Rescate europeo
El Eurogrupo aprueba el tercer rescate a Grecia
El Eurogrupo aprueba el tercer rescate y presiona al FMI para que contribuya antes de octubre
Europa acuerda inyectar 13.000 millones en Grecia este jueves. El Eurogrupo aprueba el tercer rescate y presiona al FMI para que contribuya antes de octubre
El Eurogrupo aprobó en la noche de ayer el acuerdo entre Grecia y sus acreedores internacionales sobre un tercer paquete de rescate valorado en un máximo de 86.000 millones de euros durante tres años. El primer tramo será de unos 26.000 millones. El primer cheque de 13.000 millones de euros se desembolsará el jueves. Los 3.000 restantes se irán desembolsando de manera progresiva durante el otoño. Asimismo, Atenas recibirá de manera inmediata 10.000 millones para la recapitalización de los bancos. Estos 10.000 millones irán a parar a una cuenta del fondo de rescate permanente.
Durante la jornada de ayer se evidenciaron importantes discrepancias sobre el papel del FMI y la sostenibilidad de la deuda. Unas fricciones que marcarán el rumbo de este tercer salvavidas durante el otoño y del que depende el pedregoso camino que debe emprender Atenas en los próximos años con un fantasma del «Grexit» que no se ha desvanecido completamente, aunque parezca algo más lejano que en el mes de julio.
En el acuerdo final, se han introducido algunas variantes respecto al texto técnico acordado con la troika. Uno de los más importantes es la aceleración de la puesta en marcha del fondo de privatizaciones por valor de 50.000 millones de euros. Una de las grandes novedades es que dentro de los activos de este fondo también se contabilizan los bancos griegos tras su recapitalización. Además, se ha garantizado que los depositantes de más de 100.000 euros, entre los que se encuentran las pequeñas y medianas empresas, no tengan que soportar quitas al igual que sucedió en Chipre.
Christine Lagarde no estuvo presente en Bruselas, pero se comunicó con los miembros de la zona euro a través de una videoconferencia. Según fuentes diplomáticas, el organismo multilateral mostró algunas discrepancias sobre la ambición del saneamiento bancario, la reforma de las pensiones y el calendario de reducción de deuda. A pesar de esto, el mayor punto de discrepancia se produce sobre la sostenibilidad de la deuda. El Fondo Monetario Internacional ha decidido presionar a los socios de la zona euro postergando el desembolso del dinero hasta el otoño. En su último informe sobre la economía griega, el organismo comandado por Lagarde calcula la financiación necesaria para Atenas hasta finales de 2018 en 85 millones y espera que la deuda se incremente hasta cerca del 200 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en los próximos dos años. Actualmente esta cifra es del 170% y ya se considera inviable.
En el año 2012 los países europeos se comprometieron a revisar este punto, aunque la negativa a una quita que suponga una condonación parcial resulta implanteable para Berlín que sólo la consentiría mostrando a Grecia la puerta de salida de la moneda única. España también se muestra firme en este punto y la rechaza de plano. Como alternativa se barajan periodos más generosos en la devolución de la deuda tanto del principal como de los intereses. El FMI apuesta por un periodo de gracia de 30 años. Aunque desde el punto de vista formal no es necesario que los acreedores desembolsen el dinero a la vez, políticamente esto complica la ratificación parlamentaria del rescate de los países considerados del ala dura. Fuentes diplomáticas aseguraban que estas capitales estaban batallando para un comunicado conjunto entre los miembros de la zona euro y el FMI en el que el organismo mostrará su compromiso con los rescates. Estos países europeos defienden la labor del organismo multilateral como garante de la puesta en marcha de reformas eficaces por parte de Grecia. La labor del Fondo desde el punto de vista técnico no se ha puesto en cuestión pero sus dudas sobre el desbloqueo del dinero suscitan preocupación en algunos países. Ni siquiera se conoce todavía cuál será su aportación, que rebajaría la cantidad que deben sufragar los contribuyentes europeos. En la rueda de prensa tras el acuerdo, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem ha calificado como «indispensable» la participación del Fondo.
La inestabilidad política de Grecia también suscita preocupación entre los socios europeos. La votación en el Parlamento heleno de las medidas consideradas prioritarias por parte de Bruselas, que incluían líneas rojas como privatizaciones, eliminación de subsidios y fin del régimen fiscal para las islas, han debilitado aún más a la coalición Syriza. Aunque Tsipras consiga salir respaldado de la moción de confianza que ha planteado, la Prensa griega no descarta elecciones anticipadas que, para complicar más el asunto, podrían tener lugar en el mes de octubre.
El ministro de Economía español, Luis de Guindos, a su entrada a la reunión recalcó que no puede haber «atajos» en el cumplimiento de las promesas. También señaló la importancia de que este rescate sirva para que Atenas pueda volver a crecer por sus propios medios. «No puede haber más programas. Grecia tiene que volver a crecer y a tener capacidad de financiarse en el mercado, ser capaz de solucionar sus problemas», declaró.
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