por partido que acredita desde que viste de blanco. Benítez es consciente de que su futuro estará unido al del rendimiento de sus estrellas, por eso mantiene su confianza en Bale y ha normalizado la relación con James.
Aunque es fútbol ficción, si el Madrid hubiera ganado en Villarreal, estaría ahora un punto por delante del Barcelona con un partido más. Un dato irreal, pero que demuestra que la cosa puede no ser tan catastrófica. Por eso Benítez tiene una nueva oportunidad: un doble entrenamiento hoy (11:00 y 16:00), otro mañana y otro el martes para que el equipo transmita sensaciones distintas ante la Real. Luego llegará Mestalla, el lugar donde el año pasado empezó a torcerse todo. Quizá ahora sea el punto de partida.
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