Atletismo
Medallas manchadas
Un informe señala que no se actuó contra dos tercios de los controles sospechosos de dopaje en atletismo, muchos de campeones olímpicos
Un informe señala que no se actuó contra dos tercios de los controles sospechosos de dopaje en atletismo, muchos de campeones olímpicos
Faltan apenas 20 días para que se disputen en Pekín los Mundiales de Atletismo (del 22 al 30 de agosto), y un nuevo escándalo ha sacudido las entrañas del deporte rey de los Juegos Olímpicos, y del propio olimpismo: un informe revelado por el diario inglés «The Sunday Times» y por la televisión pública alemana ARD asegura que apenas se sancionó a un tercio de los atletas que dieron resultados sospechosos en controles antidopaje desde que comenzó el siglo XXI. En concreto, ambos medios han tenido acceso a 12.000 controles que están en el banco de datos de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y que fueron realizados a más de 5.000 atletas entre 2001 y 2012, en Mundiales y Juegos Olímpicos. Ofrecieron esa información a dos expertos, que concluyeron que más de 800 de esos deportistas dieron, una o varias veces, resultados «muy sugerentes» de dopaje o «anormales», según las informaciones publicadas, pero contra dos tercios de ellos no se actuó. Los datos desvelados son muy graves porque entre los 800 atletas hay 146 medallistas, incluidos 55 de oro. Respecto a los últimos Juegos, los disputados en Londres en el año 2012, hablan de diez campeones entre los sospechosos. No dieron los nombres de ninguno de los supuestos «dopados», pero sí excluyeron a dos de las principales figuras del atletismo: el jamaicano Bolt, la gran estrella de la velocidad, y el británico Mo Farah, el rey del fondo. Sus valores son normales.
De lo que sí hablan el periódico inglés y la televisión alemana es de países, colocando a Rusia al frente de los supuestos «tramposos» y de los más beneficiados al no tomarse medidas contra ellos, con más de la mitad de los resultados en entredicho: 415. Kenia aparece después con 77. En la lista también figura España, por detrás de países como Ucrania, Grecia, Turquía o Brasil. Y está Gran Bretaña con al menos seis atletas dudosos, entre ellos «uno de altísimo nivel».
El escándalo es mayúsculo porque pone en entredicho el sistema, la limpieza global del deporte, no de un particular. «La AMA está muy perturbada por estas nuevas acusaciones», aseguró Craig Reedie, presidente de la Agencia Mundial Antidopaje, organismo creado en 1999 a raíz del escándalo del equipo Festina de ciclismo. «Son acusaciones salvajes, una extensión de las ya anunciadas en diciembre de 2014 en otro documental de la ARD, y dada su naturaleza, los datos serán inmediatamente entregados a la Comisión Independiente de la AMA para una mayor investigación», continuó Reedie. Mientras, la IAAF, señalada directamente como cómplice, asegura ser «consciente de las graves acusaciones hechas contra la integridad y competencia» de su «programa de lucha contra el dopaje», pero habla de que las conclusiones se basan en «datos médicos que han obtenido sin permiso», por lo que podrían tomar medidas para «proteger los derechos de la IAAF y de sus atletas».
Las informaciones indican las pruebas de 1.500 y 20 kilómetros marcha como las más irregulares y entre los métodos de dopaje presuntamente utilizados se refieren a transfusiones de sangre y a microdosis de eritropoyetina (EPO) para aumentar el rendimiento. Lo más grave es que alguna de las muestras analizadas daban unos valores que ponían en riesgo al propio deportista, ya que le da una alta posibilidad de sufrir un infarto. Otro de los datos llamativos señala que en algunas pruebas los tres inquilinos del podio tenían datos sospechosos.
Mo Farah-Bolt, dos figuras fuera de sospecha
La información publicada no da ninguno de los nombres sospechosos, pero sí matiza que dos de las principales figuras no están entre ellos. Son Usain Bolt, doble campeón olímpico y plusmarquista mundial en 100 y 200, y Mo Farah, que hizo doblete en Londres al ganar el 5.000 y el 10.000. El jamaicano siempre se ha mostrado duro con los tramposos y con aumentar las sanciones. El fondista británico ha tenido que hacer frente hace sólo unos meses a sospechas de dopaje, por saltarse dos controles antes de los Juegos y por su relación con en el técnico Alberto Salazar, relacionado presuntamente con prácticas ilegales.
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