Economía

El ERE vuelve al vocabulario

Los Expedientes de Regulación de Empleo crecieron un 25% en los primeros ocho meses del año, con especial contundencia en la industria. El enfriamiento comercial, la digitalización, el nuevo modelo de empleo y futuras políticas más rígidas han sido las causas de este incremento

Vesuvius ha creado 1,5 millones de parados, muchos mayores de 50 años que no han vuelto a trabajar. Algunos despidos se han resuelto recientemente
Vesuvius ha creado 1,5 millones de parados, muchos mayores de 50 años que no han vuelto a trabajar. Algunos despidos se han resuelto recientementelarazon

Los Expedientes de Regulación de Empleo crecieron un 25% en los primeros ocho meses del año, con especial contundencia en la industria. El enfriamiento comercial, la digitalización, el nuevo modelo de empleo y futuras políticas más rígidas han sido las causas de este incremento

La palabra más temida por los trabajadores entre 2009 y 2015 se ha vuelto a colar en nuestro vocabulario. ERE (Expediente de Regulación de Empleo) fue el mecanismo más usado para ahorrar costes de un solo golpe, despedir empleados de manera masiva y permitió que España avanzase a pasos agigantados hasta que una de cada cuatro ciudadanos activos se quedó en el paro. Un drama que, gracias a la mejor situación económica, se había disuelto hasta ser una silueta del pasado. Sin embargo, en 2019 ha recuperado su forma más terrorífica. En los primeros ocho meses del año los afectados por un ERE han aumentado un 25% respecto al mismo periodo de 2018, sumando 49.227 empleados perjudicados.

Y el último trimestre promete seguir una tendencia, si cabe, más pesimista. Sobran los ejemplos. Desde septiembre han anunciado un ERE, Bimbo para 290 trabajadores, Norwegian para los 150 de su base de Madrid, Nissan para 600 en su fábrica de Barcelona, Ryanair para 432 de su negocios en España, Gaes para 188, Vesuvius para 128, Dia para 210, ABB para 59...Este incremento de los ERE, manifiesta la secretaria de empleo y cualificación profesional de Comisiones Obreras, Lola Santillana, se debe a “la desaceleración en la cual estamos inmersos no solo el país, sino también Europa y el resto del mundo, tanto como a las incertidumbres comerciales”. Este último aspecto perjudica, sobre todo, a la industria, el sector que más exporta e importa.

Y precisamente es en el que los ERE planean con más contundencia en los últimos meses, con una variación interanual del 38,5% de los afectados por este tipo de despidos. El enfriamiento del comercio internacional ha provocado que las empresas industriales vendan menos al exterior y, como consecuencia, han reducido su producción. De esta manera, no requieren de tantos empleados y, por ese motivo, se han suspendido 23.001 contratos en el sector.

El siguiente sector que ha registrado una mayor variación intertanual ha sido el de la construcción, con un 27,6%. No todas las empresas del ladrillo se han podido recuperar tras la burbuja inmobiliaria, sobre todo porque España se ha quedado con muy poco suelo finalista para construir. Al menos no el suficiente como para que todas las compañías puedan sobrevivir. Algunas lo han intentado hasta la saciedad pero han arrastrado demasiados problemas financieros del pasado hasta que sus cuentas han dicho basta.

Por ejemplo, Teconsa, en concurso de acreedores desde septiembre con una deuda de 204 millones de euros, ha planteado un ERE para 460 trabajadores, el 72,4% de su plantilla. Situación similar a la de Oproler Obras y Proyectos S.L, que el mes pasado llegó a un acuerdo de ERE con sus empleados, que dejaron de percibir sus salarios antes de verano.

Dentro del sector servicios, las entidades financieras están siendo las que más EREs anuncian. En los últimos ejemplos podemos nombrar el de Caixabank (al que han solicitado adherirse casi 3.000 trabajadores que abandonaron su puesto en agosto), Santander (para más de 3.200 empleados, salidas que se ejecutarán de forma progresiva), Novo Banco (que afectará al 27% de la plantilla), Liberbank o Evo Finance.

En estos casos existen dos realidades, la de las pequeñas entidades con problemas financieros por la falta de rentabilidad y liquidez en un contexto de tipos de interés muy reducidos, por lo que necesitan ahorrar en costes para sobrevivir. Y la de las grandes empresas, con suficiente capacidad para soportar la vigente política monetaria, pero inmersas en un proceso de digitalización que conlleva un ajuste de la plantilla.

El negocio financiero ha pasado a ser virtual, por lo que las entidades han cerrado numerosas oficinas en los últimos años. Más de 20.000 en la última década. Por lo tanto, los empleados de las mismas han sido reubicados o, simplemente, despedidos alegando causas técnicas u organizativas (por cambios en los métodos, sistemas e instrumentos de trabajo). De hecho, 243 empresas han usado uno de estos dos argumentos para registrar un ERE en los primeros ocho meses de 2019.

Lo que da una idea del impacto en el mercado laboral de la digitalización, que supone un importante ahorro de costes en recursos, sobre todo humanos, a los bancos. Solo este año, Caixabank pretende ahorrar 80 millones gracias a este proceso, y 200 millones en cada ejercicio a partir de 2020. En el caso del Santander, esperan que su inversión en las nuevas tecnologías suponga un ahorro de 1.200 millones anuales a nivel global. Buena parte vinculado al personal que abandone la empresa no solo en España. En Polonia recortará el 11% de la plantilla y en Reino Unido cerrará casi el 20% de sus oficinas, las cuales dan trabajo a más de 1.200 empleados. Santillana, por su parte, cuestiona “la facilidad para poner en marcha un ERE con argumentos erróneos sobre la digitalización”.

La digitalización está trayendo consigo un nuevo modelo de empleo en el que, añade Santillana, “el único objetivo que tienen es abaratar los costes de las empresas, aumentar la producción y desvincularse de las relaciones laborales encubriéndolas con otro tipo de figuras como los falsos autónomos, teletrabajadores/as y/o prácticas no laborales muy extendidas”.

En definitiva, parece que la tecnología ha precarizado el mercado laboral porque las empresas han empezado a mantener una relación distinta con los empleados. Una relación que no es contractual. El secretario de Política Sindical de UGT, Gonzalo Pino, opina que “no se puede transmitir que las nuevas tecnologías van en contra de los derechos de los trabajadores. La digitalización ha de favorecer al conjunto de las rentas”.

Gran empresa VS Pyme

Las grandes empresas y las pymes tienen una manera diferente de enfrentarse a un ERE. Las de mayor capacidad “lo gestionan desde dentro (a través de sus equipos jurídicos y de recursos humanos), lo que puede ayudar a evitar el conflicto y que el expediente se solucione con más celeridad, cuenta Pino.

Sin embargo, el 93,3% de las compañías que han llevado a cabo un ERE en los primeros ocho meses de 2019 son pymes que no cuentan con los mismos recursos que las grandes empresas.

Las pymes no cuentan con departamentos con los que “gestionar el expediente con los sindicatos”, explica Pino, “así que nosotros no llegamos tanto a estas empresas cuya voluntad es la de dejar el conflicto en manos de despachos de abogados”.

Hay quien dice que todo es política, y últimamente hay que darles la razón por duplicado. Es omnipresente y también forma de este tema porque las reformas del próximo Gobierno se señala como uno de los motivos del ascenso de los ERE. En abril casi toda España tenía claro que el nuevo Ejecutivo sería de izquierdas, y para el 10-N, aunque las encuestas dan un resultado más ajustado entre ideologías, el PSOE sigue manteniendo serias posibilidades de gobernar. En este sentido, se espera que modifiquen la normativa laboral, aportándole mayor rigidez en materia de despidos y, por eso, las empresas se han adelantado para realizar cambios. Según Santillana, “las reformas laborales de 2010 y 2012 flexibilizaron las condiciones de los despidos y también las posibilidades de hacer EREs, por tanto muchas empresas se aprovecharon de estas circunstancias para reajustar plantillas y despedir”.

Hay otra decisión política a la que no se le puede echar la culpa del incremento de los EREs es a la subida del salario mínimo. Fuentes empresariales cuentan que la gran mayoría de los trabajadores que se han visto afectados, como los de la industria o los de la banca, tienen sueldos un buen trecho por encima del SMI. Así, el cambio legislativo no ha provocado una subida de sus salarios que hiciesen a las empresas valorar sus despidos.

Mantener la calma

Las mismas fuentes empresariales reclaman calma. Afirman que no hay que alarmarse porque los ERE hayan registrado un aumento del 25% internanual porque se parte de datos muy pequeños. Es decir, en el conjunto de 2018 solo hubo 39.395, una cifra tan baja que es normal que sufra incrementos pronunciados.

De hecho, los 49.227 EREs que se suman entre el pasado enero y agosto, explica esta fuente, siguen siendo menos de la mitad que los registrados en 2014 o una octava parte de los de 2009. Nos encontramos muy lejos de una situación de verdadera emergenciasocial como la vivida en aquellos años. Por último, recuerda que el 87,9% del total de los Expedientes de Regulación de Empleo que se han llevado a cabo este año han sido mediante un acuerdo y, de ese modo, “no estamos en una situación en la que se eche gente a la calle sin más”.

Aunque las aguas todavía mantengan cierta calma, si los afectados por un ERE continúan subiendo a este ritmo, en un par de años podríamos superar la barrera de los 100.000 anuales. Es especular, sí, pero también es estar alerta ante un futuro económicamente incierto.