PIB
La zona euro frena su crecimiento al registrar tan sólo un alza del 0,4%
Detrás de la ralentización estarían, según el presidente del BCE, «factores temporales» como el clima, las huelgas o el adelanto de las vacaciones de Pascua
La economía de la eurozona creció un 0,4 % entre enero y marzo de 2018 con respecto al trimestre previo, lo que supone una ralentización frente a la fuerte expansión registrada al final de 2017.
Aunque todo indica que la crisis económica que ha sacudido la eurozona durante la última década puede darse por finalizada, no conviene lanzar las campanas al vuelo. Eurostat, la agencia estadística comunitaria, avanzó ayer el dato sobre el crecimiento económico de los países que comparten la divisa europea y que evidencia un frenazo en el ritmo de la recuperación. Tanto los 19 países que comparten el euro como el conjunto de los Veintiocho tan sólo crecieron un 0,4%, en el primer trimestre de 2018, una cifra muy menor si se compara con los tres trimestres precedentes, cuando el alza del PIB llegó al 0,7%. Si se desglosa este dato en términos anuales, el PIB cayó del 2,8% al 2,5%. España resistió bien durante los tres primeros meses del año con un registro del 0,7%, Francia presentó un incremento de tan sólo el 0,3% y se desconoce todavía el comportamiento de la economía alemana.
A pesar de la lógica incertidumbre, los principales organismos internacionales ya habían advertido sobre la ralentización en el crecimiento. Las causas son variadas y el propio presidente del BCE, Mario Draghi, ya vaticinó este escenario la última semana tras la reunión del último consejo de Gobierno de la entidad. Por el momento, el Eurobanco cree que estos factores responsables del frenazo son temporales, aunque existan elementos de inquietud en el horizonte. La falta de gobierno en Alemania durante cinco meses, el temporal de frío en buena parte del continente y las huelgas en el país de Ángela Merkel han dañado la producción industrial en los primeros tres meses del año.
Como factores de cara al futuro, destacan los tambores de guerra comercial entre EE UU y la UE. El nuevo ultimátum dado por Donald Trump que pospone hasta el 1 de junio una decisión definitiva sobre la subida arancelaria a las exportaciones de acero y aluminio europeas no suscita demasiada confianza. Además, la falta de competitividad del euro con el dólar lastra las exportaciones europeas y el incremento de los precios del petróleo, tras años de caídas, empieza a perjudicar a los socios del euro.
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