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El fin del «tupper» y la comida basura en la oficina

ApetEat es un servicio para empresas que lleva comida casera y sana a la oficina. Desde 2016, opera en Madrid y sus alrededores, pero pronto aterrizará en Barcelona y Valencia

Equipo ApetEat
Equipo ApetEatlarazon

Comer en la oficina no es del gusto de todos, pero aún no existe ese trabajo ideal que permita degustar un plato de cocina casera en nuestro hogar durante todos los días de la semana. Ante la irremediable obligación de satisfacer las necesidades básicas alimenticias de nuestro cuerpo durante el tiempo de trabajo, algunos optan por el «tupper», otros prefieren bajar al bar de enfrente –si es que hay– o se decantan por la comida basura, la solución más fácil y menos saludable. El mundo empresarial está comenzando a optar por fórmulas que facilitan a los empleados la conciliación entre el trabajo y su vida personal. El teletrabajo y la jornada intensiva en verano son algunas de ellas, pero también existen los almuerzos como beneficio para la plantilla –o «lunch as benefit», como se conoce en la jerga–.

La demanda por cubrir es grande, ya que solo en Madrid hay un millón de personas que paga una media de 10 euros diarios por comer durante su descanso en el trabajo, según los datos que maneja ApetEat, una empresa del sector de reparto de comida. Este tipo de compañías busca dar una solución a aquellas empresas que quieren subvencionar el almuerzo de sus empleados para que no tengan que llevarse la comida en un «tupper» o recurrir al típico sándwich de cangrejo de la máquina de «vending». Esta «start-up» comenzó a funcionar en septiembre de 2016 y ha servido ya más de 250.000 almuerzos a más de 20.000 trabajadores de 2.000 empresas, entre las que se encuentran Amazon y Sacyr. Por el momento solo opera en Madrid y sus alrededores, pero pronto aterrizarán en Barcelona y Valencia. Cada trabajador, tenga su empresa firmado un acuerdo con ApetEat o no, puede seleccionar lo que quiere comer a través de la página web. Una vez realiza el pedido, se recibe en las oficinas y se prepara. Posteriormente, se lo entrega al responsable que selecciona los platos, comprueba que todo esté correcto y deposita el pedido en unas estanterías para que los repartidores puedan recogerlos. Actualmente, dispone de una amplia carta de platos, pero dar con el mejor menú no ha sido una tarea fácil. «En función de los hábitos de consumo de nuestros clientes, de la estacionalidad y de las modas, se van haciendo pruebas. Nuestra nutricionista diseña las recetas junto al jefe de cocina y se realizan pruebas hasta que damos con la tecla», explicó Pablo Samaranch, cofundador y director ejecutivo de ApetEat. Su objetivo no es generar unas experiencias gastronómicas como cuando se sale a cenar con los amigos durante el tiempo de ocio. Tienen presente que su cliente está en el trabajo y quiere comer en media hora. «Estás en la oficina y quieres unas lentejas y una pechuga de pollo. Cuando empezamos, pensamos que teníamos que hacer platos más rebuscados, pero al final somos como el menú del bar de abajo, pero digital», comentó Samaranch. Prueba de esa sencillez que busca el cliente es que el ítem más vendido es el plátano porque es lo más cómodo de comer.

Los clientes también pueden disfrutar de platos más «especiales», como el pollo con quinoa y salsa masala. Eso sí, sin dejar de lado las recetas clásicas. Por el momento, el servicio de reparto funciona de lunes a viernes, aunque algunos clientes que trabajan durante el fin de semana deciden pedir doble antes del sábado para tener la comida lista desde el día anterior.

Un millón facturado

Comenzaron con un equipo muy pequeño y ahora tienen 30 personas en plantilla –con el almuerzo subvencionado–, acaban de estrenar oficina y han cerrado una ronda de financiación de un millón de euros. ApetEat facturó casi un millón de euros en 2018, un 250% más respecto al año anterior. La previsión para este año es alcanzar los 1,5 millones. «Lo nuestro no es vender mochilas, ni gafas. Cada pedido hay que gestionarlo, cocinarlo, prepararlo y llevarlo. Tenemos que tener un crecimiento alto, pero sostenible. De lo contrario, morirías de éxito», añadie Samaranch.

Respecto a su expansión hacia la Ciudad Condal y Valencia, el 90% de su carta será igual que la de Madrid, pero habrá un 10% de platos propios de cada zona porque «no puedes poner unos callos a la madrileña en Barcelona, ni un trinxat de la Cerdaña en Madrid». En ese sentido, el primer destino internacional en el que quieren aterrizar es Lisboa porque tiene una dieta y una cultura similar a la española, además de su cercanía. No obstante, el salto hacia el mercado luso no llegaría hasta 2021 y no descartan otras ciudades europeas como Milán. Por otra parte, el desembarco en ciudades del centro de Europa resulta más complicado, pero «adaptando la oferta seguro que funciona», añadie Samaranch.