La crisis del euro

Austeridad frente a crecimiento en Europa: los ajustes imposibles

Cinco años de «obediencia» a Alemania no han terminado de corregir los desequilibrios contables. Se extiende la opinión de que Europa necesita algo más que austeridad para liquidar el déficit

Austeridad frente a crecimiento en Europa: los ajustes imposibles
Austeridad frente a crecimiento en Europa: los ajustes imposibleslarazon

La austeridad draconiana impuesta por Alemania a los países del sur no funciona. O al menos, no a este ritmo. Es una de las conclusiones de la cumbre del FMI en Washington de voces tan poco heterodoxas como Christine Lagarde, que echó un capote a España sobre la flexibilización del calendario de déficit en medio de las negociaciones con Bruselas sobre una prórroga.

No es la única. «Ahora hay una opinión más extendida, incluida la propia Comisión Europea, de que sólo siendo duros con las finanzas públicas no es suficiente para obtener los resultados deseados, ya que la caída del crecimiento económico acaba empeorando los déficit públicos», señala Fabian Zuleeg, el economista jefe del «think tank» European Policy Centre establecido en Bruselas. «A la vez, la sostenibilidad fiscal sigue siendo importante para asegurar que la financiación de la deuda no sube a niveles insostenibles».

Romper la dinámica

Otros mandatarios europeos también alertan sobre la necesidad de terminar con círculos viciosos. François Hollande ha anunciado esta pasada semana que no le cuadran las cuentas, que no llegará a la ortodoxia del 3% de déficit este año y que superará esta cifra en siete décimas. Según aseguró el presidente de la República Francesa en la sede de la OCDE: «Lo que quiero es la seriedad presupuestaria, indispensable para el desendeudamiento, pero también el crecimiento, sin el cual no se reducirá del déficit».

El panorama que ofrece la zona euro en términos globales resulta desolador. El FMI constata tres velocidades: los países emergentes motor del crecimiento, Estados Unidos, que aguanta el tipo y, en el furgón de cola, la vieja Europa y Japón.

Lo que está claro es que la palabra crecimiento aparece en los titulares de los periódicos, pero no en la realidad. Por eso, una de las bazas que Bruselas está barajando consiste en tender la mano con la austeridad a la vez que exige redoblar los esfuerzos en las medidas estructurales en otro difícil equilibrio entre tira y afloja. Parece que ése va a ser el caso de España y también de Francia.

Déficiy y tiempo

El «think tank» Bruegel, en el informe «El problema del crecimiento económico europeo y qué hacer», debatido por los Veintisiete en el Ecofín de Irlanda, también apuesta por ir echando el freno en la carrera de los recortes. «La velocidad apropiada en el ajuste fiscal es primordial. La velocidad de la consolidación fiscal se debe adaptar a la realidad de las economías europeas estancadas».

Sobre la combinación entre tijeretazos y reformas este «think tank» asegura en otro párrafo que «se debería poner énfasis a las medidas estructurales con un impacto a medio plazo. Las reformas en los sistemas de pensiones son una manera creíble de aumentar la sostenibilidad de la deuda y permitir un camino más lento de consolidación fiscal».

Para conseguir el tan ansiado crecimiento, Bruegel propone el saneamiento en profundidad de los bancos europeos para que abran el grifo del crédito a familias y empresas; que los países periféricos incrementen su competitividad moderando salarios y aumentando exportaciones; un mayor papel del Banco Europeo de Inversiones y fondos europeos para los países en recesión.

Buscar el equilibrio

En estos momentos, los países periféricos, entre ellos España, se están moviendo desde el déficit en su balanza de pagos al superávit, debido al incremento de las exportaciones, pero también al declive de su consumo, que ha reducido de manera drástica las importaciones. Pero mientras en nuestro país las exportaciones son el 30% del PIB, en Alemania ascienden al 50%

A pesar de esto, la tradicional locomotora europea, se está parando y sus cifras de crecimiento resultan muy débiles. El siguiente interrogante es lógico: ¿debe Alemania reconsiderar su modelo de crecimiento para que haya un mayor equilibrio en la zona euro? España y Francia han pedido a Berlín, sin éxito, que estimule su demanda para aumentar el consumo.

Para Zuleeg, «los desequilibrios en la unión monetaria no deben ser sólo asumidos por los países en crisis. Además, un mayor equilibrio y un crecimiento menos dependiente de las exportaciones sería beneficioso para los países triple A». La ralentización del crecimiento en Alemania «puede enfatizar que hay todavía un riesgo sistémico que afecta a toda Europa».

Los triple «A» contra los países «pigs»

Esta crisis está acentuando los peores clichés ente los países deudores y los acreedores, los virtuosos triple A y los pecadores PIGS, los ahorradores protestantes y los despilfarradores católicos. El editorial del diario alemán «Die Welt» titulado «Cuestión de decencia» lamenta las caricaturas de Ángela Merkel con el bigote de Adolf Hitler presente en muchas manifestaciones del sur de Europa, a la vez que se dicen cosas tan duras como que el nivel de corrupción de los países meridionales es comparable al del Tercer Mundo o que en Italia, España, Chipre o Grecia «la palabra buen gobierno parece ser una palabra extranjera». Si en los países del sur están prosperando partidos de extrema derecha o izquierda en contra de Europa como el Amanecer Dorado griego, en Alemania hay algunos que creen que la moneda única no es un buen invento. Un nuevo partido anti-euro concurrirá a las próximas elecciones generales en Alemania, el primero de corte euroescéptico nacido en la tierra de Ángela Merkel. Propone la disolución ordenada de la zona euro y la vuelta al marco.