Conciliación
El papel de la mujer en el mercado de trabajo aún tiene que sortear barreras
Las Naciones Unidas declaró en 1978 el día 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer en reconocimiento al papel que juega en el mercado de trabajo y en la sociedad, convirtiéndose así en un día de cierta reivindicación de la igualdad entre hombres y mujeres. Por ello, es interesante, coincidiendo con dicha onomástica universal, preguntarnos, al menos una vez al año, por la evolución de la participación de la mujer en el ámbito laboral y, en este caso, en nuestro país.
La verdad es que las cifras de participación laboral son incuestionables y el siglo XXI ha supuesto una reducción muy significativa del «gap» entre hombres y mujeres en el mercado laboral. Si observamos los datos de la población en edad de trabajar de los últimos 15 años, en el último trimestre de cada año vemos que el crecimiento general de esta población apenas diferencia entre géneros. En ambos casos, dicho crecimiento ha sido superior al 10% como consecuencia de la llegada de inmigrantes. En concreto, la población adulta total ha pasado de 35 millones a 38,7 millones (18,8 hombres y 19,8 mujeres) habiendo crecido un 10,4% en hombres y un 10,9% en mujeres.
Sin embargo, a partir de ahí la evolución de las cifras es bien distinta entre los hombres y las mujeres. Así, por ejemplo, en cuanto a población activa, las personas en edad de trabajar que desean hacerlo o lo hacen, ha crecido un 18,4% alcanzándose la cifra total de 22,8 millones. Este crecimiento superior de actividad frente a población en general se debe igualmente al factor inmigración, ya que quienes han venido a nuestro país estos últimos años, lo han hecho para, fundamentalmente, participar en el mercado de trabajo y, por tanto, computan como población activa. No obstante, si analizamos la población activa por género, ésta ha crecido muchísimo más en las mujeres que en los hombres. La actividad femenina se ha incrementado en estos últimos 15 años nada menos que en un 36,8% frente al 6% de los hombres. Este dato demuestra el tremendo cambio social que hemos experimentado. Hoy tenemos ya 10,6 millones de mujeres activas en nuestro mercado y aunque todavía el número de hombres activos es superior (12,2 millones), a estos ritmos de acercamiento, en breve deberíamos ver cifras de actividad muy próximas.
Este es un cambio social de gran calado, hoy las mujeres ya no se plantean vivir sin trabajar al tratarse de un componente esencial de su vida de manera muy similar a los hombres. Pero también es un cambio importante para las empresas que, en este tiempo, han abierto sus puertas a muchas mujeres generándose una sociología interna mucho más diversa que en el siglo anterior.
Lógicamente ese incremento de la actividad se ha traducido también en uno de la ocupación, las personas que realmente trabajan. Actualmente, tenemos 8,7 millones de mujeres ocupadas, con un crecimiento del 33% respecto al año 2002, dato muy por encima del crecimiento de la ocupación de los hombres que en este periodo arroja una tasa negativa del -1,4%; es decir, el número de hombres que hoy están ocupados es ligeramente menor que el número de hombres que lo hacían en diciembre de 2012, mientras que hoy tenemos muchas más mujeres ocupando un puesto de trabajo.
Durante este periodo en nuestro país se ha producido una importante crisis económica que ha destruido mucho empleo, especialmente entre 2008 y 2013. Sin embargo, la tasa de paro ha impactado más en los hombres, habiendo crecido un 83,5%, que en las mujeres que creció en este periodo un 56,9%. Esto puede explicarse por el hecho de que muchos de los puestos de trabajo que desaparecieron en los peores años de la crisis estaban ocupados por hombres, mientras que los puestos del periodo de recuperación (2014-2017) han sido ocupados indistintamente por trabajadores de ambos géneros, lo que ha generado una diferencia en cuanto a evolución de parados muy distinta entre géneros.
Finalmente, el dato más sorprendente es el de la población inactiva. En este caso, partíamos de una situación muy desigual entre géneros: 5,6 millones de hombres inactivos en 2002 frente a 10,2 millones de mujeres inactivas. Estas cifras se han igualado en estos 15 años al haberse incrementado un 16,5% el número de hombres inactivos y reducirse un 8,8% el de las mujeres inactivas. En el siglo pasado era muy frecuente que muchas mujeres estuviesen fuera del mercado de trabajo formando parte de la población inactiva durante toda su vida o durante un periodo muy prolongado de tiempo. Las mujeres que trabajaban lo hacían hasta el momento de contraer matrimonio o en el momento de tener el primer hijo, generando una «inactividad» de naturaleza social que hoy se ha reducido de manera muy notable al ser muy pocas las jóvenes que se plantean una vida sin trabajo.
Estas cifras nos demuestran el gran avance social que se ha producido y que tiene sin duda tres protagonistas. Por una parte, el cambio social producido que ha reconocido como normal la incorporación laboral de la mujer durante toda su vida en circunstancias de normalidad respecto a los hombres. En segundo lugar, las empresas, quienes han eliminado de sus políticas de gestión de personas las barreras que existían respecto a la mujer como fuente de empleo y creación de riqueza. Y, finalmente, el impulso de las administraciones para facilitar este movimiento hacia la igualdad de géneros. Aunque es verdad que se ha avanzado significativamente, tal y como nos demuestra nuestra estadística social, también es cierto que hay opciones de avance. Por ejemplo:
– Brecha salarial y de tipo de condiciones laborales.
– Gestión de la maternidad como periodo especial en la vida de la mujer trabajadora y que todavía hoy genera recelos en una parte de los empleadores.
– Renuncia de un porcentaje de mujeres brillantes a la carrera profesional cuando ésta entra en conflicto con la vida personal.
– Fomento de la presencia femenina en las carreras STEM.
Acceso de mujeres a los órganos de dirección y gobierno de las empresas. Todos ellos son ajustes que se tendrán que afrontar en el futuro inmediato. Es importante que, en este momento del año en el que celebramos el Día Internacional de la Mujer, reflexionemos sobre este hecho con la máxima de que no podemos renunciar al 50% del talento que produce nuestro país cuando, por ejemplo, el número de mujeres que estudian en nuestras universidades es superior al de hombres, con niveles de fracaso menor, en todas las titulaciones con la excepción de Ingeniería y Arquitectura.
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