Lima
Campeones en crecimiento
Desgraciadamente, el FMI ha tenido que revisar a la baja sus previsiones de crecimiento para este año en su reunión anual en Lima. Prevé que la economía mundial logrará una expansión del 3,1% en 2015. Los principales motivos de la ralentización son el descenso del crecimiento en China, su consiguiente impacto sobre los países que exportan especialmente materias primas, el golpe que para los exportadores de hidrocarburos supone la caída brusca de los precios energéticos, el encarecimiento del crédito para los emergentes ante la inminente subida de tipos de interés en EE UU y las tensiones geopolíticas. España lógicamente no es inmune a estos fenómenos. Pero en 2015 podemos presumir del hecho de que nuestro PIB crecerá un 3,1%, superando ampliamente el promedio de nuestros socios de la UE (1,9%), a EE UU (2,6%), a Reino Unido (2,5%), Alemania (1,5%) y al promedio de los países desarrollados (2%). Superaremos a todos los integrantes del G7, y entre los miembros del G20 (muchos de los cuales parten de una base más reducida) en 2015 únicamente nos sobrepasarán en crecimiento India, China, Arabia Saudí e Indonesia. En el segundo trimestre de 2015 nuestro PIB ya registró un crecimiento interanual del 3,1%. Nuestras exportaciones batieron nuevamente otro récord en el primer semestre. Se crearon 477.000 empleos en el último año, y desde mediados de 2014 a finales de 2015 habremos creado más de un millón de empleos.
Nuestro modelo ahora sí es sostenible porque la reducción de costes nos ha afianzado como una potencia exportadora de bienes con alto valor añadido. No sufriremos demasiado por el frenazo de China y otros emergentes porque nuestras principales exportaciones son vehículos, maquinaria, bienes de equipo, productos químicos y alimentos y bebidas, productos que, a diferencia de las materias primas y la energía no se resienten tanto de la crisis de los BRICS. El incremento del consumo, la inversión y la construcción garantizan un modelo de crecimiento equilibrado, que podría acelerarse en lo que queda de año debido a un nuevo récord de entrada de turistas.
Nuestras pymes se han apretado el cinturón y consiguen incrementos de exportaciones a mercados difíciles. Hemos recortado dramáticamente el déficit comercial y, excluyendo energía, resgistramos superávits. Según el FMI, somos el único país desarrollado donde la productividad laboral continúa aumentando a un fuerte ritmo. Además de nuestra industria, mantenemos potentes sectores agrícola y pesquero, encabezamos los ránkings mundiales en atracción de turistas y crece el peso de los sectores de la nueva economía (energías renovables, biomedicina, TIC). El Tesoro vende bonos a diez años al 1,83%, a años luz del 7% del verano de 2012. Habiendo registrado un ajuste tan meritorio mediante una devaluación interna, muchos españoles ven el vaso medio vacío. Los demagogos y la prensa poco rigurosa les suministran dosis diarias de crónicas de corrupción y un PSOE que compite con un Podemos que fue financiado por el régimen de Chávez desanima con mentiras.
La Justicia española ha imputado a más de doscientos banqueros y políticos. Algunos acabarán sirviendo penas de cárcel. Los estudios demuestran que la magnitud de la economía sumergida es tal que la tasa real de paro se encuentra alrededor del 15%. Es comprensible que empleados, empresarios, consumidores, pensionistas y funcionarios no estén contentos con los recortes salariales, aumentos de impuestos o ajustes que nos han permitido recuperar competitividad y liderar el mundo desarrollado en crecimiento en 2015. Pero los Presupuestos Generales del Estado para 2016 han devuelto pagas extras, aumentado las pensiones y reducido el IRPF. Después de haber realizado un esfuerzo colectivo tan meritorio, sería muy triste que los partidos que nos llevaron a la crisis e ideologías trasnochadas desbarataran los éxitos conseguidos por la sociedad española en menos de cuatro años.
*Profesor EAE Business School
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