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«Tsipras ha sido cobarde por convocar un referéndum»

Cola de ciudadanos en los cajeros de Alpha Bank en Atenas
Cola de ciudadanos en los cajeros de Alpha Bank en Atenaslarazon

Los atenienses colapsan los cajeros durante el día y la noche por miedo a un inminente «corralito»

Son las tres de la madrugada en el barrio de Kypseli. En esta zona residencial de la capital griega tan sólo pasan coches en una noche normal. Ayer, en cambio, muchas personas esperaban en fila delante de los cajeros automáticos en la avenida principal. Escasos minutos antes, el primer ministro heleno, Alexis Tsipras, había aparecido en televisión para anunciar la convocatoria de un referéndum el próximo domingo.

«Ya nadie confía en Tsipras», apuntaban frente a una sucursal de Piraeus Bank. Algunas de las personas que se encontraban en la calle en aquel momento aprovechaban para sacar dinero justo entonces. Otros, bajaron expresamente de casa en zapatillas. La mayoría, enfurecidos con las turbulencias de los últimos meses. «Acabo de salir del trabajo y lo primero que he hecho es pasar por un cajero para sacar 500 euros», asegura un hombre de 43 años, «pero imagina la pobre gente anciana que mañana por la mañana se levante y no pueda sacar dinero». Para Nikos, el control de capitales iba a producirse ayer mismo. Aunque al final no fue así, la mayoría de los que esperan en la cola comparten la idea de que un corralito es inminente.

Unos metros más abajo, en frente de un Alpha Bank, otras diez personas aguardan turno para retirar su dinero. «Cobarde», vocifera un hombre mayor en referencia a la decisión de Tsipras. Para algunos de los presentes en las colas, convocar el referéndum era la solución «más fácil», porque «así el Gobierno se quita la responsabilidad de encima», pero sólo sirve para «alargar el desconcierto». Los cajeros de Alpha Bank tenían las colas más largas, pues la entidad anunció ayer por la noche que cerraba temporalmente el servicio bancario on-line. Es decir, una especie de ciber-corralito.

Sobre su voto en el referéndum, Nikos lo tiene claro, votará «sí», porque «quiero seguir en la Unión Europea y no que nos convirtamos en África». Aunque la pregunta del referéndum consistirá en aceptar o no el acuerdo de las instituciones, muchos de los griegos perciben la consulta como un plebiscito para continuar o no en el euro, e incluso en la UE. «¿Qué pasará si sale que “no”? ¿Entonces los acreedores aceptarán nuestra propuesta? No lo creo», considera Maria Patsopoulou. Ella ha acudido al cajero automático a primera hora de la mañana para retirar la pensión completa de su madre, 600 euros, que recibió ayer. Ante la duda, Maria prefiere tener el dinero en casa. «En la televisión no han dejado de poner imágenes de cajeros con filas de gente durante la noche. Ha sido espontáneo: verlo, vestirme y bajar aquí», explica esta mujer de 34 años.

Otras, como Maria Stavropoulou, de 66 años, siempre han sacado el dinero íntegro de su paga justo cuando se efectúa el ingreso. Para esta pensionista, el referéndum era la «única solución y escapatoria» de Tsipras, aunque, como muchos otros partidarios de la consulta, piensa que «ha llegado demasiado tarde», cuando la situación financiera del país ya ha tocado fondo. A finales de 2011, el entonces primer ministro, el socialdemócrata Yorgos Papandreu, amenazó casi con la celebración de un referéndum sobre la firma del segundo programa de rescate. «Al final no tuvo el valor de llevarlo a cabo y mira lo que le pasó», señala. Tuvo que convocar elecciones anticipadas en 2012, que perdió ante los conservadores de Nueva Democracia y que marcaron el inicio de la debacle del partido socialista heleno (Pasok).

Para la jubilada, el primer ministro izquierdista ha tenido el valor de enfrentarse a las instituciones y luchar «por la dignidad del pueblo». Una frase repetida por el propio Tsipras en su discurso nocturno. Maria votará «no» al acuerdo, «porque Grecia no puede estar peor después de cinco años de austeridad». Las imposiciones de recortes por parte de la troika han mermado la confianza de los griegos hacia los socios europeos. Pese a que las últimas encuestas indican que entre un 60% y un 70% de la población prefiere mantenerse en la moneda única, cada vez son más los que optan por la ruptura con el euro y la UE, especialmente tras las nuevas exigencias durante esta semana después de que Atenas otorgase grandes concesiones el lunes.

«La UE ha dejado de ser “unión”. No les importamos. Y si Grecia se va fuera, la UE dejará de ser Europa, porque es una palabra griega», apunta Yorgos Dedes, un taxista que perdió su empleo como joyero. Para él, la solución es abandonar el euro, «una moneda que fue ilusionante y que ahora no tiene sentido». Yorgos ha anotado la intención de voto de las personas que se han subido al taxi durante la mañana: seis se decantan por el «no» y ninguna por el «sí». Un amigo suyo le llamó por la mañana para avisarle del referéndum. «Lo primero que hice fue retirar 500 euros del cajero. Lo máximo que permite mi banco por día y la mitad de mis ahorros».